Los caracoles de Felipe ganan la carrera en Carboneras


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Me imagino a los tres, Felipe, José Luis y Salvador, sentados en el salón de plenos de Carboneras, buscando con la mirada al rival que tanto daño le ha hecho a lo largo de estos últimos años democráticos, y veo sus miradas turbias, sus deseos de venganza, sus ganas de lucha. Y no es para menos. Las denuncias políticas y las otras, las traiciones políticas y las demás, han estado presentes en la vida de los tres personajes que se van a sentar en el pleno del municipio carbonero.

¿Serán capaces estos tres caballeros de olvidar, darse la mano y comenzar una nueva etapa municipal? Demostraría que los políticos amagan, pero que al final son capaces de perdonar, tomar unas copas, salir de juerga y, si se tercia, ración de caracoles en Casa de Felipe.

En los ojos del señor Cayuela se nota amor hacia Salvador, su compañero de otros tiempos, con su mirada le está pidiendo perdón al hombre que traicionó. José Luis sabe que no tiene futuro, que ese voto que tiene Salvador, el de la victoria, no está por caer de su lado. Han sido muy duras las medidas tomadas en su día contra el hombre que hoy tiene la potestad de hacer alcalde a uno de los dos.

El político no es un 'animal' cualquiera. Es de una raza especial. Son capaces de insultarse, denunciarse, pero cuando llega el momento y hablan los ciudadanos con sus votos, son capaces, por aquello del bien general, de olvidar las rencillas, el recuerdo de tu madre que te hacía algún candidato, el intento de meterte en la cárcel, el lograr que te inhabiliten, los disgustos que llevan con sus palabras a la familia, todo se olvida, todo se mete en el saco de la política. Hay que seguir viviendo del erario público y para ello hay que olvidar.

Salvador va a dejar, eso ha dicho, que gobierne el hombre que lo traicionó, la persona en la que confió en un momento y que lo dejó en la estacada. Le debe doler a Salvador esa decisión, pues se trata de una cuña de la misma madera, que son las que más dolor producen. Pero puestos sobre la balanza Cayuela y Amérigo, todo indica que el de los caracoles ha ganado la carrera. Fue malo, se dirá Salvador, me traicionó, es cierto, yo confiaba en él, nos habíamos prometido amor eterno, pero José Luis me ha echado de la política. Los problemas que he tenido han sido por culpa de unas denuncias que al cabo de los años se han demostrado falsas, pero que ya me habían dado la puntilla política en los juzgados de Almería han sido obra de Amérigo.

Felipe no estará tranquilo hasta que no aparezca, en el pleno de la toma de posesión, la papeleta con el voto a favor de Salvador Hernández. Será en ese momento cuando la sonrisa vuelva a su labios y se sienta de nuevo alcalde de Carboneras.

Solo me gustaría conocer una cuestión, ¿a qué acuerdo han llegado, si es que lo han hecho, que le ha ofrecido Felipe a Salvador? No me creo que ese voto no tenga un costo el día de la toma de posesión o al siguiente. Lo tendrá, lo veremos y lo contaremos,
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