Elecciones a mogollón


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MARIO SANZ CRUZ

Tras meses de ir preparando el terreno, después de romper con Ciudadanos, como hizo hace un tiempo con Izquierda Unida, la semana pasada, la presidenta de la Junta de Andalucía anunció el adelanto de las elecciones autonómicas al 2 de diciembre, por motivos estratégicos. Así que ya tenemos a nuestros políticos andaluces en precampaña, afilando las lenguas, inventando proyectos que después no se realizarán, preparando promesas que se llevará el viento poselectoral, buscando miserias, debilidades o secretos en el pasado de sus rivales para minar su credibilidad; en fin, lo normal en estos casos, para llevarlo a los medios y tratar de quedar por encima de los demás, hablando más fuerte o siendo más demagogo. Todo vale cuando se abre la veda de la pesca del voto.

Pero los problemas nunca vienen solos. Una vez que acaben de calentarnos la cabeza los políticos regionales, mientras se aclaran, pactan y dan inicio a una nueva legislatura; empezará la precampaña local y europea, ya que las elecciones municipales y europeas se han convocado para cinco meses después, el 26 de mayo de 2019. Entonces empezaremos a ver las peleas, muchas veces barriobajeras, de nuestros políticos locales, que van a su aire, sin que, necesariamente,sus programas tengan que ver con los de los partidos que representan; lo que no es ningún problema, porque no recuerdo ningún gobierno municipal que haya cumplido ni la cuarta parte de lo que llevaba en el programa electoral. Entonces vendrán los mítines cercanos, tendremos que escuchar los coches con altavoces que patrullaran nuestras calles, tendremos que ver cómo nuestros alcaldes, concejales y aspirantes a serlo, niegan la realidad, esconden las muchas deficiencias del pueblo y pintan el mismo un futuro idílico que nos vendieron en las elecciones anteriores.

A la vez tendremos que escuchar,en los medios de comunicación,a los políticos repetidores o pretendientes a un puesto en el parlamento europeo. Sus ecos lejanos nos hablarán de libre circulación de mercancías, de mercados, de moneda única, de cierre de fronteras y deportaciones, de pro europeístas y anti europeístas; pero casi nunca de obligar a los gobiernos miembros a respetar los derechos sociales, de obligarles a respetar la naturaleza, de perseguir la contaminación y los abusos de las grandes industrias, de apoyo a las fronteras exteriores en los países del sur, de gestión con cabeza y humanidad de las migraciones, o de solidaridad y colaboración con los países del entorno. Pero, Europa nos queda muy lejos, en la distancia y en nuestros sentimientos, y las noticias que emanan de ese parlamento nos llegan con tan poca fuerza que casi nunca consiguen sobresalir en los telediarios.

Para más inri, se comenta que las elecciones generales podrían adelantarse al otoño, por lo que, nada más empezar a instituirse los nuevos ayuntamientos y el renovado parlamento europeo, volveríamos a entrar en precampaña. Entonces, según hayan quedado las anteriores elecciones y sus posteriores pactos, tendremos que seguir escuchando promesas, reproches, acusaciones, proyectos y falsedades.

Estamos empezando un maratón electoral que nos va a costar un pastón y nos va a afectar a la salud. De por sí, el día a día de la democracia es un despliegue, bastante insistente y difícil de soportar, de políticos en medios y redes, tratando de convencernos de las bondades de su partido y de las maldades del contrario; pero tener esta cantidad de elecciones en menos de un año, va a convertir estos meses en una continua campaña electoral, con estrategias enlazadas de las formaciones políticas, que nos va a hacer perder la cabeza, si no la hemos perdido ya.
Desde luego, el tiempo venidero va a estar moviditos políticamente. Habrá que armarse de paciencia empezar a comprar tapones para los oídos, pastillas para el dolor de cabeza y cribas para poder separar el poco grano de la mucha paja.