No es Almería un ejemplo en el que mirarse


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PASEO ABAJO/Juan Torrijos

María no sigas el ejemplo que te han dejado tus antecesores. La ciudad de Almería necesita imaginación para sacarla del pozo en que la han dejado sepultada tus compañeros de partido. Aparca todas las tonterías que tenían planteadas para el futuro y diseña una ciudad que busque la protección del centro, que es lo que no se viene haciendo desde los tiempos de Santiago Martínez Cabrejas como alcalde.

Desplazamos la ciudad hacía levante, y vamos dejando desamparado al resto. María, el centro fue una vez, no hace tantos años, la Almedina, la calle la Reina, luego lo fue la calle Real, el Paseo, la Rambla, Carretera de Ronda. ¿Por dónde camina en estos momentos el centro de la ciudad? Quizás por la Avenida del Mediterráneo, la antigua dedicada a aquel almirante llamado Carrero Blanco.

Pasear por esa Almería que queremos seguir viviendo como el centro es ver locales vacíos, cerrados a cal y canto, carteles de que se vende, se alquila. Almería está en venta o se alquila. ¡Pobrecita mía! A partir de las ocho y media de la tarde la ciudad de Almería está oscura, triste, solitaria. Da miedo andar por las estrechas y oscuras calles, y qué decir de la situación de su casco histórico, cuando sus representantes están más preocupados por su futuro político que por esas calles y esos vecinos que las pisan, las pasean y las viven.

Fue pasar la navidad, con sus luces en el centro, y la ciudad vuelve a ser un triste remedo de lo que era y se vivía hace unos años. Se han acabado las cuatro compras de navidad y reyes y a esperar los bares la llegada de la tarde-noche de los viernes y sábado, los demás comerciantes a colgar la dentadura en la cuerda de tender.

A todo esto, nos llegan los datos de los vecinos que siguen viviendo en la ciudad y nos llevamos la sorpresa de que la provincia aumenta el número de ciudadanos, casi diez mil, pero la ciudad, ¡ay, la ciudad! ella solita pierde mil y pico vecinos. ¿De quién será la culpa? ¿Algún alcalde levanta la mano? Si los políticos se apuntan todo lo bueno y regular que ocurre en una comunidad de vecinos, también se debían apuntar la medalla de lo malo, ¿no lo creen ustedes así?

No es normal, ni lógico, el que una ciudad con costa, playas y miles de horas de sol al año, junto a un clima benigno, pierda habitantes. Alguna razón se debe estar dando. Almería lo hace. En el último año se han ido más de mil, han sido bastantes más de mil vecinos los que han decidido cambiar de domicilio. ¿Y por qué? Eso es lo que alguien nos tendría que explicar. ¿Tan mal se vive en la ciudad que los vecinos se van a otros municipios limítrofes?

Da miedo pasear por la noche por algunas calles del centro… Creo que esto ya lo he escrito ante, pues lo repito, y a eso tenemos que sumar que la ciudad no demuestra una limpieza digna de mención, mientras que los barrios siguen a la buena de Dios, y ya se sabe que últimamente, como Torcuato, escribe los renglones torcidos.

María, me encanta tu provocadora risa, me pareces una mujer que llena de alegría una casa, una familia. Inténtalo con la ciudad, hasta ahora hemos tenido alcaldes demasiados serios, tristones, solo pensando en las obras que nadie pide, nadie quiere y que a casi nadie benefician. Y Almería es una ciudad que necesita sonreír, tumbarse al hermoso sol de nuestras playas, disfrutar de sus noches y pasear por ella sin miedo. Y si hace falta, di que no, todas las veces que haga falta, a tanta mesa inútil (y vas tu y creas otra), como quiere cambiar la forma de vivir en esta ciudad.

Lo dejo por hoy, ya te he dado la lata un rato. Pero prometo que seguiré.