Manuel Pimentel es un hombre inquieto y curioso, con una desmesurada debilidad por el Paleolítico, la edad del hombre más distante en el tiempo, que este fin de semana participa en la VI Carboneras literaria.
Manuel Pimentel junto al arqueólogo veratense Ignacio Martín Lerma en Cueva Oscura, Antas, un rico yacimiento Neolítico y Paleolítico situado en Antas. |
ALMERÍA HOY / 28·04·2019
Mide la vida en decenas de miles de años y eso le permite verla
con otra perspectiva. Cercano, sencillo y directo, se le ve disfrutar reptando
por los angostos pasillos que separan las estancias de una cueva y se le nota
fascinado cuando pisa por donde miles de años antes otros hombres, sin saberlo,
ponían los cimientos de lo que hoy somos.
- Parece que se está despertando un interés general por el mundo
de la arqueología
- Yo no soy científico, no soy arqueólogo,
pero tengo una gran afición y por eso puedo ver todo este
apasionante mundo un poco desde fuera. Somos uno de los países con el
patrimonio más rico de todo el planeta y, además, con una arqueología que se
remonta a lo más remoto, al Paleolítico. Muy cerca de aquí, en Orce, tenemos restos
de hace casi dos millones de años y esa presencia se ha prolongado en el tiempo
a lo largo de los siglos hasta llegar a nuestros días. Hay mucha materia y cada
día interesa más porque la arqueología no solamente es una ciencia, que lo es
sin duda, también es un relato y una aventura, en fin, es una ciencia muy
humana y maravillosa.
- ¿Cree que conocemos y valoramos suficientemente nuestro
patrimonio histórico?
- A pesar del enorme patrimonio que tenemos en España, en general
es poco conocido, no ha sido valorado como le corresponde y ha sido percibido
muchas veces como una dificultad para el desarrollo; sólo ahora empieza a
cambiar esa percepción. El primer deber de todos es conocer el patrimonio que
tenemos, y no únicamente el más lejano, sino el más cercano. En la comarca del
Levante tenemos El Argar, toda una cultura, una civilización, aún no sabemos
con absoluta certeza si un reino o varios, pero de lo que no cabe duda es de
que fue algo realmente singular y uno de los periodos de los que en España hay
menos registros arqueológicos y, por tanto, su importancia es superlativa. Durante una visita que hice a Antas, me emocioné viendo el cerro de
El Argar, que domina el municipio; un importantísimo centro metalúrgico rodeado
todavía por el misterio. Hay que amar la arqueología y conocer, sobre todo, la
que nos es más cercana. No tiene mucho sentido que cuando uno hace turismo vaya
a ver las ruinas mayas, toltecas o romanas y no conozca el patrimonio que tiene
más cerca, no lo proteja y no lo ame.
- ¿Somos conscientes de la importancia que eso supone, también en
lo económico?
- La arqueología atrae público de manera creciente y muy intensa.
Hay varias ciudades andaluzas que viven del patrimonio histórico y
arqueológico. Una es Granada, que sin la Alhambra perdería casi todo el
turismo; otra es Córdoba, que sin la Mezquita o Medina Azahara dejaría de
acoger a una gran parte de sus actuales visitantes; en Sevilla, Itálica recibe
muchísimos turistas, como también los espectaculares dólmenes de Antequera. Se
nos puede decir que son grandes monumentos, grandes yacimientos, pero yo, sin
duda ninguna, diría que "S, cuidadísimos y hoy serían una atracción muy
importante para científicos, turistas, familias que vienen a conocer el
patrimonio, colegios y personas interesadas, porque son dos joyas muy
singulares que obligan a los ciudadanos de Almería a asumir el deber de
recuperar y ponerse en marcha, no sólo por la cultura de Almería, sino también
por el negocio y el empleo, pues este tipo de patrimonio genera mucha actividad
económica, como vemos allí donde se ha puesto en valor.
- ¿Usted aboga por la gestión privada del patrimonio histórico
público?
- El patrimonio ha de tener siempre una tutela pública que
garantice que sea para todos, la calidad de su explotación, el rigor científico
con el que se trabaja y, una vez garantizada esa tutela pública, la gestión se
puede llevar a cabo por medio de las universidades, de funcionarios o de la
iniciativa privada. Nuestra legislación es muy cautelosa en la materia, pero hay
muchas experiencias internacionales. Por ejemplo, es de destacar la Sociedad de
Amigos de los Castillos en el Reino Unido, una entidad privada que realizó una
tarea de mantenimiento del patrimonio histórico y arqueológico interesantísima,
y otras muchas. Debemos ser muy imaginativos y buscar colaboraciones privadas
que permitirán canalizar fondos y actividad económica, mientras la parte
pública aportaría garantía científica, de mantenimiento y rigor, creo que es lo
inteligente y que hay un campo en esta materia de colaboraciones muy
importante.
- Ha estado visitando el paleolítico del Levante almeriense, una
época escasamente investigada aquí ¿qué impresión le ha causado?
- Durante la época de glaciación, cuando toda Europa estaba bajo
el hielo, el sur de la península ibérica, las costas andaluzas, mantuvieron un
clima más cálido que originó una densidad de población muy alta; por otro lado,
el conjunto de culturas, ese estar entre el Mediterráneo y el Atlántico, ha
hecho que hubiera muchísimo tráfico marítimo con otras zonas del Mediterráneo,
además del propiamente interno, y hace que haya muchos restos. Me llamaron
mucho la atención algunos yacimientos cercanos a Antas en los que se aprecia
una presencia paleolítica muy importante, con restos visibles, y también un
neolítico que se puede ver en alguna de las cuevas que visitamos. Es verdad que
cuando Antas tiene yacimientos de primer orden como El Argar, que es muy
llamativo, todo lo demás puede parecer un tanto eclipsado, pero la impresión
que me ha quedado es que Antas cuenta, además, con un importante conjunto
paleolítico y, más aún, paleolítico antiguo. Es decir, no sólo del homo sapiens
sapiens, que somos nosotros y donde hablamos de una antigüedad de casi 40.000
años, sino que debe haber bastante musteriense o neanderthal, que podríamos
datar entre 50.000 y 200.000 años de antigüedad.
- Eso es prehistoria, que algunos definen como la historia no
escrita
- Esa historia está escrita y lo está en forma de restos en las
cuevas, en trozos de cerámica, en piedras, lo que pasa es que muchas veces ese
libro que está escrito en el campo, no lo leemos porque no hemos manifestado
suficiente interés o porque aquéllos que están llamados a recuperarlo y a
estudiarlo, por diversos motivos, no han podido o no han querido hacerlo, y lo
bonito sería poder leer ese libro porque está ahí. En Almería hay todavía mucho
libro, yacimientos y hallazgos en el campo por descubrir, por leer y por
entender, algunos de ellos bastante espectaculares.
“Bueno para la ciencia y para el bolsillo”
A modo de conclusión, dice Pimentel que “Almería, en su conjunto,
es una provincia con una riqueza arqueológica altísima. Hay un primer deber que
es conocer ese patrimonio, que además es muy interesante y muy divertido porque
permite la evocación. En segundo lugar, tenemos que procurar recuperarlo y
mantenerlo porque hace un bien a la historia, a la ciencia, pero también supone
un bien para el bolsillo y la cartera, pues genera turismo de calidad y eso
termina repartiéndose entre todos y permitiendo que nuestros hijos sigan
viviendo aquí, que se mueva la economía y haya empleo; así que, bien sea por el
ideal o bien sea por lo material, tenemos que apoyar y defender nuestro
patrimonio arqueológico”.