A buenas horas mangas verdes. Estos del PP


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ALMERÍA HOY / 24·09·2023

En estos días se han levantado voces en el Partido Popular en las que reconocen que se equivocaron al no pedir la dimisión de la ministra de Igualdad, Irene Montero, la del “sí es sí y espero que me rebajen la pena o me saquen de la cárcel un día de estos”, cuando apoyaron al PSOE para cambiar algunos apartados de la misma. En aquellos momentos el PP tenía a los socialistas cogidos por sus partes más blandas, con decenas y decenas de sentencias cada día en las que se estaban rebajando las penas a delincuentes. Pudieron apretar hasta hacer daño, todo el que hubieran querido y soportado los de Sánchez, pero estos chicos de misa a las doce los domingos y comunión semanal no deberían saber lo que tenían que hacer.

Y como se esperaba, van los listos del PP (a veces uno se pregunta: ¿Qué cerebros mandan los partidos políticos a representar a los ciudadanos?) y le dan un salvavidas al rival ¿a cambio de qué, señor Feijoo? a cambio de nada. Por lo menos algo tan lógico como la dimisión de la ministra, responsable de la ley, como ahora reconocen que tenían que haber hecho.

Cuando comprobamos lo exigentes que son los partidos a la hora de dar sus votos al que se sienta en los escaños rivales, estos chicos del PP los dan, los regalan, los otorgan como los bares de Almería nos dan las tapas a los ciudadanos cuando pedimos una cerveza o un vinito de Alboloduy, según el presidente de Ashal, el amigo Pedro, por cortesía. El PP dio sus votos por cortesía al gobierno del PSOE, como los bares, según Ashal, nos da las tapas a los almerienses. En política me da la impresión que la cortesía no se lleva, más bien la traición, lo vemos cada día, y en cuanto a los bares, a la hora de pagar la consumición, la cortesía de la que habla Pedro, el almeriense, tampoco la vemos de una forma evidente en el precio que pagamos.

Y claro, unos meses después, los listos de los caballeros se dan cuenta de que esa cortesía no les ha servido de nada, y se quejan, y se lamentan, y lloran por los rincones del Congreso, y se enteran de sus lamentaciones los plumillas de la prensa y lo publican. Y como es de esperar, les llueven las críticas ante sus lamentos, a veces por panolis, otras por tontos y casi siempre por gilís. Los chicos de Sánchez los llevaron al huerto, y los del PP no se dieron cuenta en ese momento.

¡Tontos, pero no para un rato, pa siempre!

Rajoy ya demostró cuando gobernaba que estaba subido en una escalera, como buen gallego, y nunca se supo si subía o bajaba. No digo que el presidente actual del PP, gallego también, ande en la misma escalera, pero a veces lo parece, vaya si lo parece.

A buenas horas mangas verdes venir a quejarse. Lo único que dejan traslucir es que, por fin, tras largos meses, reconocen que les tomaron el pelo los de Sánchez, y que ahora se lo tomaremos también en los comentarios ante el reconocimiento del comportamiento bastante panoli que demostraron los grandes líderes peperos en aquella ocasión, dando sus votos al presidente, Pedro Sánchez, y sacarlo del atolladero de una ley que le estaba estrangulando, sin nada a cambio, ni siquiera el cese de la ministra.

Pero así es el PP. Hay que reconocerlo. Y el que quiera, aunque sea por cortesía, que lo vote.