Los globos llegaron a la campaña


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Recuerdo los cumpleaños de mi nieto y la de globos que hemos tenido que inflar ante tal efemérides. Los globos dan color y alegría a la vida y a las actividades en la que participan los más pequeños de la casa. El que los globos lleguen a una campaña electoral no deja de ser divertido, el verlos como suben cielo arriba buscando las lejanas nubes, dejando sus colores como banderas que alegran las retinas de los que desde el suelo los van viendo desaparecer entra los cuatros cirros que jalonan nuestros cielos, en estos días con tormentas dispares.

A lo que no estaba uno acostumbrado es ver como los globos eran perseguidos, pisoteados hasta hacerlos reventar, minutos antes de comenzar la campaña, por parte de algunos militantes políticos. No sé lo que estaban persiguiendo con tamaña idiotez. ¿Qué culpa tienen los pobres y coloridos globos, que lo único que buscan en su vida es poner color y alegría en los acontecimientos dedicados a hacer felices a los seres humanos?

¿Qué buscaba Miguel Cazorla pisoteando globos? Eso, que nos lo diga. ¿Qué nos quería dar a entender con esa práctica? ¿Qué significado tenían cada uno de los globos explotados por la grey de Cazorla? No lo entiendo. ¿A quién se le ocurrió la idea, Miguel?

Dabais la impresión de ser unos jóvenes que estaban jugando a perseguir a unos globos que no se habían metido con ellos. Unos infantes mal criados, dando la impresión de escasa educación, disfrutando ante la explosión de aquellos plásticos de colores a los que no se les dejó subir camino de la libertad. Y daba la impresión, es una opinión, de que no teníais edad para ello. ¿Y para estar en política?

Miguel ha presentado casi seiscientas medidas a poner en marcha en la ciudad, de las que destaca 305, coño Miguel, te has pasado un par de pueblos.

¡Seiscientas medidas! Con un par.

Como consigas vencer en las elecciones del 28 vas a necesitar como mínimo cien años para implementar tanta medida. Este Miguel no tiene precio a la hora de lanzarse a una piscina, tenga la misma agua o se encuentre vacía. Que María propone 160 medidas en su programa, el gran Cazorla 600, nunca quedarse por detrás. Bueno es Miguel, el chico feliz de los globitos de colores.

Lo que no sé es lo que estarán pesando los globos de él y de su cuadrilla. No creo que les haya gustado la batalla contra ellos a pisotones y patadas que celebraban y en la que no se pudieron defender.

A veces, cuando no se tiene futuro de poder, y a la espera de un milagro está uno, son pocas las ocasiones en las que se consigue que a uno le tomen en serio, quizás por eso nos sacamos de la manga una lucha contras lo globos, pobres míos, que no le han hecho mal a nadie.

Miguel, ¿le habías puesto nombre a los globos qué explotabas con cierta satisfacción? Pensando durante un rato, he llegado a encontrar algunos nombres. Quizás algún Juan, una Ana, un Luis Rogelio, tal vez un Ramón, y hasta algún Rafael. Se me ocurren estos, pero estoy seguro que me dejo algunos entre las teclas.