El trasvase Tajo-Segura no es un capricho


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ANTONIO NAVARRO MARTÍN*

Estos días vuelve a estar de actualidad una de las grandes obras hidrológicas de nuestro país: el Trasvase Tajo-Segura.

Para nosotros, los agricultores, está claro que el agua es un asunto prioritario, y para organizaciones como ASAJA también. En Almería la presencia de trasvases se cierne principalmente por la comarca del Bajo Almanzora y Levante de la que se nutren municipios agrícolas y también turísticos.

Estos agricultores que cultivan cítricos, frutas y hortalizas llevan años de concienciación y de trabajo para que la eficiencia y la responsabilidad sea parte presente y futuro de sus explotaciones. Estos aportes que llegan tanto del Negratín como del Tajo-Segura son sencillamente para ellos imprescindibles.

No estamos hablando de un capricho o de un crecimiento agrícola desorbitado, a estos agricultores hace casi 10 años una riada les destrozó la desaladora con la que debían cubrir parte de sus necesidades y a día de hoy siguen sin poderla utilizar. Por lo tanto, hablar de trasvases para ellos es una cuestión de vida y supervivencia, pero también para el resto de la sociedad de la comarca, los negocios y el turismo que viene en verano a vivir en nuestros pueblos, como los son Carboneras, Mojácar, Garrucha, Pulpí o Cuevas del Almanzora, todos ellos reciben agua del Tajo-Segura y no sólo para regadío como pueden imaginar.

Por lo tanto, supone un error modificar las actuales reglas del juego sin tener en cuenta todo lo que generan los trasvases, y entre ellos el Tajo-Segura, y al menos deberían desde el Ministerio apostar por la creación de las infraestructuras necesarias y darles una alternativa a todos los agricultores y ciudadanos que dependen de un aporte extra a lo que desgraciadamente no llega de las nubes.

A los agricultores almerienses a estas alturas no se les puede hablar de eficiencia, de cambio climático, de sostenibilidad, porque ese camino ya se comenzó a andar hace bastantes años porque somos conscientes de la escasez y de la necesidad de buscar y trabajar en todas las alternativas que puedan permitir el mantenimiento y por supuesto el desarrollo de nuestros pueblos, porque la agricultura es riqueza y empleo y tiene un valor medioambiental innegable.

Pero es más si hablamos de costes también hay que tener en cuenta los elevados costes que para los agricultores del Levante tiene el uso del agua, posiblemente sea una de las zonas con el agua más cara, con precios que rondan entre los 60 y los 70 céntimos el metro cúbico, mientras otras zonas gozan de una subvención por la que el metro cúbico de agua desalada lo han puesto a 30 céntimos; aquí ni desalada ni 30 céntimos. Demasiada paciencia han demostrado los agricultores del Levante almeriense.

Por eso desde ASAJA volveremos a salir a la calle apoyando las reivindicaciones de los agricultores del Levante, porque tal y como hemos dicho el agua y el Tajo-Segura no es un capricho. Y es más si todas las Administraciones hubiesen cumplido con sus compromisos e inversiones en materia de agua la situación sería probablemente bien distinta.

*Antonio Navarro Martín es presidente de ASAJA-Almería.