DIEGO J. RUIZ
25·05·2015
El camino a la servidumbre en las democracias está siendo así: de la socialdemocracia al socialismo, y del socialismo al comunismo.
España sale de una larguísima etapa socialdemócrata de más de 25 años y transita de la mano de Podemos a la etapa socialista, a igual que Grecia. Venezuela, que vivió décadas de socialdemocracia hasta la llegada del socialismo chavista, transita actualmente al comunismo.
No hay tratamiento posible contra el socialismo. Como cualquier enfermedad vírica, es necesario padecerlo para crear antígenos —nuevos valores y principios éticos— que desencadenen la formación de anticuerpos —instituciones sociales y políticas renovada— y causen una respuesta inmunitaria. Por ello, sólo las sociedades que lo han padecido durante décadas son las que no quieren volver a ello, como es el caso de Europa oriental.
Tras el día de ayer, la única defensa posible es a título individual, ya que los partidos y líderes sociales que deberían habernos defendido han fracasado. Por ello, expatriar los ahorros, emigrar, enviar los hijos a estudiar fuera, trasladar la residencia fiscal, es lo único que a partir de hoy podemos hacer.
Amigos y familiares míos de Argentina, Venezuela, Cuba, etc. lo hicieron en su día. La desesperanza y la pobreza que el socialismo trae consigo, les empujó a dejar su país. Yo mismo también, hace cuatro años, cuando advertí de la espiral hacia el caos que tomaba la sociedad española durante el gobierno de ZP, salí de España. Y desde entonces, centenares de miles de españoles emigraron tras de mí.
Ahora, este proceso de degradación social y económica irá aún más rápido. Preparémonos para vivir unos largos años muy amargos.
España sale de una larguísima etapa socialdemócrata de más de 25 años y transita de la mano de Podemos a la etapa socialista, a igual que Grecia. Venezuela, que vivió décadas de socialdemocracia hasta la llegada del socialismo chavista, transita actualmente al comunismo.
No hay tratamiento posible contra el socialismo. Como cualquier enfermedad vírica, es necesario padecerlo para crear antígenos —nuevos valores y principios éticos— que desencadenen la formación de anticuerpos —instituciones sociales y políticas renovada— y causen una respuesta inmunitaria. Por ello, sólo las sociedades que lo han padecido durante décadas son las que no quieren volver a ello, como es el caso de Europa oriental.
Tras el día de ayer, la única defensa posible es a título individual, ya que los partidos y líderes sociales que deberían habernos defendido han fracasado. Por ello, expatriar los ahorros, emigrar, enviar los hijos a estudiar fuera, trasladar la residencia fiscal, es lo único que a partir de hoy podemos hacer.
Amigos y familiares míos de Argentina, Venezuela, Cuba, etc. lo hicieron en su día. La desesperanza y la pobreza que el socialismo trae consigo, les empujó a dejar su país. Yo mismo también, hace cuatro años, cuando advertí de la espiral hacia el caos que tomaba la sociedad española durante el gobierno de ZP, salí de España. Y desde entonces, centenares de miles de españoles emigraron tras de mí.
Ahora, este proceso de degradación social y económica irá aún más rápido. Preparémonos para vivir unos largos años muy amargos.
Diego J. Ruiz es economista y experto en estrategia empresarial.