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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
Durante años, con lluvia o sequía, truenos o relámpagos, vientos de poniente o levante en esta provincia nuestra, nos levantábamos cada semana con noticias sobre la Balsa del Sapo. Desde hace unos cuantos nada sabíamos de la muy notable balsa en otros tiempos. Creíamos, para que vean ustedes que somos crédulos e inocentes, que los políticos habían acabado con los problemas derivados por la dichosa. Que la guerra entre la balsa, los vecinos y los políticos se había acabado. ¡Qué viva la paz!
¡Sí, sí, solucionada! De paz, nada de nada.
Hace unas semanas a los medios llegaban de nuevo información sobre la balsa y las decisiones que iba a tomar la Junta, con doña Carmen Crespo a la cabeza, para intentar solucionar, o por o menos aminorar, los inconvenientes que viene dando desde hace años, lustros y décadas, el agua que brota y aparece en la charca. ¡Ha vuelto la guerra de la balsa!
Uno creía que el problema lo habían dejado solucionado los anteriores rectores de la Junta, y miren por donde ni los anteriores gestores del PSOE lo hicieron, y los actuales del Pp, con cinco años al frente tampoco lo ha logrado hasta el momento.
Pero están en vías de ello nos dicen: Qué chics tan buenos, son.
Aseguran que estudian nuevas fórmulas a poner en marcha.
Analizan futuras actuaciones sobre la mancha de agua.
Piensan, estudian, analizan. ¿Durante cuántos años más habrá que seguir esperando que estos señores pongan el huevo de pascua? ¿Cuántos va a durar la nueva guerra abierta entre la balsa y los dirigentes políticos?
Por lo que hemos leído no han sido capaces, por ahora, de encontrar la decisión definitiva a poner en marcha. Bajamos a cientos de metros en busca de la necesitada agua, creamos carísimas desaladoras, costosísimas obras, logramos que pierdan hectómetros de agua las tuberías de Galasa, pero no somos capaces, y vamos a meternos todos, a la hora de encontrar una solución a esa agua que le ha dado por llenar de vez en cuando la Balsa del Sapo y fastidiar a los vecinos que viven en la zona.
En España vivimos una sequía, que dicen se agudiza especialmente en Andalucía, y dentro de nuestra comunidad, Almería se pone la corona desde hace tiempo. Más agua, más árboles, se podía leer en los años cincuenta en las carreteras almerienses cuando algún líder político aparecía por estos lares. Setenta años después seguimos igual. Pero la guinda de esta sequía nos la pone una balsa con su tozudez, la del Sapo, empeñada ella en llevar la contraria a todos con esa agua que mana del suelo y que la va llenando sin que hasta el momento los líderes políticos de uno y otro partido hayan encontrado una solución a esta testaruda balsa a la que le ha dado por oponerse a lo que quieren los padres de la patria, en este caso a la madre de la patria almeriense y andaluza, Carmen Crespo.
Por ahora sigue la guerra entre ellas. ¿Usted, por quién apuesta para la victoria, por Carmen o por la balsa?
¿Se ahogará el prestigio político de la paisana en la balsa?
¡Sí, sí, solucionada! De paz, nada de nada.
Hace unas semanas a los medios llegaban de nuevo información sobre la balsa y las decisiones que iba a tomar la Junta, con doña Carmen Crespo a la cabeza, para intentar solucionar, o por o menos aminorar, los inconvenientes que viene dando desde hace años, lustros y décadas, el agua que brota y aparece en la charca. ¡Ha vuelto la guerra de la balsa!
Uno creía que el problema lo habían dejado solucionado los anteriores rectores de la Junta, y miren por donde ni los anteriores gestores del PSOE lo hicieron, y los actuales del Pp, con cinco años al frente tampoco lo ha logrado hasta el momento.
Pero están en vías de ello nos dicen: Qué chics tan buenos, son.
Aseguran que estudian nuevas fórmulas a poner en marcha.
Analizan futuras actuaciones sobre la mancha de agua.
Piensan, estudian, analizan. ¿Durante cuántos años más habrá que seguir esperando que estos señores pongan el huevo de pascua? ¿Cuántos va a durar la nueva guerra abierta entre la balsa y los dirigentes políticos?
Por lo que hemos leído no han sido capaces, por ahora, de encontrar la decisión definitiva a poner en marcha. Bajamos a cientos de metros en busca de la necesitada agua, creamos carísimas desaladoras, costosísimas obras, logramos que pierdan hectómetros de agua las tuberías de Galasa, pero no somos capaces, y vamos a meternos todos, a la hora de encontrar una solución a esa agua que le ha dado por llenar de vez en cuando la Balsa del Sapo y fastidiar a los vecinos que viven en la zona.
En España vivimos una sequía, que dicen se agudiza especialmente en Andalucía, y dentro de nuestra comunidad, Almería se pone la corona desde hace tiempo. Más agua, más árboles, se podía leer en los años cincuenta en las carreteras almerienses cuando algún líder político aparecía por estos lares. Setenta años después seguimos igual. Pero la guinda de esta sequía nos la pone una balsa con su tozudez, la del Sapo, empeñada ella en llevar la contraria a todos con esa agua que mana del suelo y que la va llenando sin que hasta el momento los líderes políticos de uno y otro partido hayan encontrado una solución a esta testaruda balsa a la que le ha dado por oponerse a lo que quieren los padres de la patria, en este caso a la madre de la patria almeriense y andaluza, Carmen Crespo.
Por ahora sigue la guerra entre ellas. ¿Usted, por quién apuesta para la victoria, por Carmen o por la balsa?
¿Se ahogará el prestigio político de la paisana en la balsa?


