La imagen recuerda a la mítica creación de Francisco Ibáñez, 'Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio', pero no; no está sacada un tebeo
A la izquierda, cómo ha quedado la fachada. A la derecha, el cartel delatador.. // Jesús Muñoz-Google Maps. |
EDITORIAL
La imagen recuerda a la mítica creación de Francisco Ibáñez, 'Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio', pero no; no está sacada un tebeo, sino de la calle Marín, en Almería capital, donde la Junta de Andalucía ejecutaba la obra de rehabilitación de un viejo edificio. Una actuación merecedora, cómo no, del correspondiente cartelito anunciando quién corre con los gastos —como si estuviera costeada por los gestores políticos de una administración pública, y no por los ciudadanos 'crujidos' a base de impuestos—.
Según se ve, nadie contó con el susodicho cartelito a la hora de pintar la fachada, y ahí queda la imagen de la enésima chapuza de la Junta de Andalucía en Almería. Desde luego, ésta es una nimiedad comparada con el proyecto arquitectónico inicial de la Plaza Vieja —para encender la luz de una habitación había que encender la planta entera, igual que con el aire acondicionado...— o con otra obra que, a día de hoy, aún está en marcha pese a estar prometida para 2011: el hospital Materno-Infantil, cuyo proyecto arquitectónico inicial presentaba cerca de 200 deficiencias, incluyendo pasillos por los que no cabía una camilla, o problemas de iluminación en los quirófanos. Y tampoco le llega a los tobillos del acero corten en las milenarias murallas de Jayrán. Pero ahí queda, una vez más, la imagen de desidia de una administración pública.
Según se ve, nadie contó con el susodicho cartelito a la hora de pintar la fachada, y ahí queda la imagen de la enésima chapuza de la Junta de Andalucía en Almería. Desde luego, ésta es una nimiedad comparada con el proyecto arquitectónico inicial de la Plaza Vieja —para encender la luz de una habitación había que encender la planta entera, igual que con el aire acondicionado...— o con otra obra que, a día de hoy, aún está en marcha pese a estar prometida para 2011: el hospital Materno-Infantil, cuyo proyecto arquitectónico inicial presentaba cerca de 200 deficiencias, incluyendo pasillos por los que no cabía una camilla, o problemas de iluminación en los quirófanos. Y tampoco le llega a los tobillos del acero corten en las milenarias murallas de Jayrán. Pero ahí queda, una vez más, la imagen de desidia de una administración pública.