Lucainena se desnuda contra las fotovoltaicas


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

En China abren centrales de carbón, nosotros las cerramos, en Alemania se empieza a ver negro el espíritu verde de la ecología, la nuclear priva, nosotros en Babia, en Rodalquilar se les niega el pan y la sal a los molinos en el mar y en Lucainena de las Torres vecinos se desnudan contra las placas solares.

Con este panorama que nos pintan los estólidos políticos, no está de más que el personal de la calle piense en cómo y conqué nos vamos a calentar (o enfriar) en el futuro, si el cambio climático se convierte en una realidad fuera de la ideología que lo impone.

Desnudos y de espaldas. Los vecinos de Lucainena se han echado la foto de espaldas. Todo un detalle, aunque es de suponer que más de uno se habrá preguntado y ¿por qué no se dan la vuelta y les vemos las caras? ¿Solo están pensando en las caras? No me lo creo.

La protesta de este pueblo viene desde hace meses, un par de años como mínimo, pero nadie les ha hecho demasiado caso. Cuatro jóvenes quejándose, no son más. Han tenido que desnudarse para que aparezca su foto en las primeras páginas de algún periódico local, y en los nacionales en sus páginas de interior. Y todo eso dos días después de que el gobierno dicte sentencia contra los molinos en ese mar que rodea el Parque Natural de Cabo de Gata.

Es lógico que se pregunten estos vecinos, ¿por qué ellos tienen que sembrar sus paisajes con cientos, miles de placas solares? ¿Por qué tienen que vender esas tierras en las que encuentran paz y naturaleza a una especulación como la de las renovables? Quieren mantener sus paisajes, quieren ver el verde de sus tierras en invierno, la sequedad que llega en verano, ver las flores en primavera, el rojo de las amapolas cuando llega abril, florecer el almendro en marzo, y si es con Eloísa bajo el mismo, mucho mejor.

¿Es mucho pedir que les dejen vivir en sus casas, en sus cortijos, en su tierra y con sus paisajes? Se han tenido que desnudar en pleno invierno, con el frío que hace, para darle a esos estólidos políticos un toque de atención sobre las necesidades de seguir viviendo como lo vienen haciendo desde hace años. Han expuesto sus cuerpos ante el mundo, lo único que les queda por enseñar, para que alguien tome en consideración su deseo de que en esas tierras no crezcan las placas fotovoltaicas, que lo que quieren y desean es seguir viendo crecer las plantas, aunque tengan que esperar meses a que llueva para que estas se puedan regar.

Es posible que no les hagan mucho caso nuestros prohombres de los gobiernos. No le he visto las nalgas en la foto a político alguno. Ese día de la instantánea y del despelote contra las placas solares, ellos, los políticos, debían estar con tito Berni pintando de blanco sus fosas nasales.