Los médicos, los usuarios y la educación


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Hasta ahora la noticia estaba en que los ciudadanos, en su visita a la sanidad pública, insultaba, cuando no golpeaba a médicos y enfermeros a las primeras de cambio. Salida a las puertas de los hospitales por parte de las autoridades y compañeros, y petición unánime de que se trabajara porque situaciones así no se volvieran a producir. No pasaba un mes cuando de nuevo la noticia de alguna agresión sanitaria llegaba a los medios. Y de nuevo el personal sanitario a las puertas del hospital y con mascarillas.

No es este el caso que comentamos, o los casos, el de Tabernas nos ha dejado la sensación de que un berraco, o un guarro como él mismo se ha autodefinido, estaba haciendo las funciones de médico en el centro de salud de este pueblo. No creo que haga falta relatarles de nuevo la situación vivida por la paciente con el titular de la consulta de este pueblo. En el otro caso, si no se llegó a los tocamientos del primero (berraco), fue la expresión usada por el galeno lo que lo ha llevado a la actualidad y a recorrer la red social. Se nos contaba que en Albox un doctor le manifestó a una señora que se presentó en la consulta que su problema clínico era que estaba “mal follada”. ¡Viva la educación, doctor! ¡Ay, pisa, pisa! Y cada lectivo vamos a peor.

Lo mismo el hombre lo dijo bajo una observación médica, profesional vamos, tras convencerse de que un buen rato de felicidad íntima acabaría con los problemas sanitarios que presentaba la paciente que tenía sentada enfrente. Pero si la primera se quejaba de los tocamientos del becerro que estaba de médico, la salida del segundo no parece de recibo se mire desde el punto que se quiera, sea este sanitario o educativo. Tendremos que seguir penando por lo datos que nos ofrece el barómetro pisa, y que se lo vienen ganando las políticas educativas de este país.

Lo cierto es que tras un desvarío como el que está sufriendo la sanidad pública andaluza, dimisiones, colas, gripe, mascarillas…illas, illas, lo único que le faltaba a la pobre era la presencia de estos galenos en medio del servicio a los ciudadanos. Son solo dos gotas de agua, es cierto, ante los miles de médicos que están realizando un servicio eficaz, eficiente, educativo y profesional, pero que aparecen en las páginas de la prensa y marcan el día a día de la profesión sanitaria. Es lamentable que, por unos pocos, en este caso por dos, pague el colectivo, pero es lo que sucede en estas ocasiones. Ocurre lo mismo cuando el acompañante de un paciente agrede a un médico o enfermera, que, aunque sean miles, cientos de miles de pacientes los que pasan por las consultas cada día de los centros sanitarios andaluces, uno, solo uno de ellos aparece en la prensa y deja al resto con la sensación de que todos somos unos maleducados, unos cafres de tomo y lomo. Y es evidente que tampoco es un ejemplo que se pueda generalizar.

Pero lo hacemos. Subimos a la prensa las gotas de agua contaminadas que se producen en la sanidad, y a veces, casi siempre, nos olvidamos de las cataratas de aguas limpias que recorre la convivencia en el servicio sanitario andaluz.