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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
Los que tenemos muchas de nuestras raíces en la entrañable Almedina, concretamente en la Plaza Galeno, donde se derramaron los años de nuestra infancia y nuestra juventud, vemos con ansiedad y cierta congoja cómo los políticos no han sabido mantener el Casco Histórico de la ciudad.
Hemos ido viendo la manera en que moría calle a calle todo un barrio, cómo desaparecían los negocios y hasta las sillas en las puertas en las que se sentaban los vecinos a buscar el fresco de la noche que subía del mar, pasaba por el parque camino de saludar y de postrarse a los pies de la monumental Alcazaba.
Me cuenta Magdaleno Cantero, que anda en el intento de sacar al Casco de la abulia en la que lo han metido los políticos, que no solo los pequeños pueblos ven como han ido desaparecido las entidades bancarias, en los barrios ha ocurrido algo parecido. Los cajeros de los que hablamos hace unos meses, y que siguen esperando algunos municipios, también han desaparecido del Histórico Casco almeriense. Vemos que el abandono no es solo para esos vaciados pueblos del interior, la capital, en sus zonas más deprimidas y olvidadas, como puede ser viejo corazón de la ciudad, ha visto esfumarse las entidades, sin ofrecerles la alternativa de un simple cajero.
Un amigo que lee de vez en cuando algún artículo, quería hacerme una corrección sobre el anterior en el que me acercaba a los cajeros, cosa que le agradezco en lo mucho que vale. Según él, no es el señor Baamonde el que manda en Cajamar, que cuando tenga que pedir algo a la entidad ahorradora me dirija al señor Yebra, que es el que de verdad tiene la primera y última palabra en la entidad ahorradora. Lo tendré en cuenta a partir de ahora, y cuando dentro de unos meses le tenga que recordar a Diputación y a Cajamar lo de los cajeros en los pequeños y vaciados pueblos, recordaré la corrección de mi amigo, y serán Javier Aureliano y Manuel Yebra Sola a los que les solicitemos alguna explicación sobre los mismos. Dejaremos en paz al señor Baamonde, que no parece tener la culpa de lo que ocurre en la entidad, según este buen amigo.
Una pregunta al presidente de la Diputación: ¿Con que entidad bancaria hizo el convenio de los cajeros que actualmente hay en la provincia? Se quejan en algunos de estos municipios por el cobro de la comisión a la hora de sacar dinero de los mismos, muy altos me contaba una vecina en Bentarique. Están satisfechos con el cajero, pero les parece excesivo el interés que les cobran por extraer parte de su dinero.
¡Su dinero, señores de la Diputación!
En cuanto al Casco Histórico, me parece Magdalena que tendrás que pedirle cita al señor Yebra, y que te explique (si es que lo puede hacer) qué lleva a una empresa almeriense como Cajamar a dejar a todo un barrio, el más señero y antiguo de la ciudad, sin un cajero donde los vecinos puedan disponer de su dinero los siete días a la semana y durante las veinticuatro horas del día.
Si te recibe un día de estos, ya me contarás la explicación que te ofrezca. Será bueno que los ciudadanos se enteren, y nosotros vayamos conociendo a estas empresas almerienses que dicen preocuparse mucho por los vecinos de nuestras tierra.
Las vacaciones son necesarias y de obligado cumplimiento por parte de las empresas, pero no creo que las mismas tengan que dejar sin servicio, como ha ocurrido a los vecinos de tres pueblos del río, Íllar, Huécija y Terque. Durante quince días de septiembre esos días a la semana que Cajamar ofrece servicio, dos en Íllar, dos en Huécija y uno en Terque, las puertas de estos establecimientos permanecieron cerradas. Estaba de vacaciones la persona que cubre el servicio. Y merecidas, dice uno. Pero, señor Yebra, cuando alguien se va de vacaciones, se entiende que la empresa pone un sustituto. Y nos hemos quedado con las ganas. Entiendo que el monopolio en los pueblos pequeños lo tienen ustedes, si no fuera así… qué lejos estaríamos de su omnímodo poder económico.
Hemos ido viendo la manera en que moría calle a calle todo un barrio, cómo desaparecían los negocios y hasta las sillas en las puertas en las que se sentaban los vecinos a buscar el fresco de la noche que subía del mar, pasaba por el parque camino de saludar y de postrarse a los pies de la monumental Alcazaba.
Me cuenta Magdaleno Cantero, que anda en el intento de sacar al Casco de la abulia en la que lo han metido los políticos, que no solo los pequeños pueblos ven como han ido desaparecido las entidades bancarias, en los barrios ha ocurrido algo parecido. Los cajeros de los que hablamos hace unos meses, y que siguen esperando algunos municipios, también han desaparecido del Histórico Casco almeriense. Vemos que el abandono no es solo para esos vaciados pueblos del interior, la capital, en sus zonas más deprimidas y olvidadas, como puede ser viejo corazón de la ciudad, ha visto esfumarse las entidades, sin ofrecerles la alternativa de un simple cajero.
Un amigo que lee de vez en cuando algún artículo, quería hacerme una corrección sobre el anterior en el que me acercaba a los cajeros, cosa que le agradezco en lo mucho que vale. Según él, no es el señor Baamonde el que manda en Cajamar, que cuando tenga que pedir algo a la entidad ahorradora me dirija al señor Yebra, que es el que de verdad tiene la primera y última palabra en la entidad ahorradora. Lo tendré en cuenta a partir de ahora, y cuando dentro de unos meses le tenga que recordar a Diputación y a Cajamar lo de los cajeros en los pequeños y vaciados pueblos, recordaré la corrección de mi amigo, y serán Javier Aureliano y Manuel Yebra Sola a los que les solicitemos alguna explicación sobre los mismos. Dejaremos en paz al señor Baamonde, que no parece tener la culpa de lo que ocurre en la entidad, según este buen amigo.
Una pregunta al presidente de la Diputación: ¿Con que entidad bancaria hizo el convenio de los cajeros que actualmente hay en la provincia? Se quejan en algunos de estos municipios por el cobro de la comisión a la hora de sacar dinero de los mismos, muy altos me contaba una vecina en Bentarique. Están satisfechos con el cajero, pero les parece excesivo el interés que les cobran por extraer parte de su dinero.
¡Su dinero, señores de la Diputación!
En cuanto al Casco Histórico, me parece Magdalena que tendrás que pedirle cita al señor Yebra, y que te explique (si es que lo puede hacer) qué lleva a una empresa almeriense como Cajamar a dejar a todo un barrio, el más señero y antiguo de la ciudad, sin un cajero donde los vecinos puedan disponer de su dinero los siete días a la semana y durante las veinticuatro horas del día.
Si te recibe un día de estos, ya me contarás la explicación que te ofrezca. Será bueno que los ciudadanos se enteren, y nosotros vayamos conociendo a estas empresas almerienses que dicen preocuparse mucho por los vecinos de nuestras tierra.
Las vacaciones son necesarias y de obligado cumplimiento por parte de las empresas, pero no creo que las mismas tengan que dejar sin servicio, como ha ocurrido a los vecinos de tres pueblos del río, Íllar, Huécija y Terque. Durante quince días de septiembre esos días a la semana que Cajamar ofrece servicio, dos en Íllar, dos en Huécija y uno en Terque, las puertas de estos establecimientos permanecieron cerradas. Estaba de vacaciones la persona que cubre el servicio. Y merecidas, dice uno. Pero, señor Yebra, cuando alguien se va de vacaciones, se entiende que la empresa pone un sustituto. Y nos hemos quedado con las ganas. Entiendo que el monopolio en los pueblos pequeños lo tienen ustedes, si no fuera así… qué lejos estaríamos de su omnímodo poder económico.