El hospital 'Gabriel Amat' de Roquetas


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

En su día, cuando se dijo desde el Ayuntamiento de la capital que todos los exalcaldes tendrían su nombre en una calle de la ciudad, manifesté mi oposición a ello. Es evidente que no me hicieron ni puñetero caso. Los nombres de los políticos levantan ampollas en una parte de la sociedad, por lo que no deberíamos darle esa oportunidad de dolor o rabia a un sector de nuestros vecinos.

Un conocido, no sé hasta qué punto amigo, vive en la Avenida de Pablo Iglesias, y me comentaba un día, tras leer lo que pensaba sobre el nombre de las calles dedicadas a políticos hace un par de años, que a él no le hacía gracia alguna tener que recibir cartas, recibos y otras lindezas en su correo con el nombre de Pablo Iglesias en el sobre. No se llevaba bien con el señor Iglesias. No es que lo hubiera conocido en vida, no, pero las ideas defendidas por este señor no eran las suyas, estaban en las antípodas, y no le hacía gracia el ver su nombre casi todos los días en su correo.

Con los alcaldes y otros políticos ocurre algo parecido. Dejemos a los políticos en paz, y pongamos nombres a calle y otros elementos que no tengan esa connotación, hoy tan peyorativa para un trozo de la población. Ni caso harán, ellos a la consagración de su egos.

Todo lo anterior viene a colación con el nombre que se quiere dar al nuevo hospital de Roquetas de Mar. El de Gabriel Amat. Los gerifaltes de turno le pondrán el nombre que quieran y les de la gana, pero aquí está, no mi negativa a que se llame Gabriel Amat, pero sí que se use el nombre de un político como es este caso.

Aclarada la cuestión, lo que no se puede negar es que ha sido el señor Amat el hombre que más ha luchado desde su puesto como alcalde de la localidad para que el hospital sea una realidad entre los vecinos del pueblo. Y que merecido tendría que su nombre estuviera estampado en la fachada del edificio el día de su inauguración, como imagino y creo que lo estará, pero a la hora de darle su nombre, me remito a lo dicho anteriormente.

El día que se inaugure el hospital de Roquetas de Mar habrá que decirlo alto y fuerte que ha sido gracias a los denuedos de un hombre como Gabriel, y eso no se lo puede quitar nadie. Han sido años de empeño con la Junta del PSOE y con la del PP hasta conseguirlo, y solo a él hay que agradecérselo. Nunca se dio por vencido tras las promesas políticas. Supo aguantar y bailar todos los sones que marcaban desde la lejana Sevilla los directores de la orquesta, hasta lograr lo que para algunos era el milagro de Amat: Un hospital para los vecinos de su municipio por el que se ha dejado todas las horas que han sido necesarias.

Le pongan el nombre que le pongan al centro sanitario, paras los ciudadanos de Roquetas de Mar el hospital será siempre una obra de Gabriel Amat, mal que les pese a algunos.

Dicho queda.