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FRANCISCA FERNÁNDEZ*
Una vez transcurrido un período prudente de tiempo, que siempre es aconsejable antes de tomar decisiones importantes, ha llegado el momento de comunicar por mi parte, y en base a las responsabilidades públicas contraídas hasta ahora, mi decisión de renunciar a formar parte de la corporación municipal que hará frente a un nuevo mandato en la gestión municipal de nuestro pueblo. A través de la presente misiva quisiera exponer a mis vecinos y vecinas, como ya lo he hecho a nivel interno ante mis compañeros de militancia, las razones que me han llevado a tomar esta dura y muy difícil decisión después de ocho años desempeñando diferentes tareas en el ámbito del servicio público que supone el ejercicio de la política a nivel formal, al máximo nivel de compromiso y entrega del que he sido capaz, y sin que me flaqueen a día de hoy las fuerzas ni la motivación para continuar en esta senda, aunque ahora toque hacerlo a través de caminos alternativos como los que ya transité a lo largo de mi vida antes de bregar en las lides de la arena política. No es precisamente la falta de motivación para luchar por lo que creo que es justo el detonante de mi decisión. No me educaron en mi casa para rendirme si la causa es justa. Otras son las razones de mi renuncia, y quisiera poder explicarlas, porque creo que es mi deber en el marco de la rendición de cuentas a la que estamos obligados por imperativo ético quienes en un momento dado de nuestra vida ostentamos la representación de los ciudadanos por voluntad popular, independientemente de la cuota de representatividad que nos corresponda en función del número de votos que nos avalen.
No voy a tomar posesión de mi acta de concejal el próximo día 17 de junio, porque creo que, tras los resultados electorales del pasado 28 de mayo, es la decisión más responsable que puedo y debo tomar a favor del proyecto municipal en el que estamos involucrados los socialistas huercalenses, un proyecto colectivo que siempre ha estado abierto a toda la ciudadanía y que he tenido el privilegio de coordinar a lo largo de los últimos cuatro años, gracias al respaldo unánime de mis compañeros/as manifestado a través de las sucesivas asambleas celebradas en estos cuatro años que han transcurrido desde que asumiera primero la responsabilidad en la Alcaldía y, después, la portavocía del grupo municipal socialista y la nueva candidatura a las municipales. Este proyecto colectivo debe renovarse con el empuje, la energía, las nuevas propuestas y los nuevos estilos que traen consigo quienes se han sumado al proyecto recientemente a través de nuestro equipo de candidatura a las municipales de 2023. Nuestros vecinos han hablado alto y claro a través de las urnas, respaldando mayoritariamente un modelo de gestión, unas propuestas y hasta un estilo personal de liderazgo político que en casi nada coinciden con el modelo de municipio ni con el modo de entender la gestión de lo público en los que creo firmemente, y a los que hemos ofrecido una alternativa que no ha contado con el aval mayoritario de nuestros vecinos. Por ello creo que lo más justo, coherente y responsable es pasar el testigo en la tarea de representar los intereses de nuestros vecinos en el Pleno y de coordinar nuestro grupo municipal a mis compañeros y compañeras que, con generosidad y lealtad a nuestro pueblo, decidieron sumarse a nuestro proyecto a sabiendas de lo que supone eso de “significarse” políticamente a nivel local, de dar la cara y entregar buena parte de tu tiempo y capacidad de trabajo sin esperar obtener beneficio personal alguno más allá de servir a tus vecinos para que tengan una mejor calidad de vida, con los principios de igualdad y justicia social por bandera. La renuncia a mi acta de concejal supone para mí, como saben bien quienes me conocen a fondo, motivo de gran pesar, en primer lugar por la confianza que han depositado casi 3.000 vecinos y vecinas en nuestro proyecto municipal y en nuestro equipo, con los que concurrimos el pasado 28 de mayo a las elecciones locales pertrechados de una gran ilusión y sentido de la responsabilidad hacia el futuro de nuestro pueblo, convencidos de poder ofrecer un modelo de gestión y un plan integral de actuaciones concretas y viables capaz de generar una prosperidad real que a todos llegara, y de sacarnos de lo que considero una triste inercia que se viene arrastrando desde hace más de una década, condenándonos a ser un municipio que no cuida ni explota eficazmente nuestros principales activos (nuestro patrimonio natural, nuestro extenso suelo rústico que siempre ha sido fuente de riqueza a través de la agricultura y la ganadería, nuestra situación geográfica privilegiada, nuestro rico patrimonio histórico y cultural), un municipio que siempre ha sido referente comarcal, pero que ahora adolece de falta de desarrollo industrial, con un campo que no cuenta con el respaldo efectivo de nuestras autoridades locales para modernizarse, más allá de sucesivas declaraciones de intenciones que se repiten de manera populista, pero sin reflejarse en acciones concretas, con una consiguiente tasa de paro juvenil que personalmente me avergüenza y entristece y que no es fruto del azar ni del destino, sino que pareciera obedecer a una lógica perversa basada en el “cuanto peor, mejor”, quizás por eso de tener disponible una cuota significativa de “voto cautivo” como estrategia electoral. Si no es por esta razón, no alcanzo a entender tanta dejadez de funciones en lo que para mí supone el principal deber de un responsable político: intentar por todos los medios a su alcance garantizar que sus vecinos pueden vivir con libertad y dignidad, en todos los sentidos, huyendo de toda práctica que genere o refuerce servidumbres. Espero y deseo, por el bien de todos, que en esta cuarta legislatura utilicen su reconquistada mayoría absoluta para replantearse su particular modo de velar por el interés general.
Precisamente el segundo motivo de mi decisión lo constituye la frustración que han supuesto los contundentes resultados electorales frente a la ilusión y las expectativas depositadas en la viabilidad de un proyecto alternativo, con un trabajo iniciado durante el año que tuvimos la oportunidad de cogobernar después de conseguir un gran respaldo de nuestros vecinos, aunque se truncara justo cuando íbamos a aprobar el presupuesto para empezar a hacerlo efectivo por una moción de censura que todos sabemos que obedeció a intereses poco confesables; y también con un trabajo continuado durante estos tres años de un intenso ejercicio de oposición constructiva y fiscalizadora de la acción de gobierno. El plan integral de actuaciones incluidas en nuestro programa electoral coincide, en lo esencial, con lo que vengo defendiendo desde hace muchos años, desde mucho antes de que me ofrecieran la oportunidad en 2015 de sumarme a la candidatura de las municipales por el partido socialista, sin ser en ese momento militante, pero sí siendo socialista de corazón e intentando serlo también de acción desde que empecé a tomar conciencia ideológica, partiendo de los valores cristianos vivenciados en mi casa y transmitidos con una coherencia poco común por mis padres y, especialmente, mi madre.
Nuestro programa refleja el modelo de sociedad, de cuidado del entorno y de desarrollo a nivel local en el que me gustaría poder vivir, trabajar y convivir, y en el que pudieran vivir y convivir mis hijas, mis alumnos/as, mis vecinos y vecinas, pensando en el hoy y en el mañana. Quienes me conocen saben que siempre he sido vehemente en las mismas cuestiones, aunque nunca sectaria ni radical en mis postulados, ¿cómo serlo siendo educadora de profesión y por vocación? Y saben también que decidí comenzar a participar en la política formal por una razón muy concreta que siempre he hecho pública, porque creo que todos, de un modo u otro, debemos poner nuestro grano de arena para construir en la práctica eso que se llama bien común, sin esperar a que otros hagan el trabajo por nosotros, aunque eso suponga “exponerse públicamente”, arriesgar y, por tanto, poder fracasar en el intento. Porque ninguno somos imprescindibles, pero sí es necesario que todos nos involucremos en esto de la cosa pública de una manera u otra, ya que es en la esfera política donde se toman las decisiones que condicionan nuestras vidas y las de nuestros hijos/as. Viniendo de muchos años de trabajo en el servicio público y en el voluntariado, bien que sabía de la impotencia que se siente cuando parece que sólo se pueden aplicar “paliativos” ante problemáticas cuya solución total o parcial depende de decisiones políticas.
A un nivel más pragmático y concreto, nuestro programa electoral supone la concreción del modelo de municipio en el que creo como un modelo justo, equitativo y que garantiza nuestra calidad de vida en todos los ámbitos: prosperidad económica en forma de trabajo digno, y no clientelar, espacios e infraestructuras públicas cuidados y sostenibles en todos los barrios y pedanías de forma igualitaria, entorno natural cuidado, oferta de Formación Profesional que se preocupe porque nuestr@s hij@s puedan cualificarse en aquello que de verdad les sirva para tener un trabajo digno sin tener que irse fuera, un Programa de Promoción Social y Prevención comunitaria que permita de manera eficiente que se trabaje en barrios y pedanías a diario en actividades que eviten el abandono escolar, que promuevan hábitos de vida saludable en nuestros niños y jóvenes, que luche contra la soledad de muchos mayores y prevenga los problemas de salud mental mimando la vida comunitaria...Y, por supuesto, intervenciones reales en adquisición, conservación y puesta en valor de nuestros bienes patrimoniales, circuitos culturales a la altura del municipio que siempre hemos sido… Sin olvidar, por supuesto, el papel reivindicativo constante y responsable que deberíamos asumir ante las diferentes Administraciones para que no olviden sus obligaciones en materia de inversión en infraestructuras esenciales, porque duele mucho ver cómo no se han invertido los casi cuatro millones de euros incluidos en el Plan de Infraestructuras Educativas 2018 para el nuevo colegio, las promesas incumplidas en relación con el nuevo centro de salud o los nuevos juzgados. Ningún interés partidista ni ningún interés personal deberían condicionar la política municipal hasta el punto de dejarnos sin infraestructuras ni servicios básicos cuando no hay ninguna razón que lo justifique, no al menos a nivel objetivo.
Después de liderar en dos ocasiones una candidatura con este proyecto municipal creo, honestamente, que ha llegado el momento de dar el relevo a nivel institucional y también a nivel orgánico a nuevas voces dentro de mi partido, a cuyos militantes y simpatizantes estaré siempre agradecida por el honor de haberme permitido representar y defender lo mejor que he podido y sabido los intereses de mi pueblo y de mis vecinos, como en su momento pude hacerlo a nivel de la defensa de la escuela pública de Almería, a la que con mucho orgullo pertenezco y donde continuaré sirviendo desde lo público a mis vecinos y vecinas, a quienes dedico mis últimas palabras en este escrito para darles las gracias de todo corazón por apoyar con su voto, tanto en estas elecciones municipales como en las pasadas, el proyecto con el que, humildemente, creíamos que podíamos defender mejor el bien común y la prosperidad de todos. Siento profundamente si con mi decisión genero alguna decepción o frustración en quienes han confiado en nuestro proyecto, tanto a los militantes y simpatizantes socialistas que se han desvivido estos años apoyándonos sin fisuras, como a nuestros vecinos que nos han apoyado con su voto, sus propuestas y su calor humano. Sólo puedo decirles que confíen en la mejora del proyecto que hemos presentado para nuestro pueblo a través del trabajo que van a realizar los compañeros y compañeras que se incorporan a la nueva corporación municipal, quienes tienen mi máxima admiración y apoyo, y el respaldo unánime de todos los militantes y simpatizantes socialistas de Huércal-Overa, quienes estamos más unidos que nunca frente a los próximos retos que tenemos por delante, con el orgullo de pertenecer a un partido que tiene en la igualdad y la justicia social sus pilares básicos para trabajar en favor del bien común. Desde este momento trabajaré como una militante de base más y, sobre todo, como una huercalense enamorada de su pueblo, donde están mis raíces, donde descansan para siempre mis seres queridos que ya no están con nosotros físicamente y donde seguiré trabajando como servidora pública, con la esperanza de que nuestra siguiente propuesta para el gobierno municipal cuente con el respaldo mayoritario de nuestros vecinos y vecinas. Trabajaremos para hacernos dignos de esa confianza. Gracias y hasta siempre.
*Francisca Fernández lideró la candidatura del PSOE a la Alcaldía de Huércal Overa, ha renunciado a recoger el acta de concejal y dimitido como secretaria general de la agrupación local.
No voy a tomar posesión de mi acta de concejal el próximo día 17 de junio, porque creo que, tras los resultados electorales del pasado 28 de mayo, es la decisión más responsable que puedo y debo tomar a favor del proyecto municipal en el que estamos involucrados los socialistas huercalenses, un proyecto colectivo que siempre ha estado abierto a toda la ciudadanía y que he tenido el privilegio de coordinar a lo largo de los últimos cuatro años, gracias al respaldo unánime de mis compañeros/as manifestado a través de las sucesivas asambleas celebradas en estos cuatro años que han transcurrido desde que asumiera primero la responsabilidad en la Alcaldía y, después, la portavocía del grupo municipal socialista y la nueva candidatura a las municipales. Este proyecto colectivo debe renovarse con el empuje, la energía, las nuevas propuestas y los nuevos estilos que traen consigo quienes se han sumado al proyecto recientemente a través de nuestro equipo de candidatura a las municipales de 2023. Nuestros vecinos han hablado alto y claro a través de las urnas, respaldando mayoritariamente un modelo de gestión, unas propuestas y hasta un estilo personal de liderazgo político que en casi nada coinciden con el modelo de municipio ni con el modo de entender la gestión de lo público en los que creo firmemente, y a los que hemos ofrecido una alternativa que no ha contado con el aval mayoritario de nuestros vecinos. Por ello creo que lo más justo, coherente y responsable es pasar el testigo en la tarea de representar los intereses de nuestros vecinos en el Pleno y de coordinar nuestro grupo municipal a mis compañeros y compañeras que, con generosidad y lealtad a nuestro pueblo, decidieron sumarse a nuestro proyecto a sabiendas de lo que supone eso de “significarse” políticamente a nivel local, de dar la cara y entregar buena parte de tu tiempo y capacidad de trabajo sin esperar obtener beneficio personal alguno más allá de servir a tus vecinos para que tengan una mejor calidad de vida, con los principios de igualdad y justicia social por bandera. La renuncia a mi acta de concejal supone para mí, como saben bien quienes me conocen a fondo, motivo de gran pesar, en primer lugar por la confianza que han depositado casi 3.000 vecinos y vecinas en nuestro proyecto municipal y en nuestro equipo, con los que concurrimos el pasado 28 de mayo a las elecciones locales pertrechados de una gran ilusión y sentido de la responsabilidad hacia el futuro de nuestro pueblo, convencidos de poder ofrecer un modelo de gestión y un plan integral de actuaciones concretas y viables capaz de generar una prosperidad real que a todos llegara, y de sacarnos de lo que considero una triste inercia que se viene arrastrando desde hace más de una década, condenándonos a ser un municipio que no cuida ni explota eficazmente nuestros principales activos (nuestro patrimonio natural, nuestro extenso suelo rústico que siempre ha sido fuente de riqueza a través de la agricultura y la ganadería, nuestra situación geográfica privilegiada, nuestro rico patrimonio histórico y cultural), un municipio que siempre ha sido referente comarcal, pero que ahora adolece de falta de desarrollo industrial, con un campo que no cuenta con el respaldo efectivo de nuestras autoridades locales para modernizarse, más allá de sucesivas declaraciones de intenciones que se repiten de manera populista, pero sin reflejarse en acciones concretas, con una consiguiente tasa de paro juvenil que personalmente me avergüenza y entristece y que no es fruto del azar ni del destino, sino que pareciera obedecer a una lógica perversa basada en el “cuanto peor, mejor”, quizás por eso de tener disponible una cuota significativa de “voto cautivo” como estrategia electoral. Si no es por esta razón, no alcanzo a entender tanta dejadez de funciones en lo que para mí supone el principal deber de un responsable político: intentar por todos los medios a su alcance garantizar que sus vecinos pueden vivir con libertad y dignidad, en todos los sentidos, huyendo de toda práctica que genere o refuerce servidumbres. Espero y deseo, por el bien de todos, que en esta cuarta legislatura utilicen su reconquistada mayoría absoluta para replantearse su particular modo de velar por el interés general.
Precisamente el segundo motivo de mi decisión lo constituye la frustración que han supuesto los contundentes resultados electorales frente a la ilusión y las expectativas depositadas en la viabilidad de un proyecto alternativo, con un trabajo iniciado durante el año que tuvimos la oportunidad de cogobernar después de conseguir un gran respaldo de nuestros vecinos, aunque se truncara justo cuando íbamos a aprobar el presupuesto para empezar a hacerlo efectivo por una moción de censura que todos sabemos que obedeció a intereses poco confesables; y también con un trabajo continuado durante estos tres años de un intenso ejercicio de oposición constructiva y fiscalizadora de la acción de gobierno. El plan integral de actuaciones incluidas en nuestro programa electoral coincide, en lo esencial, con lo que vengo defendiendo desde hace muchos años, desde mucho antes de que me ofrecieran la oportunidad en 2015 de sumarme a la candidatura de las municipales por el partido socialista, sin ser en ese momento militante, pero sí siendo socialista de corazón e intentando serlo también de acción desde que empecé a tomar conciencia ideológica, partiendo de los valores cristianos vivenciados en mi casa y transmitidos con una coherencia poco común por mis padres y, especialmente, mi madre.
Nuestro programa refleja el modelo de sociedad, de cuidado del entorno y de desarrollo a nivel local en el que me gustaría poder vivir, trabajar y convivir, y en el que pudieran vivir y convivir mis hijas, mis alumnos/as, mis vecinos y vecinas, pensando en el hoy y en el mañana. Quienes me conocen saben que siempre he sido vehemente en las mismas cuestiones, aunque nunca sectaria ni radical en mis postulados, ¿cómo serlo siendo educadora de profesión y por vocación? Y saben también que decidí comenzar a participar en la política formal por una razón muy concreta que siempre he hecho pública, porque creo que todos, de un modo u otro, debemos poner nuestro grano de arena para construir en la práctica eso que se llama bien común, sin esperar a que otros hagan el trabajo por nosotros, aunque eso suponga “exponerse públicamente”, arriesgar y, por tanto, poder fracasar en el intento. Porque ninguno somos imprescindibles, pero sí es necesario que todos nos involucremos en esto de la cosa pública de una manera u otra, ya que es en la esfera política donde se toman las decisiones que condicionan nuestras vidas y las de nuestros hijos/as. Viniendo de muchos años de trabajo en el servicio público y en el voluntariado, bien que sabía de la impotencia que se siente cuando parece que sólo se pueden aplicar “paliativos” ante problemáticas cuya solución total o parcial depende de decisiones políticas.
A un nivel más pragmático y concreto, nuestro programa electoral supone la concreción del modelo de municipio en el que creo como un modelo justo, equitativo y que garantiza nuestra calidad de vida en todos los ámbitos: prosperidad económica en forma de trabajo digno, y no clientelar, espacios e infraestructuras públicas cuidados y sostenibles en todos los barrios y pedanías de forma igualitaria, entorno natural cuidado, oferta de Formación Profesional que se preocupe porque nuestr@s hij@s puedan cualificarse en aquello que de verdad les sirva para tener un trabajo digno sin tener que irse fuera, un Programa de Promoción Social y Prevención comunitaria que permita de manera eficiente que se trabaje en barrios y pedanías a diario en actividades que eviten el abandono escolar, que promuevan hábitos de vida saludable en nuestros niños y jóvenes, que luche contra la soledad de muchos mayores y prevenga los problemas de salud mental mimando la vida comunitaria...Y, por supuesto, intervenciones reales en adquisición, conservación y puesta en valor de nuestros bienes patrimoniales, circuitos culturales a la altura del municipio que siempre hemos sido… Sin olvidar, por supuesto, el papel reivindicativo constante y responsable que deberíamos asumir ante las diferentes Administraciones para que no olviden sus obligaciones en materia de inversión en infraestructuras esenciales, porque duele mucho ver cómo no se han invertido los casi cuatro millones de euros incluidos en el Plan de Infraestructuras Educativas 2018 para el nuevo colegio, las promesas incumplidas en relación con el nuevo centro de salud o los nuevos juzgados. Ningún interés partidista ni ningún interés personal deberían condicionar la política municipal hasta el punto de dejarnos sin infraestructuras ni servicios básicos cuando no hay ninguna razón que lo justifique, no al menos a nivel objetivo.
Después de liderar en dos ocasiones una candidatura con este proyecto municipal creo, honestamente, que ha llegado el momento de dar el relevo a nivel institucional y también a nivel orgánico a nuevas voces dentro de mi partido, a cuyos militantes y simpatizantes estaré siempre agradecida por el honor de haberme permitido representar y defender lo mejor que he podido y sabido los intereses de mi pueblo y de mis vecinos, como en su momento pude hacerlo a nivel de la defensa de la escuela pública de Almería, a la que con mucho orgullo pertenezco y donde continuaré sirviendo desde lo público a mis vecinos y vecinas, a quienes dedico mis últimas palabras en este escrito para darles las gracias de todo corazón por apoyar con su voto, tanto en estas elecciones municipales como en las pasadas, el proyecto con el que, humildemente, creíamos que podíamos defender mejor el bien común y la prosperidad de todos. Siento profundamente si con mi decisión genero alguna decepción o frustración en quienes han confiado en nuestro proyecto, tanto a los militantes y simpatizantes socialistas que se han desvivido estos años apoyándonos sin fisuras, como a nuestros vecinos que nos han apoyado con su voto, sus propuestas y su calor humano. Sólo puedo decirles que confíen en la mejora del proyecto que hemos presentado para nuestro pueblo a través del trabajo que van a realizar los compañeros y compañeras que se incorporan a la nueva corporación municipal, quienes tienen mi máxima admiración y apoyo, y el respaldo unánime de todos los militantes y simpatizantes socialistas de Huércal-Overa, quienes estamos más unidos que nunca frente a los próximos retos que tenemos por delante, con el orgullo de pertenecer a un partido que tiene en la igualdad y la justicia social sus pilares básicos para trabajar en favor del bien común. Desde este momento trabajaré como una militante de base más y, sobre todo, como una huercalense enamorada de su pueblo, donde están mis raíces, donde descansan para siempre mis seres queridos que ya no están con nosotros físicamente y donde seguiré trabajando como servidora pública, con la esperanza de que nuestra siguiente propuesta para el gobierno municipal cuente con el respaldo mayoritario de nuestros vecinos y vecinas. Trabajaremos para hacernos dignos de esa confianza. Gracias y hasta siempre.
*Francisca Fernández lideró la candidatura del PSOE a la Alcaldía de Huércal Overa, ha renunciado a recoger el acta de concejal y dimitido como secretaria general de la agrupación local.