Arranca el juicio contra el acusado de asesinar a su primo en una gasolinera

El procesado engañó presuntamente a su primo para que le llevase hasta un centro de salud en El Ejido, asestándole 22 puñaladas en una parada durante el trayecto


Imagen de archivo

EUROPA PRESS / 13·10·2014

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería acoge este martes el arranque de la vista oral contra un hombre de 33 años acusado de asesinar a su primo, a quien asestó hasta 22 puñaladas en el interior de un turismo tras prepararle una encerrona y llevarlo hasta una gasolinera ubicada en El Ejido, donde perpetró el crimen.

El Ministerio Fiscal solicitará para J.A.S., presunto autor de los hechos, una pena de 24 años de prisión, además de otros 30 años de destierro, y un total de 310.000 euros en indemnizaciones a los padres, hijos y pareja del fallecido.

El procesado, según recoge el escrito de calificación provisional, habría simulado «molestias físicas», pidiendo a su esposa que avisase a la víctima para que llevase a ambos en su coche hasta el centro de salud. Días antes, para dar cumplimiento a este fin, y según el Ministerio Público, adquirió una navaja que habría ocultado entre sus ropas antes de subirse al vehículo.


Los hechos

El relato de los hechos que apunta a que J.A.S. tenía la «firme decisión de acabar con la vida de su primo», y con ese objetivo, en la madrugada del 24 de agosto de 2013, habría fingido experimentar «molestias físicas», pidiendo a su esposa que avisase a la víctima para que les llevase hasta el centro de salud. De camino, en torno a las 03:15 horas, se detuvieron en una gasolinera del núcleo urbano de Santa María del Águila para repostar. Instantes después, al detener el vehículo en el cruce de acceso de la A-7, el procesado habría sacado la navaja que ocultaba entre sus ropas, asestando a su primo, de manera «sorpresiva, rápida y fulminante» hasta 22 puñaladas en la cabeza, el cuello, las manos y los brazos que le causaron la muerte «de manera instantánea e irremediable» por un shock hipovolémico.
Destaca el fiscal que la mayor parte de las heridas fueron inflijidas «con el propósito de causarle sufrimiento innecesario y gratuito, aumentando cruelmente el dolor de la víctima».

Fue la esposa del procesado quien, tras presenciar los hechos desde el asiento trasero y abandonar de forma precipitada el vehículo, dio la voz de alarma «pidiendo ayuda en la gasolinera». J.A.S. emprendió la huida en ese momento, conduciendo el coche hasta el paraje del Pozo de la Tía Manolica, donde lo abandonó con el cuerpo de la víctima en su interior.

El arma homicida fue hallada por la Guardia Civil en una zona de invernaderos de Matagorda, en la que presuntamente se deshizo de ella el procesado, quien, para el Ministerio Público, actuó «sabiendo y aprovechando que la navaja empleada le suponía una mayor ventaja frente a su primo, desarmado, lo que mermaba notablemente su capacidad de defensa».

Añade que la «peligrosidad de la navaja» empleada, los «lugares del cuerpo atacados» y el número de golpes asestados eran «idóneos para causar la muerte sin que J.A.S. pudiera en modo alguno desconocer el potencial resultado mortal que con tal acción podía ocasionar».

En el momento de ser asesinada, la víctima convivía con su pareja de hecho y los dos hijos de ambos, así como con sus padres.

J.A.S. será juzgado por un jurado popular.