Sorpresa internacional en El Salar de los Canos de Vera


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ENRIQUE FERNÁNDEZ MARTÍNEZ

Buen tiempo, horas de luz, desconfinamiento y un humedal exuberante de vida en los albores del verano. Nada más podían pedir aquellos que disfrutaban de la naturaleza con cada movimiento o sonido que ofrecía un espacio tan exclusivo como amenazado. O quizás sí. Porque no son pocos los naturalistas que en cada salida mantienen la ilusión intacta de encontrarse con algo fuera de lo normal, con algo que rompa los esquemas con los que han cerrado la puerta de casa.

Martinete en El Salar de los Canos
Ya el mes de mayo había estado cargado de sorpresas para los asiduos del Salar de los Canos. Un interesante grupo de martinetes adultos (Nycticorax nycticorax) se había asentado en torno a los espesos carrizos, la familia del pato colorado (Netta rufina) nos sorprendía nada más desconfinarnos con unos simpáticos pollos y la emblemática malvasía cabeciblanca (Oxyura leucocephala) parecía estar ante uno de sus mejores años de reproducción en el humedal.

Pero ha sido durante el pasado mes de junio cuando ha llegado la sorpresa internacional. Un ejemplar anillado de espátula común (Platalea leucorodia) había decidido pasar unos días en el humedal. La anilla de lectura a distancia que el ave tenía colocada dio a conocer que se trataba de una intrépida viajera que había sido anillada como juvenil en la laguna de Jasinje, al norte de Croacia, y que había elegido este espacio natural para pernoctar durante unos días.

Espátula anillada en Croacia descansando en Vera
La espátula es una especie emblemática que nidifica en España con unas 1.600 parejas, según los últimos resultados obtenidos. Tiene en Andalucía occidental sus principales colonias de cría españolas, entre las que se encuentran las marismas del Guadalquivir y del Odiel, así como la bahía de Cádiz. Se caracteriza por ser una gran zancuda pariente de los ibis, con un peculiar y amplio pico que le da nombre, el cual arrastra lentamente dentro de las aguas someras con la ayuda de unos receptores táctiles que le permiten localizar sus presas, principalmente invertebrados acuáticos, anfibios y pequeños peces.

A día de hoy, esta efímera visitante ha decidido cambiar de destino y acaba de ser avistada en el Parque Natural de El Hondo (Elche). Pero con su marcha y su nuevo hogar por unos días, deja de sí una importante lección para ciudadanos, empresas y administraciones públicas: los humedales litorales como el salar de los Canos son esenciales “estaciones de servicio” donde repostan las incansables aves que utilizan la “autopista” costera para sus migraciones internacionales. Con su pérdida, se está haciendo cada vez más difícil su nómada y ancestral modo de vida. No podemos cambiar sus costumbres, si no viajan sencillamente se perderán. Y es que, es prioritario preservar nuestra rica y a la vez escasa red nacional de humedales, si verdaderamente la intención es la de dar pasos en pro de la conservación de nuestra naturaleza. La pelota está en el tejado de todos.

*Enrique Fernández Martínez pertenece a la asociación Salvemos el Salar de los Canos y el Territorio
Fotografías de Miguel Ángel Gómez Becerro