Querella contra Amérigo, Soto y el ‘Fortuna’ por las obras del Paseo Marítimo

El exalcalde Salvador Hernández les acusa de haber perpetrado delitos de prevaricación, malversación y fraude por pagar una obra de inferior calidad a la contratada a pesar de las advertencias del técnico municipal de Urbanismo



ALMERÍA HOY / 26·05·2023

La única gran obra ejecutada en Carboneras durante el mandato que está a punto de expirar podría acabar con la cúpula del Gobierno local en el banquillo. Ocurrirá si el Juzgado de Vera observa indicios de delitos de malversación de caudales públicos, prevaricación y fraude a un ente público por parte del alcalde José Luis Amérigo, el concejal de Urbanismo Pedro López ‘el Fortuna’ y el de Hacienda, Ramón Soto. Les acusa el exregidor independiente, Salvador Hernández, alcaldable de Ciudadanos en las elecciones del 28 de mayo.

El motivo estriba en la recepción y pago del cambio de baldosas en el Paseo Marítimo a pesar de la supuesta “mala ejecución” y “falta de calidad” de las losas empleadas, de características presuntamente inferiores a las exigidas en el proyecto constructivo.

Los hechos relatados en la querella comenzaron hace dos años y medio. El 10 de diciembre de 2020, la Junta de Andalucía aprobaba una subvención de 472.300 euros, con cargo a fondos europeos, para renovar el pavimento en los 9.360 m2 del malecón carbonero.

Una de las estipulaciones de la ayuda obligaba a concluir la obra y justificar el pago en el plazo de un año, es decir, antes del 10 de diciembre de 2021. Sin embargo, a pesar de la premura en el plazo, la Junta de Gobierno Local dejó pasar cinco meses, y hasta el 21 de mayo de 2021 no ordenó a los servicios técnicos municipales preparar la licitación de los trabajos.

El tiempo se echaba encima y, finalmente, el concurso fue convocado de manera “urgente” por “providencia del concejal de Urbanismo” el 29 de julio de 2021. Sólo concurrió una empresa, Elancon Building SL, propiedad de familiares directos del edil de Hacienda Ramón Soto. El 27 de agosto se firmó el contrato. La adjudicataria se comprometía a terminar los trabajos en dos meses por 425.069,99 euros. No ocurrió ni lo uno ni lo otro. Tardó 204 días, pues no se entregó la obra hasta el 23 de marzo de 2022, y al cierre de esta edición aún se están cambiando baldosas rotas.

Por otra parte, el presupuesto inicial sufrió un incremento de 95.474,02 euros por una modificación “sin ninguna justificación” que la respaldara. Además, el acta de recepción aparece firmada “únicamente por el interventor y el alcalde, sin que conste” la rúbrica de ningún técnico municipal de Urbanismo, el área competente.

MALVERSACIÓN Y FRAUDE

Dos de los delitos que Hernández imputa a Amérigo, Soto y el Fortuna están relacionados. Les acusa de malversación de caudales públicos y fraude a un ente igualmente público por haber emitido pagos por cuantías superiores a las contratadas por el Ayuntamiento.

El sobrecoste “más relevante” –siempre según el relato reflejado en la querella- sería el referente a las baldosas. Así, mientras el proyecto exigía que tuvieran un espesor de 6 centímetros, un gran número de las colocadas medían “entre 3,7 y 4,5 cms”. Asimismo, las losas colocadas podrían incumplir otras condiciones técnicas incluidas en el contrato, como la “resistencia a cargas de tráfico”. Tampoco se demostró que cumplieran la “resistencia al desgaste por abrasión” ni existe constancia de que superen el “índice de resbalamiento y deslizamiento” que exige la normativa, porque supuestamente no se han aportado al expediente actas de ensayos de laboratorio que lo certifiquen.

La diferencia de calidad de las baldosas con respecto al contrato firmado es sustancialmente importante, pues ese capítulo ha supuesto 270.000 euros, más de la mitad del valor de la obra. Según fuentes consultadas, de ser cierto que se colocaron losas del espesor que consta en la denuncia, la factura por ese concepto debería haber importado 100.000 euros menos, sin embargo, no hubo rebaja alguna.

PREVARICACIÓN

Los datos reflejados en el escrito de la querella no son fruto de una eventual investigación realizada o encargada por el demandante. Todos están recogidos en los cuatro informes elaborados entre el 6 de septiembre y el 26 de agosto de 2021 por el entonces técnico municipal de Urbanismo, el ingeniero de caminos, canales y puertos Francisco Javier Rodríguez Collado.

El funcionario advirtió de todo ello por escrito, y así quedó documentado en el expediente de la obra. Añadió, además, que la ejecución de los trabajos era “poco cuidada, dejando desniveles entre las baldosas”. También indicó la existencia de “numerosas losas que se mueven, rotas y desportilladas”, y que “no son las contratadas que realmente se tenían que haber colocado”.

A pesar de lo expuesto, la denuncia apunta que tanto el alcalde como los concejales de Urbanismo y Hacienda “permitieron y autorizaron” la continuación de las obras, “a sabiendas” de que el pavimento colocado “incumplía” las condiciones exigidas en el contrato. De ahí el delito de prevaricación imputado en la demanda.

En fin, una querella más que, de ser admitida a trámite por el Juzgado, se uniría a las que ya pesan contra José Luis Amérigo como investigado por pagar facturas millonarias supuestamente sin contrato vigente por la limpieza viaria, de parques y jardines y por pagar gratificaciones extraordinarias presuntamente irregulares a un selecto club de empleados municipales, entre ellos, conocidos militantes y dirigentes del PSOE local.

El Paseo de las losas rotas

Con independencia de los presuntos delitos cometidos en la ejecución de la obra, el resultado de los trabajos presenta un Paseo Marítimo nuevo repleto de losas rotas, rajadas o desportilladas que afean uno de los principales recursos turísticos del municipio.

Todo apunta al empleo de materiales de calidad supuestamente inferior al necesario. Es lo que señala la denuncia presentada por el exalcalde y actual candidato de Cs, Salvador Hernández. Los desperfectos estás a la vista de quienes visitan y recorren Carboneras. Fotografías de estos deterioros inundan las redes sociales.