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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
Los hay cipotes, pero no de una hora, o de un día, los hay cipotes para el resto de su vida pública, Y es de esperar, por el bien de todos nosotros, que se vayan cuanto antes. Miren ustedes, entre todos los altos cargos que ha puesto con el sello digital nuestro dilecto presidente, el señor Sánchez, don Pedro (la que le ha jugado el marroquí, pobrete mío), el de Pera Navarro en la DGT lleva camino de ser de las más sonadas.
Hace unos meses contamos por este mismo rincón, las disputas que se vienen produciendo entre peatones y conductores de patines eléctricos. No era una cuestión netamente de Almería y otras ciudades de nuestra provincia, era algo que se venía palpando en todo el país, y al que desde diferentes frentes se le intentaba que el señor Navarro, don Pera, le pusiera una solución. Y don Pera seguía subido en el peral, y sin pensar bajar. El hombre se diría, bajo y me atropella un patinete, o una bicicleta, así que, mejor me quedo aquí arriba, viendo los toros desde el tendido.
París los ha prohibido el pasado fin de semana, el alcalde “cobardica” de Madrid no quiere preguntar a los ciudadanos, controlará el número de patinetes en las calles. Y la pregunta es ¿cómo lo piensa hacer? Se va a dedicar la policía a contar los que salgan a las calles?
Sigamos con don Pera.
Ante las puyas que le han lanzado desde todos los frentes, incluso algunos llegan de la parte de su nombramiento, el hombre no ha tenido más remedio que bajarse del peral, y ante el riesgo de atropello, en esta ocasión por parte de los peatones que están de él hasta las narices, por no decir otro apéndice más apropiado, el bueno de Pera nos ha dicho, con ese toque tan suyo, con esa cierta distancia que tienen algunos señores de Cataluña a la hora de hablarles al resto de los españoles: “Que el problema con los patinetes lo tenemos que solucionar nosotros, que es cosa nuestra”.
Y que se sepa, aún no se ha arrepentido el caballero. Se volvió a subir a su peral, se volvió a convertir en pera, o en manzana, y nos dejó a los peatones con su recomendación. A partir de ahora nos toca pelearnos con los conductores de patinetes. ¿Y si son conductoras? En ese caso ni lo intente, agache la cabeza y a casa, que puede ser acusado de abusos deshonestos, y acabar con sus huesos esa noche en el cuartelillo.
Este caballero debe ser muy tonto, hablamos siempre en lo que respecta al cargo político ofrecido por su amigo Sánchez, como persona debe ser un encanto en su casa y con su familia, pero en lo tocante a DGT, vaya un sin sal que nos dejó su amiguito. Lo que me lleva a la lógica reflexión que todos nos hacemos. ¿De quién es la culpa, de Pera o de quién lo nombró? De quien lo nombró. Está claro, tenemos de presidente de Gobierno a un sin sal, un trozo de carne con ojos. Si fuera por lo menos una manzana normal, al Pera lo habría cesado a los dos días. Sánchez, estás quedando como el pito del sereno. Y los serenos ya no existen, ni siquiera en Jueves Santo.
Hace unos meses contamos por este mismo rincón, las disputas que se vienen produciendo entre peatones y conductores de patines eléctricos. No era una cuestión netamente de Almería y otras ciudades de nuestra provincia, era algo que se venía palpando en todo el país, y al que desde diferentes frentes se le intentaba que el señor Navarro, don Pera, le pusiera una solución. Y don Pera seguía subido en el peral, y sin pensar bajar. El hombre se diría, bajo y me atropella un patinete, o una bicicleta, así que, mejor me quedo aquí arriba, viendo los toros desde el tendido.
París los ha prohibido el pasado fin de semana, el alcalde “cobardica” de Madrid no quiere preguntar a los ciudadanos, controlará el número de patinetes en las calles. Y la pregunta es ¿cómo lo piensa hacer? Se va a dedicar la policía a contar los que salgan a las calles?
Sigamos con don Pera.
Ante las puyas que le han lanzado desde todos los frentes, incluso algunos llegan de la parte de su nombramiento, el hombre no ha tenido más remedio que bajarse del peral, y ante el riesgo de atropello, en esta ocasión por parte de los peatones que están de él hasta las narices, por no decir otro apéndice más apropiado, el bueno de Pera nos ha dicho, con ese toque tan suyo, con esa cierta distancia que tienen algunos señores de Cataluña a la hora de hablarles al resto de los españoles: “Que el problema con los patinetes lo tenemos que solucionar nosotros, que es cosa nuestra”.
Y que se sepa, aún no se ha arrepentido el caballero. Se volvió a subir a su peral, se volvió a convertir en pera, o en manzana, y nos dejó a los peatones con su recomendación. A partir de ahora nos toca pelearnos con los conductores de patinetes. ¿Y si son conductoras? En ese caso ni lo intente, agache la cabeza y a casa, que puede ser acusado de abusos deshonestos, y acabar con sus huesos esa noche en el cuartelillo.
Este caballero debe ser muy tonto, hablamos siempre en lo que respecta al cargo político ofrecido por su amigo Sánchez, como persona debe ser un encanto en su casa y con su familia, pero en lo tocante a DGT, vaya un sin sal que nos dejó su amiguito. Lo que me lleva a la lógica reflexión que todos nos hacemos. ¿De quién es la culpa, de Pera o de quién lo nombró? De quien lo nombró. Está claro, tenemos de presidente de Gobierno a un sin sal, un trozo de carne con ojos. Si fuera por lo menos una manzana normal, al Pera lo habría cesado a los dos días. Sánchez, estás quedando como el pito del sereno. Y los serenos ya no existen, ni siquiera en Jueves Santo.