¿Debemos poner los almerienses las barbas a remojar?


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Iberia acaba de dejar tirados en la tarde del domingo a los viajeros en el aeropuerto de Almería, y sin avisar con tiempo.

Creo que debemos agradecer a Pedro Sánchez la preocupación que tiene por los españoles. No somos conscientes de que con la medida a tomar por el Gobierno lo único que se persigue es que los ciudadanos no mueran en un accidente de aviación. Si nos quitan los viajes en avión, están evitando los accidentes. Nos están dando más esperanza de vida. Y nosotros no se lo agradecemos al presidente Sánchez.

Francia acaba de prohibir los viajes en avión entre ciudades que tengan servicio de tren. Los almerienses tenemos servicio de tren con Granada, Sevilla, Barcelona y Madrid. El avión nos lleva volando a Sevilla, Barcelona, Melilla y Madrid. Si el Gobierno de Pedro Sánchez, tan proclive a llevar adelante las medidas que nos llegan de fuera, toma la decisión de seguir los pasos del presidente francés, Macron, Almería perderá, en un principio, y a la espera de la letra pequeña que pueda acompañar la decisión, el avión a Sevilla, Barcelona y Madrid. Nos va a quedar el pequeño avión a Melilla, por aquello de que aún no se ha construido un túnel entre Almería y la ciudad española del norte de África.

Las campanas venían sonando desde hace algunos meses, pero no creíamos que pudiera llegar a convertirse en algo real. Pues lo ha hecho. El Gobierno de Francia ha dado el primero paso, y no es de extrañar que el de España lo haga uno de estos martes en esos consejos de ministros en los que priva la propaganda, si antes lo era con motivo de la campaña a las municipales y autonómicas, tras el paso de las mismas el objetivo son las generales previstas para el 23 del mes que viene.

El tren ofrece algunas ventajas sobre el avión. El precio de los billetes, la regularidad en los horarios, no hay que presentarse un par de horas antes en el aeropuerto y la recogida del equipaje no te hace perder tiempo. Vale, apostemos por el tren. Que nos quiten el avión.

Desventajas. El viaje a Madrid a través de las vías y del chacachá del tren dura un mínimo de seis horas (autocar y seis horas ofrecía Iberia a los viajeros tirados en el aeropuerto), a Barcelona no menos de doce, a Sevilla anda en las tres. Mientras que la duración del avión lo ponemos centrar en una hora aproximada para cada servicio. Si el tren mantiene las horas mencionadas nos sigue pareciendo que el avión, aún con las largas esperas que soportamos, es mejor que la oferta que nos ofrecen los caballos de hierro galopando sobre las vías de España.

Nos van decir desde el gobierno que Almería tendrá en unos años, para el 26 nos aseguran, un Ave que acortará el tiempo de estos trayectos. Y nosotros no dudamos de que ustedes lo intenten. ¿Pero lo lograrán? Los ejemplos que nos vienen dando no son como para lanzar las campanas al cielo. Y si nos callamos, si les dejamos que nos quiten los aviones, camino de ello llevan, nos encontraremos de nuevo con esos viajes que se hacen interminables entre la intermodal de Almería y Atocha en Madrid. Para qué acordarnos del viaje a Barcelona.

Los franceses están rapando las barbas de sus vecinos ¿ponemos las nuestras a remojar?

Más vale que nos vayamos preparando, uno de estos días Pedro y su coro cantor nos quita los aviones.