Tras los cuatro cetáceos descubiertos el pasado fin de semana, hallan sin vida tres tortugas bobas en playas de Mojácar, Cabo de Gata y Almerimar
Un voluntario examina uno de los tres ejemplares de tortugas hallados en la costa almeriense. |
ALMERÍA HOY / 24·04·2015
Tres ejemplares de tortuga boba han aparecido muertas en las playas de Almerimar, Cabo de Gata y Mojácar durante la misma jornada,y vienen a sumarse a los tres cetáceos hallados el pasado fin de semana —dos delfines y un cachalote— en distintos puntos de la costa almeriense.
Desde Equinac, entidad autorizada para el rescate de especies marinas protegidas en la provincia, ha explicado que la tortuga hallada en Almerimar, de un tamaño de poco más de 40 centímetros de caparazón, no presentaba anzuelos ni plásticos en el esófago. Por su parte, la de Mojácar, de poco más de 45 centímetros de caparazón, presentaba una fractura en el caparazón, aunque se desconoce si ha podido producirse tras su muerte.
En el caso de la encontrada en Cabo de Gata, la más grande de las tres con un caparazón superior a los 60 centímetros de largo, también presentaba una fractura en el caparazón, si bien no se ha podido determinar si dicha fractura se ha producido antes o después de su muerte.
En los tres casos, el mal estado de los cadáveres hizo «imposible practicarles la necropsia», por lo que se han recogido muestras de piel para el estudio de genética por parte del CSIC, con la que Equinac colabora en la identificación de las poblaciones de estas tortugas.
Cada ejemplar de tortuga marina «es de un alto valor ecológico». La tortuga boba está clasificada como una especie en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), por lo que el comercio internacional en esta especie es considerado ilícito.
Desde Equinac, entidad autorizada para el rescate de especies marinas protegidas en la provincia, ha explicado que la tortuga hallada en Almerimar, de un tamaño de poco más de 40 centímetros de caparazón, no presentaba anzuelos ni plásticos en el esófago. Por su parte, la de Mojácar, de poco más de 45 centímetros de caparazón, presentaba una fractura en el caparazón, aunque se desconoce si ha podido producirse tras su muerte.
En el caso de la encontrada en Cabo de Gata, la más grande de las tres con un caparazón superior a los 60 centímetros de largo, también presentaba una fractura en el caparazón, si bien no se ha podido determinar si dicha fractura se ha producido antes o después de su muerte.
En los tres casos, el mal estado de los cadáveres hizo «imposible practicarles la necropsia», por lo que se han recogido muestras de piel para el estudio de genética por parte del CSIC, con la que Equinac colabora en la identificación de las poblaciones de estas tortugas.
Cada ejemplar de tortuga marina «es de un alto valor ecológico». La tortuga boba está clasificada como una especie en peligro de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), por lo que el comercio internacional en esta especie es considerado ilícito.