Indalecio Gutiérrez defenderá su honor en los juzgados


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

Se fía, se fía.

Don Indalecio Gutiérrez y Salinas, diputado por el Psoe de Almería, se fía de la ciega justicia española. ¿Sólo ciega? Qué buenos somos los ciudadanos.

También podríamos añadir lo de “tardona”, tuerta (unas veces del ojo derecho, en otras del izquierdo) y bastante ideologizada. Vamos, que depende de en qué juez caiga usted para que el batacazo pueda ser de órdago, o que vea como sale triunfante por la puerta grande. Y si se descuida un capitalista lo saca a hombros del coso justiciero.

En un comunicado conocido la semana pasada, don Indalecio G. Salinas, manifiesta su intención de defender su honor y su inocencia ante todas las mentiras, según argumenta, que se han contado sobre él. Está en su derecho. Nadie se lo va a negar, y desearíamos que algún día, que no se demore como la sentencia del Caso Poniente, el hombre se vea libre de tanto como se ha dicho sobre su presencia junto a tito Berni, sus cenas y esas salidas nocturnas de farras, coca sin cafeína y largas piernas con faldas cortas, y tan cortas.

En el comunicado dado a conocer, don Indalecio se queja de los medios de comunicación, no de todos, como es de suponer. Los hay que se han portado muy bien con él. Una preg don Indalo, si me la permite: ¿Su querella es contra los medios que han contado la historia, o contra la persona que desde Canarias se refirió a usted como gran preboste y gran gallo en aquellas reuniones con su compañero tito Berni? Hoy ya, excompañero.

Llama la atención que pone usted el acento en su inocencia, que nadie la pone en duda mientras no se demuestre lo contrario, y en el que los medios han contado una historia en la que se le incluye, sin confirmar y contrastar la misma.

¿Quién le debería confirmar la historia a los medios? ¿Usted? Y usted, en caso de que se le hubiese preguntado sobre la misma, ¿qué diría? Que era mentira, supongo, que es lo que viene diciendo desde que se dio a conocer la cena de los quince compañeros y demás asuntos que la rodearon.

Y, ¿a quién hay que creer, a usted, o al caballero que desde Canarias da pie, con su nombre y su foto a todo lo aparecido después en la prensa nacional y local?

Convenga con nosotros que la denuncia del mediador canario, con su voz y su presencia en distintos medios, contiene todos los aditamentos necesarios como para creer lo que se está contando en ella. No son los medios, don Indalecio, los que se inventan la cena y lo que vino después, no son los medios los que ponen su nombre en la historia de putas y coca con tito Berni. Espero y deseo que gane la batalla judicial, y espero que logre que Marco Antonio Navarro reconozca que se inventó su nombre y su presencia, que usted nunca fue el famoso gallo, como dijo, en las fiestas de tito Berni.

Por mi parte, no hace falta que se lo diga, ese día, si seguimos en la tarea de ir contando historias de esta tierra y de sus gentes, no habrá inconveniente para poner en letra impresa que se ha jugado con usted y con su honor, que un señor desde Canarias puso su carrera política al borde del precipicio.

Por cierto, ¿se ha precipitado, o ha conseguido detener la caída política que se le atribuye?