La Romanilla y Las Salinas, contaminadas por las aguas de la Balsa de El Sapo

El PA exige a la Junta que paralice el sistema actual de desagüe, que depure las aguas y las canalice para anular su impacto


Estado actual de las aguas que la Balsa del Sapo vierte a las playas de Roquetas de Mar
ALMERÍA HOY / 14·10·2014

La Balsa de El Sapo es de nuevo centro de la polémica entre los partidos políticos. Mientras que unos se quejan de la escasa financiación que recibe, otros como el PA, se quejan de su «gestión global» como espacio con valor medioambiental, pero con «riesgo de desborde y de elemento contaminante en las playas». Así, los nacionalistas exigen a la Junta que realice las obras de desagüe «según el proyecto inicial, depure la contaminación y suciedad antes de su entrada en el mar y realice las obras necesarias para que su impacto sea nulo».

El secretario provincial del PA, Juan Martínez, argumentó sus quejas explicando como en el Real decreto-Ley 9/1998 se declaraba la Balsa del Sapo como zona de alto riesgo de inundación «con los mayores índices de peligrosidad». Recordó, a su vez, que en enero de 2011 la Administración Estatal y la Autonómica firmaron un convenio para la redacción del proyecto de desagüe de La Balsa del Sapo que se plasmó en el Plan Hidrológico de Cuencas Mediterráneas de la Junta de Andalucía donde se contemplaba su desagüe mediante la construcción de un túnel de 7,5 km que continuaría con un canal hasta el mar. «Se licitó la redacción del proyecto en marzo de ese mismo año, con un presupuesto de 40.600.000 euros, pero al año siguiente ya no estaba previsto hacer nada».

Ese mismo año, la Junta prohibió la pesca donde desagua la balsa «porque apareció salmonella en algunos pescados, indicando como causa probable los vertidos de aguas residuales urbanas de las Norias», argumentó el nacionalista.

Una nuevo cambio en 2005 puso de nuevo en la agenda política esta zona cuando se modificó el Plan Hidrológico Nacional y se incluyó la construcción de una desaladora en la balsa y actuaciones complementarias de reutilización de aguas residuales en el Campo de Dalias.

La masa de agua de la Balsa del Sapo «ha sido negada por la Junta de Andalucía para evitar las inversiones necesarias para mantenerla en buen estado», como exigiría la protección que supone la calificación de espacio con valor medioambiental por ser refugio y mantenimiento de aves.

La solución que se ha dado hasta el momento a las inundaciones de la Balsa ha sido su desagüe por la rambla del Cañuelo, que desemboca en Roquetas de Mar. «Lo que ha perjudicado gravemente el medio ambiente por la contaminación y suciedad de las playas y ha atacado directamente al recurso económico más importante del municipio, el turismo», puntualizó.

Para el nacionalista, que la Junta le dé la protección medio ambiental que merece y necesita La Balsa del Sapo «es un elemento intrínseco a su uso, pero tiene que ser compatible con las necesidades del municipio». Asimismo, remarcó que la Administración debe suspender el desagüe «en las condiciones que se está haciendo por la contaminación y suciedad que está llevando a las playas de Roquetas, fundamentalmente, a la playa de La Romanilla y a la playa de Las Salinas».