A vuelta con los patinetes, las aceras y los viejos


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Con un patinete hemos jugado todos los chavales a lo largo de la historia. Los había buenos, de lujo, e incluso los recuerdo hechos por nosotros mismos con unos cojinetes y unas tablas de madera. Nunca hubo problema con ellos, ni eran un peligro en nuestras calles. Llegaron los eléctricos, los lujosos patines, los velocísimos patines, y el peligro ronda nuestras aceras y nuestras vidas. Hoy día, estos nuevos patines que surcan nuestras ciudades se han convertido en un peligro en manos de nuestros jóvenes, lo que ha llevado a que las autoridades tomen alguna carta en el asunto.

No es la primera vez que escribimos sobre los patines, una persona mayor en Roquetas de Mar ya pasó por el trance de verse corneado por estos nuevos morlacos que cruzan por delante de nosotros, que juegan a regatearnos a lo Maradona en esas aceras que se dicen están hechas para los peatones. Aquel caso dio lugar a que el tema de los patines, los jóvenes y las velocidades de estos eléctricos, fuera puesta en cuestión.

No son nuestros políticos los que han decidido tomarse en serio la inseguridad que nos han traído estos artefactos, otros vieron antes el problema y tomaron decisiones bastantes más drásticas. En París, por ejemplo, se llevó a cabo un referéndum para que los parisinos dijeran si había que prohibir la circulación de los patines por calles y aceras de la ciudad. El resultado fue abrumador, más del noventa y cinco por ciento de los ciudadanos de la gran metrópoli dijeron que no a la presencia del patinete en sus calles y aceras. En París no se puede ir montado en estos nuevos caballos de guerra.

El Ayuntamiento de Gerona, me comentan, no tuvo que llegar a hacer una consulta, decidió en pleno que los patinetes eran un peligro, e hizo lo mismo que París: Las calles y las aceras de Gerona quedaban libres de los dichosos aparatos. Aquellos que en otros tiempos eran unos juguetes para los críos, y que con la electricidad se han convertido en un peligro, especialmente para las personas mayores y sus caderas, siempre dispuestas a sufrir ante una caída.

El Ayuntamiento de Almería anda metido en la aventura de hacer una ordenanza sobre el uso del dichoso artefacto, y con este escrito solo quiero hacerle llegar las medidas que han tomado en otras ciudades, por si no se han enterado, con el propósito de que las aceras sean de, y para los peatones, y que no vengan, como viene ocurriendo en estos momentos, que unos chavales, a veces nuestros propios hijos y nietos, se dedican con sus nuevas máquinas, a torear, sortear, regatear y a veces hasta cornear a los que intenta pasear tranquilamente por las aceras de la ciudad.

Les encanta prohibir a nuestros políticos, se sienten poderosos ante una prohibición, y lo hacen en defensa del medio ambiente, de las tortugas moras, de tal o cual planta de nuestra flora y de otros animales de nuestra fauna. Ahora solo les pedimos que prohíban el uso del patinete en las aceras, en defensa del más desamparado de los seres humanos que por ellas anda y pasea: El viejo.

No estamos en París, no pedimos que sea una prohibición total a circular por la ciudad de Almería, solo que nos los saquen de las aceras, con eso nos conformamos.