“940 barcos marroquíes esquilman nuestros caladeros ante la vista gorda de las autoridades”

Los pescadores de Carboneras dieron la voz de alarma. Tras la denuncia fueron apresados tres pesqueros del país vecino con redes prohibidas. Falta comprobar si es una reacción ante un “gravísima situación” o queda en una acción testimonial



ALMERÍA HOY / 11·06·2023

La Comisión Europea prohibió en 2002 el uso de redes de deriva en las costas de la Unión. Junto a EEUU, ayudó a Marruecos hace 15 años con 18 millones de euros para adaptar su flota y acabar con esas artes conocidas como ‘cortinas de la muerte’. Sin embargo, según Alnitak, aún las usan 940 barcos marroquíes que faenan en las costas andaluzas, incluidas las de nuestra comarca. Los pescadores de Carboneras, Garrucha y Villaricos lo ven, pero la Guardia Costera parece que no.

Lo viene denunciando desde hace años Carbopesca, organización que agrupa a los armadores carboneros. Llegaron a plantearse interceptar a quienes descubrieran pescando con sistemas ilegales y conducirles a puerto, pero, finalmente, la asamblea decidió el 6 de mayo denunciarlos ante la ONG Alnitak, dada la “pasividad” con que actúan las autoridades “españolas y europeas”, según explica Pedro Hernández, presidente de la asociación de pescadores.

Alnitak significa en árabe ‘el cinturón’. La palabra designa a la mayor estrella de una formación de tres integrada en la constelación de Orión. La tradición apunta que guio a los Reyes Magos hasta el Portal de Belén. También es el nombre de una organización no gubernamental que colabora con Carbopesca desde “hace muchos años”. Su fin es preservar el ecosistema marino de las costas almerienses y protegerlo de las acciones de “rapiña” que “perpetra” la flota marroquí, “incluso en espacios protegidos como el Mar de Alborán. Lo hace desde 1989 a bordo del Toftevaag, un barco noruego que hace 140 años se dedicaba a la pesca de arenques.

Ricardo Sagarminaga, investigador principal de la ONG, ha contabilizado en aguas andaluzas “940 barcos marroquíes” y detectado “2.400 kilómetros” de redes de deriva. “Las llaman cortinas de la muerte porque arrasan con todo lo que se mueve en el mar hasta 40 metros de profundidad”.

Buscan atunes, pero arrastran todo tipo de peces y “especies protegidas, como ballenas, delfines o tortugas, ante la vista gorda de la Guardia Costera que les deja hacer sin inmutarse”.

A veces, las capturas realizadas de esa manera ni tan siquiera reportan un beneficio. “Hemos visto cómo han cortado redes por no poder sacarlas debido al enorme peso de la pesca, y las artes acaban hundiéndose condenando a miles de peces a una muerte segura en el fondo del mar”. Hablamos de nasas que entre 3 y 4 kilómetros de largo por 40 metros de ancho. Trampas mortales para la fauna marina.

Hernández y Sagarminaga afean la “actitud hipócrita” de España y Europa. “Aprueban decretos con el objetivo de preservar el ecosistema del Mediterráneo, pero no velan que los barcos de terceros países los respeten y, para colmo, acabamos importando a Marruecos peces capturados ilegalmente”. En el caso de nuestro país, “la pasividad mostrada por el Gobierno podría estar condicionada por el chantaje permanente que ejerce Marruecos con el control de la inmigración”.

BARCOS APRESADOS

Pocos días después de que Carbopesca hiciera pública la situación, la Guardia Costera española sorprendió a tres barcos en aguas del Mar de Alborán usando las cortinas de la muerte y los llevó a puerto.

Sin embargo, el investigador de Alnitak desconfía. Recela que pueda tratarse sólo de “cubrir el expediente”. Recuerda que hace unos años, tras hacerse eco de la situación algunos medios gaditanos, “fueron apresados 5 pesqueros frente a Tarifa”. No hubo más acciones desde entonces “cuando esa forma de trabajar de los marroquíes es constante y diaria”. Nada que ver con la manera de faenar de la flota española en general y de la carbonera en particular. La considera “ejemplar”.

“Siempre han colaborado con la ciencia. Son conscientes de la importancia de tratar bien al mar para tenerlo como aliado”, subraya. “Cuando tiraron los anzuelos a mayor profundidad para evitar capturar tortugas, observaron que pescaban menos peces, pero los que picaban eran de mucho mayor tamaño. Comprendieron que es posible obtener más rendimiento respetando el medio”.

El problema es “muy grave”, destaca Sagarminaga. Al científico le preocupa la salud del mar, no obstante, tiene “fe en la capacidad de la naturaleza para recuperarse”. Le alarma “bastante más que desaparezcan los buenos pescadores”.