La Policía asegura que se habrían recaudado más de 32.000 euros en los últimos tres meses, y que sólo se destinaba un 10% de las ganancias a los premios
EUROPA PRESS / 26·05·2015
La Unidad del Cuerpo Nacional de Policía adscrita a la Junta de Andalucía ha desmantelado un bingo ilegal en una cafetería de Balerma (El Ejido) que había recaudado más de 32.000 euros en tres meses, si bien apenas destinaba el diez por ciento a premios.
En el momento de la intervención de los agentes, en el interior del establecimiento público se encontraban 37 personas celebrando una partida clandestina, según ha explicado la Junta, señalando que se identificó al titular del establecimiento como organizador de la actividad ilegal, así como una persona encargada de cantar los números.
En los últimos tres meses, los organizadores habrían acumulado más de 32.000 euros con tan sólo dos días de juego a la semana, y a diferencia de un bingo legal, donde se reparte un 65% de lo jugado en premios, apenas repartían un diez por ciento, lo que resultaba «abusivo» para los clientes.
Este tipo de actividad suponía la comisión de un «triple fraude» al no contar la cafetería con «ningún tipo de autorización» para esta actividad, por lo que los clientes están «desprotegidos», se comete un fraude fiscal y existe un perjuicio para los establecimientos que sí cumplen la legislación y que encuentran en estos locales una «competencia desleal».
En el momento de la intervención de los agentes, en el interior del establecimiento público se encontraban 37 personas celebrando una partida clandestina, según ha explicado la Junta, señalando que se identificó al titular del establecimiento como organizador de la actividad ilegal, así como una persona encargada de cantar los números.
En los últimos tres meses, los organizadores habrían acumulado más de 32.000 euros con tan sólo dos días de juego a la semana, y a diferencia de un bingo legal, donde se reparte un 65% de lo jugado en premios, apenas repartían un diez por ciento, lo que resultaba «abusivo» para los clientes.
Este tipo de actividad suponía la comisión de un «triple fraude» al no contar la cafetería con «ningún tipo de autorización» para esta actividad, por lo que los clientes están «desprotegidos», se comete un fraude fiscal y existe un perjuicio para los establecimientos que sí cumplen la legislación y que encuentran en estos locales una «competencia desleal».