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PASEO ABAJO/Juan Torrijos
En estos días el pequeño pueblo del Andarax ha estado viviendo las fiestas de verano. ¡Y bien que las han disfrutado!
Me cuentan que el pasado domingo, 25 de junio, un grupo de personas, llegadas según comentaron desde Garrucha, Mojácar y otros puntos del Levante almeriense, se dieron cita en la localidad de Terque, con una labor a realizar: Limpiar y adecentar la cueva donde según vecinos de la época apareció la imagen de la Virgen el domingo de resurrección del lejano año de 1955.
Se dice por parte de voces de este pueblo que aquí se tiene bastante alejada de su vivir diario la cueva, y lo que en ella ocurrió en la década de los cincuenta. Pero si eso es cierto entre los vecinos, la verdad es que no hay semana en que no aparezca alguien por el pueblo que va a visitar la cueva, según una vecina que ve subir los coches camino de la misma. Lo que ocurría el domingo que comentamos ha llamado de una forma especial la atención de los hombres y mujeres de Terque. Algunos sin saber qué postura tomar ante la situación de la cueva y el suceso ocurrido aquel año. Eran unas veinte personas, con edades comprendidas entre los treinta y los cincuenta años, los que dedicaron toda la mañana de ese día, según ellos mismos manifestaron en el bar de la Plaza, a limpiar la cueva. Fueron más de diez grandes bolsas de basura las que sacaron, dejando el lugar con velas nuevas, flores y otros elementos de decoración.
El grupo llegado desde el Levante almeriense hasta el pequeño pueblo del Andarax estaban convencidos, así lo manifestaban, de la importancia de la cueva y de lo que en ella ocurrió en aquel domingo de la década de los cincuenta del siglo pasado. Entre las personas que aquella mañana se dieron cita a casi cien kilómetros de sus domicilios, una de ellas venía desde Argentina, y fue la que convenció al resto para que la acompañaran a limpiar lo que según su abuelo le había contado, había sido el gran milagro de Terque.
Han pasado casi setenta años, el hecho se perdió en la bruma de un suceso que nadie quiere recordar y en una iglesia que no quiso dar pábulo a lo ocurrido, y que mandó a una empresa de grúas y palas excavadoras a que derribara la cueva, con la mala suerte para el obispado de entonces que se rompió la máquina, volvió la empresa una segunda vez, y de nuevo la máquina falló, cuando a la tercera volvió a ocurrir lo mismo, la empresa le comentó a los responsables eclesiásticos, que si ellos querían derribar la cueva lo hicieran ellos mismos, que sus máquinas no volverían por Terque si de lo que se trataba era de echar abajo la cueva. Y no volvieron. Hay quien cuenta que la empresa no estuvo tres veces, que tras la segunda le dijo al obispo de entonces que no volvía más, que la rotura de su máquina no había sido natural.
La cueva nunca estuvo olvidada, se cuentan historias en las que se han visto envueltas hombres y mujeres a lo largo de estos años, pero no se ha querido reconocer en el pueblo. El pasado 25 de junio, un domingo, como cuando dicen que apareció la Virgen en la cueva, un grupo de personas venidas de los mares del levante almeriense les recordaban a los vecinos de Terque algo que algunos parecen querer olvidar: Que el domingo de Resurrección del año 1955 ocurrió algo en una cueva del pueblo que alguien estuvo empeñado en ocultar, pero que la gente que lo vivió, y los que han pasado por la cueva, no están de acuerdo en que así sea.
No se sabe lo que pueda ocurrir a partir de ahora, pero el grupo del 25 de junio ha levantado dormidas conciencias en el municipio, y prometía volver y mantener limpia la cueva donde la Virgen estuvo un domingo de resurrección, y que las máquinas, en tres ocasiones, hay quien asegura que lo mismo solo fueron dos, no pudieron derribar.
Me cuentan que el pasado domingo, 25 de junio, un grupo de personas, llegadas según comentaron desde Garrucha, Mojácar y otros puntos del Levante almeriense, se dieron cita en la localidad de Terque, con una labor a realizar: Limpiar y adecentar la cueva donde según vecinos de la época apareció la imagen de la Virgen el domingo de resurrección del lejano año de 1955.
Se dice por parte de voces de este pueblo que aquí se tiene bastante alejada de su vivir diario la cueva, y lo que en ella ocurrió en la década de los cincuenta. Pero si eso es cierto entre los vecinos, la verdad es que no hay semana en que no aparezca alguien por el pueblo que va a visitar la cueva, según una vecina que ve subir los coches camino de la misma. Lo que ocurría el domingo que comentamos ha llamado de una forma especial la atención de los hombres y mujeres de Terque. Algunos sin saber qué postura tomar ante la situación de la cueva y el suceso ocurrido aquel año. Eran unas veinte personas, con edades comprendidas entre los treinta y los cincuenta años, los que dedicaron toda la mañana de ese día, según ellos mismos manifestaron en el bar de la Plaza, a limpiar la cueva. Fueron más de diez grandes bolsas de basura las que sacaron, dejando el lugar con velas nuevas, flores y otros elementos de decoración.
El grupo llegado desde el Levante almeriense hasta el pequeño pueblo del Andarax estaban convencidos, así lo manifestaban, de la importancia de la cueva y de lo que en ella ocurrió en aquel domingo de la década de los cincuenta del siglo pasado. Entre las personas que aquella mañana se dieron cita a casi cien kilómetros de sus domicilios, una de ellas venía desde Argentina, y fue la que convenció al resto para que la acompañaran a limpiar lo que según su abuelo le había contado, había sido el gran milagro de Terque.
Han pasado casi setenta años, el hecho se perdió en la bruma de un suceso que nadie quiere recordar y en una iglesia que no quiso dar pábulo a lo ocurrido, y que mandó a una empresa de grúas y palas excavadoras a que derribara la cueva, con la mala suerte para el obispado de entonces que se rompió la máquina, volvió la empresa una segunda vez, y de nuevo la máquina falló, cuando a la tercera volvió a ocurrir lo mismo, la empresa le comentó a los responsables eclesiásticos, que si ellos querían derribar la cueva lo hicieran ellos mismos, que sus máquinas no volverían por Terque si de lo que se trataba era de echar abajo la cueva. Y no volvieron. Hay quien cuenta que la empresa no estuvo tres veces, que tras la segunda le dijo al obispo de entonces que no volvía más, que la rotura de su máquina no había sido natural.
La cueva nunca estuvo olvidada, se cuentan historias en las que se han visto envueltas hombres y mujeres a lo largo de estos años, pero no se ha querido reconocer en el pueblo. El pasado 25 de junio, un domingo, como cuando dicen que apareció la Virgen en la cueva, un grupo de personas venidas de los mares del levante almeriense les recordaban a los vecinos de Terque algo que algunos parecen querer olvidar: Que el domingo de Resurrección del año 1955 ocurrió algo en una cueva del pueblo que alguien estuvo empeñado en ocultar, pero que la gente que lo vivió, y los que han pasado por la cueva, no están de acuerdo en que así sea.
No se sabe lo que pueda ocurrir a partir de ahora, pero el grupo del 25 de junio ha levantado dormidas conciencias en el municipio, y prometía volver y mantener limpia la cueva donde la Virgen estuvo un domingo de resurrección, y que las máquinas, en tres ocasiones, hay quien asegura que lo mismo solo fueron dos, no pudieron derribar.