Reivindicaciones en el colorido tren de juguete


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

En la comunión de mi sobrino Miguel, sus padres, Raúl y Mari Carmen, nos llevaron a los invitados hasta el restaurante en el tren turístico y divertido que recorre el asfalto de Almería. Y lo pasamos en grande todos los grandullones que en él fuimos. Jugamos por un tiempo a ser niños, a ver la ciudad desde un punto de vista distinto, saludamos a los vecinos con los que nos cruzábamos con la mano en alto y con canciones a pleno pulmón, y tengo que reconocer que el personal contestaba con el mismo entusiasmo. Algunos fuimos niños grandes, sentados al lado de niños en su edad, que nos deberían mirar con cara de susto.

¡Estos mayores, se han debido volver locos!

Muy mal lo deben estar viendo el señor Tejada y sus amigos de la Mesa, cuando durante la feria de agosto de Almería, deciden llevar su reivindicación ante la necesidad de un mejor tren y lo hacen sobre el trenecito turístico, pequeño y de colores. El mismo que nos llevaba y en el que nos sentimos como críos en la comunión de Miguel.

No dejaba de ser la imagen de unos niños grandes, y Tejada grande lo es, sobre un tren pequeño, casi de juguete, intentando decirles a unos políticos que no es ese el caballo que quiere para Almería, aunque parece que es el único que le tienen preparado en años estos señores. No sé si se tomaron el viaje con la alegría que hicimos nosotros, vestidos de guapos y guapas, hasta corbata, oiga, íbamos de comunión. Si saludaron a los viandantes con los que se cruzaron, si cantaron canciones durante el trayecto. Si no lo hicieron, entiendo que el viaje fue un aburrimiento, si no dejaron salir de su interior ese niño pequeño que todos llevamos dentro, se les debió hacer interminable el recorrido. Lo siento por ellos.

No creo que el viajecito a la feria en el trenecito haya logrado cambiar la opinión de los políticos sobre la llegada del caballo de hierro a nuestra provincia, y a la capital de ella. Si encima no ha servido para que los Tejada boys hayan tenido un viaje de fiesta y de alegría por la ciudad, no le veo la finalidad al evento. Tuvo su foto en los digitales, es cierto, y es de suponer que al final del mismo una cerveza entre los amigos. No me digas que no la hubo, Tejada. ¡Ni una cerveza contra el calor de este agosto! Estas ya no son reivindicaciones. Le propongo al señor Tejada que organice, en el mismo medio de transporte que usó en la pasada feria, una viaje a París, “ya sabemos a qué iba papá a Paris”. Nos tomamos unas vacaciones, los “jubilatas” tenemos tiempo de sobra, y con el cha ca chá del tren nos vamos a París con pancartas contra los gobiernos que ha tenido España en los últimos cuarenta años y que mantienen en la cola a Almería en lo que al caballo de hierro se refiere: el de juguete e infantil, como única opción.

Vamos Tejada, me punto. Voy preparando las canciones.