¿Qué habría votado Salvador Hernández?


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

El Ayuntamiento de Carboneras celebraba un pleno en el que el futuro derribo de El Algarrobico estaba en juego. Lo derribarán algún día, parece evidente que así será, pero a los ecologistas, a los políticos, a Cristina Narbona y a la propia justicia les va a costar lo suyo. Aunque después lo paguemos los ciudadanos. Ya nos dijo en su día el consejero de colores de la Junta, el almeriense Ramón F. Pacheco, que el dinero estaba preparado para cuando llegara ese evento. Nuestro dinero, no vayan a pensar que es el de los que dieron la licencia a Azata del Sol.

Entiendo los votos del PSOE, el sobrino de Cristóbal Fernández no le iba a hacer una putada a su tío. Votó en contra, por lo tanto. Si la Junta del PP le había pedido al Consistorio que había que modificar el planteamiento urbanístico para poder anular la licencia dada en su día, Felipe Cayuela (el alcalde que tendrá una cena feliz en la noche del 24 de este diciembre: su cuñado, ya está trabajando a su lado, y un cuñado siempre es un cuñado), votó a favor de la moción por su equipo presentada. Era de obligado cumplimiento.

¿Y Salvador Hernández?

Si alguien echa por tierra la decisión del PP, es el socio que lo llevó a la Alcaldía. La abstención de Salvador tiene que tener una explicación, y no les extrañe que sea una motivación política. Si Salvador no hubiera recibido el cese -Felipe dice que no le ha cesado, que ha sido un cambio en el trabajo a realizar por el edil de Cs. (Y uno va, querido Felipe, y se lo cree a pie juntillas)- ¿Han tenido algo que ver los problemas creados entre ellos para la abstención de Salvador? Por lo que la pregunta se hace necesaria, y la contestación de don Salvador nos sacaría de dudas.

Si Salvador hubiera seguido con la responsabilidad de Urbanismo en el equipo de Gobierno de Carboneras, si la confianza entre los protagonistas no se hubiera perdido ¿Qué hubiera votado Salvador en ese pleno sobre El Algarrobico? ¿Se habría abstenido, como ha hecho? ¿Habría votado a favor? Solo él nos puede sacar de dudas, y me temo que no tenga demasiadas ganas de hacerlo. Quedarse en ese terreno llamado purgatorio, no sé si le beneficia a él o le perjudica al alcalde. ¿Se está vengando el señor Hernández de Cayuela? También puede ser esa aptitud la suya.

Y ahora ¿qué?

La democracia nos dice que el poder está en el pueblo. El de Carboneras acaba de decir a través de sus representantes, votados el pasado mes de mayo, que no quiere que se derribe el hotel. ¿Pueden la Junta, los ecologistas, la justicia, estar por encima de los deseos de los vecinos del pueblo? Lo estarán, aquí la democracia no es el pueblo, nos digan lo que quieran y votemos lo que nos dé la gana. Pasarán por encima, y aplastarán, si hace falta, los deseos de los vecinos de Carboneras. Ellos no son los dueños de su pueblo, unos señores en Sevilla o Madrid mandan en sus vidas y en sus haciendas. Nos haría falta de vez en cuando un Fuenteovejuna por estas tierras.