Cárcel para el clan rumano que traía compatriotas para forzarles a mendigar

Tras ser arrestados en el marco de la operación 'Lazarillo', la Audiencia Provincial de Almería les ha condenado a penas que oscilan entre los cuatro y los dos años de prisión


Audiencia Provincial de Almería. | Archivo.

ALMERÍA HOY / 24·11·2015

La Audiencia Provincial de Almería ha condenado a penas que oscilan entre los cuatro y los dos años de prisión a seis integrantes de un clan que se dedicaba a traer a compatriotas engañados a España desde su país natal, Rumanía, a los que, una vez aquí, los coaccionaba con «violencia física y psíquica» para que ejerciesen la mendicidad.

El clan, que fue desarticulado por la Policía Nacional en 2012 en el marzo de la operación 'Lazarillo', hacía falsas promesas de trabajo a las víctimas para traerles a España, donde les privaban de su libertad deambulatoria y les obligaban a entregar el dinero obtenido de pedir limosna.

El tribunal impone a los hermanos F.M. y A.M. la pena de cuatro años de cárcel como autores de un delito de trata de seres humanos mientras que a un tercer hermano, N.M., un yerno, R.I., y las esposas de dos de ellos, M.M. y M.R., les condena a dos años de cárcel.

En todos los casos aplica la atenuante muy cualificada de reparación del daño que estimó el fiscal en el acto de juicio, y que llevó a la modificación del escrito de calificación provisional en el que interesaba penas individuales de nueve años de prisión. Los seis acusados reconocieron entonces los hechos en sala y mostraron su conformidad con la condena solicitada por el Ministerio Público.

La sentencia fija en 30.000 euros para cada uno de los dos testigos protegidos la indemnización por daños morales, que los acusados deberán abonar de manera conjunta y solidaria, según han informado fuentes judiciales. Por otra parte, el tribunal ha acordado la suspensión de la pena para los cuatro acusados condenados a 24 meses de cárcel con la condición de que no vuelvan a delinquir por periodo de tres años.

Según los hechos probados, todos los miembros de clan carecían de actividad laboral y «se pusieron de acuerdo» para tejer la trama con el objetivo de «sufragar sus necesidades económicas».

Conforme a este plan contactaban, a través de otros familiares, con personas residentes en Rumanía que, por su situación económica, necesitaban trabajo y les ofertaban la realización de labores en el campo en Almería. Además, se ofrecían a sufragar el coste del viaje y a proporcionales alojamiento.

Una vez llegaban a la provincia, les obligaban, bien mediante violencia física bien con violencia psíquica, a que ejerciesen la mendicidad en distintos puntos de la ciudad almeriense y les forzaban a entregarles el dinero obtenido.

Con estos ingresos, los procesados compraban bienes como ordenadores, teléfonos móviles, cargadores de teléfono o gafas de sol que, posteriormente, dedicaban a la venta a terceros.