Ecologistas cargan nuevamente contra el olivar intensivo

Denuncian «una ofensiva por parte de grandes intereses especuladores» que identifican con «grandes fortunas» y «empresas constructoras o de transportes»


Finca de olivar intensivo en Vera.

ALMERÍA HOY / 29·11·2015

La organización conservacionista Ecologistas en Acción ha arremetido nuevamente contra el desarrollo del olivar intensivo en nuestra provincia, al que responsabiliza de un «ecocidio» en el entorno de Río Aguas por la sobreexplotación de su acuífero.

Tras la emisión de un programa en la televisión estatal sobre la problemática del Río Aguas, la asociación ha remitido un comunicado a los medios en el que acusa al secretario general provincial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Jose Gabriel López Segura, de faltar a la verdad cuando asegura que la Delegación Territorial carece de herramientas para impedir la implantación de este tipo de cultivos.

De igual modo, han recordado la imputación del anterior delegado de Agricultura y Medio Ambiente, José Manuel Ortiz Bono, por permitir presuntamente la fragmentación de un proyecto de olivar para evitar así la necesidad de un estudio de impacto ambiental.

Para Ecologistas en Acción, las delegaciones de Agricultura y Medio Ambiente en Almería «no sólo no han hecho nada para evitar dicha expansión desmesurada sino que, más bien al contrario, han hecho mucho a favor de que se desarrolle este problema», que responde, en su opinión, a «una ofensiva por parte de grandes intereses especuladores que han visto en el regadío el perfecto sustituto de la construcción».

En este sentido, ha denunciado asimismo que «son grandes fortunas, de empresas constructoras, o de transportes, las que están promoviendo la transformación a regadío de enormes extensiones de terreno forestal, compitiendo con ventaja con explotaciones más pequeñas y afectando inevitablemente al precio de los productos».

La organización que, cabe recordar, realizó una intensa campaña en contra del trasvase del Ebro, reconoce no obstante que «el escaso funcionamiento de la desalación no se debe a una decisión política sino a la falta de demanda por parte de la agricultura debido al precio», y que «llevar el agua desalada a Campo de Tabernas tendría un coste tal que haría inviables las producciones agrícolas», por lo que, concluye, «la única solución es reducir la superficie cultivada y reducirla a aquellos usos más sostenibles con el medio ambiente y la sociedad».