23 de julio: ¡Un domingo de calor y votaciones!


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Son las siete y diez de la mañana. Me prometí a mí mismo que no me levantaría antes de las diez, que prefería pasar un domingo tranquilo, desayunar sin prisas, ir a votar a partir de las doce, como si de ir a misa de doce se tratase, y tras la votación, un rato en el bar con Gabriel, que nos ha prometido en el bar La Plaza, un arroz para chuparse los dedos. Nos había prometido que sería con conejo y caracoles, pero al final se nos rajó, y lo ha dejado para el próximo. Seguro que nos dice que no nos ha mentido, que solo ha cambiado de opinión. Lo que se aprende de los políticos, válgame Dios. Ya no existe la mentira, ahora son cambios de opinión.

La radio, siempre la radio, aunque ahora a través de la red, me trae las primeras noticias de este domingo. Hay muchas mesas en todo el país que no se han podido constituir, los candidatos a sentarse en ellas, o no se han presentado todavía, o prefieren la correspondiente multa a perderse un día de playa, o pasar un día soportando el calor que les ha obligado Pedro Sánchez por su cabezoná de hacernos votar el 23 de julio.

Estos políticos solo buscando sus intereses. Qué quería el caballero en cuestión: ¿que con el calor de hoy no fuéramos a votar?

Sobre las nueve y algunos minutos comentan que ha votado Pedro Sánchez. Ha votado con uve, no se sabe si también lo ha hecho con b. No ha debido pasar muy buena noche el hombre, las sombras se ciernen sobre su futuro, y lo sabe. Se ha debido despertar como un servidor, con la sensación de que estas elecciones pueden ser una sentencia de los ciudadanos a una política apoyada en los enemigos de la convivencia, de la solidaridad y de una sociedad donde no viene primando la igualdad entre todos los españoles.

Son las diez y cuarto de la mañana. Las mesas están todas constituidas, España está votando. Sería de esperar que votase bien. Les dejo por unos minutos, el ruido en el cuarto de aseo da muestras de que la señora se ha levantado, y hay que preparar el desayuno. Luego les sigo contando.

Son las once de la mañana. Vota el traidor político por excelencia. El seguidor de ese racista que fue Arana. No me ha sentado mal el desayuno viendo como votaba semejante sujeto, ya estoy acostumbrado a las historias de los seguidores de PNV y sus cambios de chaqueta, desde que los asesinos de Eta movían el nogal y ellos recogían las nueces. Algo me dice que las cosas se les están poniendo difíciles. Apoyaron a los jóvenes radicales y estos se los van a comer con patatas fritos. Les estará bien empleado.

La televisión de Sánchez, dicen que mañana será la de Feijóo, nos viene diciendo que España está votando con normalidad. Si le ve la cara a Rufián, charnego ilustre, votando en Badalona. Sonríe, pero está en una tierra que no lo quiere, que ha preferido para la alcaldía a un exjugador de baloncesto, que le dobla en altura en lo que, a moral, política y otras cuestiones se refiere. En la cara el viacrucis que debe estar viviendo.

Otro paréntesis en la narración, me tengo que arreglar, y desplazarme con la señora a votar. Creo que ya no retomaré esta historia hasta después de comer. Les contaré como estaba el arroz de Gabriel y si ha habido otras noticias importantes a lo largo del mediodía.

La votación sin incidencias. He estado hablado un ratito con Guillermo Artés en la cola antes de coger las papeletas. He buscado si faltaba alguna papeleta de los partidos, pero en mi colegio a la de todos los partidos que se presentaban a las elecciones estaban a disposición de los electores. El aire es fresquito dentro del salón, no hace tanto calor como se esperaba, el personal que tiene hoy que trabajar parece tranquilo a esta hora, pero aún le queda más de siete horas al pie del cañón.

El voto útil es el que a usted le deja satisfecho. Y yo me alejo de la mesa electoral con la satisfacción de votar como había decidido. Espero que usted a esta hora esté haciendo más de lo mismo.

Dos de la tarde, los amigos esperan y uno desea que con el plato de arroz en la mesa. El día se nos oscurece, esperemos que no lo haga en sentido político.

Nos hemos quedado sin arroz. Gabriel y Marina han tenido que cerrar el bar por un problema hídrico. Tiene gracias que, en una tierra como la nuestra, donde la sequía manda, el agua de la cocina nos fastidie el día de las elecciones.

El tanto por ciento de participación a las catorce horas no satisface a nadie, joder con el día, al final el calor y el agua nos va dejar sin arroz y sin una participación que llene de votos las urnas.

¿Qué hacemos?

La solución es cambiar el arroz, y ganan los pimientos de Pura en Alhabia. Si no los ha probado no sabe usted, perdón, no tiene ni puta idea de lo que es disfrutar de unos pimientos rebozaos como Dios y nuestras abuelas saben. Y doña Pura, la madre de Pepe, en La Aduana de Alhabia, es consciente de ello.

Pimientos, y más pimientos, acompañados con unas cervezas y cerrados con unas palomillas, nos hacen llegar a las cinco de la tarde. Hay que echar la siesta, y los cuerpos a ellos se disponen. El despertar no es lo agradable que se espera. Los datos de participación no mejoran, a las seis de la tarde un poco más del cincuenta por ciento, cuatro puntos menos que en las del 19. Ha ganado el calor, o ha ganado que el que no quería que fuéramos a votar y para ello la fecha del 23 de julio le venía de perlas.

Creíamos que la importancia de estas elecciones se impondría, vemos que no es así. La tarde se acerca a su final, como lo hace el tiempo de las elecciones. Faltan veinte minutos para que se cierren los colegios. No estoy nervioso, no piensen en eso, solo expectante ante lo que los españoles han decidido a lo largo del día de hoy.

A las ocho nos darán los primeros datos, no serán definitivos, pero se acercarán a lo que mañana todos conoceremos oficialmente, y por nuestra parte cerraremos la historia de este días.

Quince minutos para las ocho. En la tele nos comen el coco con la participación. En televisión española a aparecen los tertulianos, cada uno con su sesgo político, y como es la tele de Sánchez, todavía, ya veremos a partir de mañana, las voces se pliegan y se unen a favor del candidato de Ferraz dependiendo de las ayudas económicas que hayan recibidos sus editores.

Diez minutos para las ocho. Todavía no estoy nervioso. Lucía Méndez en la tele. Le cuesta dar su mensaje. Cuesta trabajo saber a favor de quién está su mensaje. Estará pensando en es el momento de cambiar.

Ocho minutos para que cierres los colegios. Que no estoy nervioso. Me gustaría tener unas cuantas pantallas en las que tener todas las imágenes de los medios informativos, cambio de unas a otras buscando información, pero poco o nada nos aclaran de lo que está sucediendo en España.

Cinco minutos para las ocho. Cuatro, tres, dos uno. Del Dios Michavila todos estamos pendientes. Dicen que su palabra es ley, Me gustaría saber cuánto ha cobrado de Tele 5 por su exclusiva de hoy.

Son las ocho. El Dios Michavila habla. PP 150, PSOE, 112, Vox, 31, Sumar 27.

Nos queda una larga noche de recuento. Pero del mismo hablaremos mañana.