Las hectáreas en producción aumentaron un 1,9%, las toneladas producidas lo hicieron en un 1,2% y el valor de la producción comercializada en un más que destacable 14,1%
EUROPA PRESS / 26·11·2015
Los cultivos hortofrutícolas de la provincia de Almería han vuelto a superar todos sus registros históricos en la anterior campaña, de forma que mientras que las hectáreas en producción aumentaron un 1,9%, las toneladas producidas lo hicieron en un 1,2% y el valor de la producción comercializada en un más que destacable 14,1%.
Así se desprende del estudio 'Análisis de la campaña hortofrutícola de Almería 2014/2015', que elabora cada año el Servicio de Estudios Agroalimentarios de la cooperativa de crédito almeriense. Según la entidad, en lo que se refiere a la superficie invernada, esta hectáreas seguido creciendo en la última campaña, alcanzando las 29.597 hectáreas, lo que ha supuesto un incremento del área cubierta del 1,9%.
Este crecimiento en la superficie protegida se ha trasladado a la superficie efectiva con menor intensidad, marcando también un nuevo máximo de la serie histórica. Así, se cultivaron en la provincia 53.720 hectáreas, un 0,5% más que en la campaña anterior.
El crecimiento de la superficie hectáreas traído de la mano un incremento de la producción, que alcanzó para el conjunto de las frutas y hortalizas un volumen de 3.227.923 toneladas, de las que casi 3,2 millones se corresponden con los principales productos del campo almeriense.
La tasa de variación anual de la cifra global fue de un 1,2%, lo que implica que los rendimientos generales aumentaran ligeramente durante la campaña. Por productos, berenjena, melón y sandía fueron los que obtuvieron avances más llamativos. En el caso de la primera, dicho crecimiento fue muy significativo, ya que el tonelaje producido se elevó un 25,4%.
En el lado opuesto se situaron el tomate —6,5 por ciento—, la judía verde —-3,4 por ciento— y el pimiento —3,1 por ciento—. Observando la tendencia de los últimos 10 años, berenjena y sandía son los dos cultivos que más han crecido en producción, en el segundo caso de forma casi continua y en el primero con un importante bache en las dos campañas precedentes, que han sido corregido y superado en la que estamos analizando. Por el contrario, el fruto que peor evolución han seguido en el decenio hectáreas sido el melón, cuya producción ha caído en el conjunto del período un 41%.
El valor de la producción también ha marcado un nuevo máximo, con un avance muy significativo en relación a las tasas mostradas por el resto de las variables. Los agricultores almerienses vieron sus cosechectáreass alcanzar la cifra de 1.774,29 millones de euros, un 14,1% más que en la campaña precedente.
Este incremento del valor está directamente relacionado con el aumento de las producciones pero, sobre todo, con la mejora de las cotizaciones. Los aumentos en valor hectáreasn tenido lugar en gran parte de los productos y en casi todos hectáreasn estado en cifras de dos dígitos. Las únicas excepciones las hectáreasn constituido el pepino, el pimiento y el tomate.
Los directivos de Cajamar han destacado también algunas cuestiones concretas, como el avance del proceso de concentración de la oferta local, el impacto del veto ruso, el peso de las exportaciones sobre el total comercializado y, sobre todo, la incertidumbre respecto a la disponibilidad de agua, que sigue siendo una cuestión preocupante para todos los agentes del sector más de medio siglo después de la construcción del primer invernadero.
Así se desprende del estudio 'Análisis de la campaña hortofrutícola de Almería 2014/2015', que elabora cada año el Servicio de Estudios Agroalimentarios de la cooperativa de crédito almeriense. Según la entidad, en lo que se refiere a la superficie invernada, esta hectáreas seguido creciendo en la última campaña, alcanzando las 29.597 hectáreas, lo que ha supuesto un incremento del área cubierta del 1,9%.
Este crecimiento en la superficie protegida se ha trasladado a la superficie efectiva con menor intensidad, marcando también un nuevo máximo de la serie histórica. Así, se cultivaron en la provincia 53.720 hectáreas, un 0,5% más que en la campaña anterior.
El crecimiento de la superficie hectáreas traído de la mano un incremento de la producción, que alcanzó para el conjunto de las frutas y hortalizas un volumen de 3.227.923 toneladas, de las que casi 3,2 millones se corresponden con los principales productos del campo almeriense.
La tasa de variación anual de la cifra global fue de un 1,2%, lo que implica que los rendimientos generales aumentaran ligeramente durante la campaña. Por productos, berenjena, melón y sandía fueron los que obtuvieron avances más llamativos. En el caso de la primera, dicho crecimiento fue muy significativo, ya que el tonelaje producido se elevó un 25,4%.
En el lado opuesto se situaron el tomate —6,5 por ciento—, la judía verde —-3,4 por ciento— y el pimiento —3,1 por ciento—. Observando la tendencia de los últimos 10 años, berenjena y sandía son los dos cultivos que más han crecido en producción, en el segundo caso de forma casi continua y en el primero con un importante bache en las dos campañas precedentes, que han sido corregido y superado en la que estamos analizando. Por el contrario, el fruto que peor evolución han seguido en el decenio hectáreas sido el melón, cuya producción ha caído en el conjunto del período un 41%.
El valor de la producción también ha marcado un nuevo máximo, con un avance muy significativo en relación a las tasas mostradas por el resto de las variables. Los agricultores almerienses vieron sus cosechectáreass alcanzar la cifra de 1.774,29 millones de euros, un 14,1% más que en la campaña precedente.
Este incremento del valor está directamente relacionado con el aumento de las producciones pero, sobre todo, con la mejora de las cotizaciones. Los aumentos en valor hectáreasn tenido lugar en gran parte de los productos y en casi todos hectáreasn estado en cifras de dos dígitos. Las únicas excepciones las hectáreasn constituido el pepino, el pimiento y el tomate.
Los directivos de Cajamar han destacado también algunas cuestiones concretas, como el avance del proceso de concentración de la oferta local, el impacto del veto ruso, el peso de las exportaciones sobre el total comercializado y, sobre todo, la incertidumbre respecto a la disponibilidad de agua, que sigue siendo una cuestión preocupante para todos los agentes del sector más de medio siglo después de la construcción del primer invernadero.