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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos
En los tiempos del viejo Gallart, don Eduardo, cuando aún no se hablaba de la Comunidad Europea, Almería era una potencia en lo que a la pesca se refiere. Se negociaba directamente con las autoridades del otro lado del Mediterráneo y nuestros barcos paseaban sus quillas por esos mares. Recuerdo haber oído a Gallart hablar de un tal señor Caballo con el que negociaba los tratados pesqueros para la flota almeriense.
Su hijo José María nos lo podría corroborar, pero imagino que no está el hombre para cuestiones de la Historia, cuando el futuro del sector pesquero almeriense, en manos de la Europa del norte, del Gobierno de Sánchez y de la mano del paisano andaluz Luis Planas, está pasando por unos momentos muy delicados.
Tiene que ser muy triste para José María Gallart el ver como un sector que tanto costó levantar y mantener en tiempos duros se va perdiendo con una eficacia prodigiosa por parte y con la ayuda de los gobiernos. En el mundo de la mar y de la pesca se comenta que Luis Planas, el hombre que despertó tantas expectativas en el momento de su nombramiento como ministro, da la impresión de que está jugando a hundir la flota pesquera española, andaluza y almeriense.
El hombre debió de jugar de pequeño a hundir los barcos, creo que todos en algún momento hemos jugado a ese juego, y don Luis se quedó enganchado en él y anda practicando ahora con barcos pesqueros almerienses de verdad. Doña Carmen Crespo pone de vez en cuando el grito en el cielo, pero como su voz no tiene poder en las alturas, nadie le hace caso en Madrid y menos en Bruselas, por lo que al poder andaluz solo le queda el dichoso pataleo, y tampoco se le oye demasiado. Para pataleos aquellos que se producían en el cine Hesperia, en gallinero, cuando el quinto de caballería aparecía para salvar al muchachillo del ataque de los entonces malos indios apaches.
Me cuesta trabajo creer que a los responsables de la pesquería española desde las comunidades no les quede poder alguno con el que evitar la tropelía que se viene haciendo con las flotas pesqueras. Es un clamor el que se ha levantado en todas las comunidades con puertos y flotas, ¿y se van a estar quietos sus responsable mientras Europa, con el silencio del Gobierno de España, reduce cada día un poco más la vida de este sector, de sus familias y el futuro de estas? Pues eso parece, se van a estar quietos.
En algún momento habrá que decir: Basta, querido José María. En algún momento habrá que romper el cartón donde estos señores están jugando a hundir los barcos de nuestra flota pesquera, en algún momento tendremos que echar a las pirañas a estos políticos que le están haciendo la vida imposible a miles de familias en toda España.
Nos creíamos en su día que con Luis Planas ganaba Andalucía, ganaba Almería. Qué triste comprobar que no se están cumpliendo aquellas expectativas, que ellos a lo suyo, a jugar a hundir los barcos de pesca. Los de guerra no, a esos hay que seguir protegiendo, construyendo y vendiendo, solo les estorban en el mar aquellos pequeños barcos que salen a la búsqueda de alimentos. A esos es a los que hay que hundir, y da la impresión que lo está haciendo con premeditación y alevosía.
Lo siento José María, algunos nos podemos preocupar un día de vuestros problemas, pero tú los estás viviendo los 365 del año, y tiene que ser muy duro verlos jugar a hundir el futuro de tantas familias.
Su hijo José María nos lo podría corroborar, pero imagino que no está el hombre para cuestiones de la Historia, cuando el futuro del sector pesquero almeriense, en manos de la Europa del norte, del Gobierno de Sánchez y de la mano del paisano andaluz Luis Planas, está pasando por unos momentos muy delicados.
Tiene que ser muy triste para José María Gallart el ver como un sector que tanto costó levantar y mantener en tiempos duros se va perdiendo con una eficacia prodigiosa por parte y con la ayuda de los gobiernos. En el mundo de la mar y de la pesca se comenta que Luis Planas, el hombre que despertó tantas expectativas en el momento de su nombramiento como ministro, da la impresión de que está jugando a hundir la flota pesquera española, andaluza y almeriense.
El hombre debió de jugar de pequeño a hundir los barcos, creo que todos en algún momento hemos jugado a ese juego, y don Luis se quedó enganchado en él y anda practicando ahora con barcos pesqueros almerienses de verdad. Doña Carmen Crespo pone de vez en cuando el grito en el cielo, pero como su voz no tiene poder en las alturas, nadie le hace caso en Madrid y menos en Bruselas, por lo que al poder andaluz solo le queda el dichoso pataleo, y tampoco se le oye demasiado. Para pataleos aquellos que se producían en el cine Hesperia, en gallinero, cuando el quinto de caballería aparecía para salvar al muchachillo del ataque de los entonces malos indios apaches.
Me cuesta trabajo creer que a los responsables de la pesquería española desde las comunidades no les quede poder alguno con el que evitar la tropelía que se viene haciendo con las flotas pesqueras. Es un clamor el que se ha levantado en todas las comunidades con puertos y flotas, ¿y se van a estar quietos sus responsable mientras Europa, con el silencio del Gobierno de España, reduce cada día un poco más la vida de este sector, de sus familias y el futuro de estas? Pues eso parece, se van a estar quietos.
En algún momento habrá que decir: Basta, querido José María. En algún momento habrá que romper el cartón donde estos señores están jugando a hundir los barcos de nuestra flota pesquera, en algún momento tendremos que echar a las pirañas a estos políticos que le están haciendo la vida imposible a miles de familias en toda España.
Nos creíamos en su día que con Luis Planas ganaba Andalucía, ganaba Almería. Qué triste comprobar que no se están cumpliendo aquellas expectativas, que ellos a lo suyo, a jugar a hundir los barcos de pesca. Los de guerra no, a esos hay que seguir protegiendo, construyendo y vendiendo, solo les estorban en el mar aquellos pequeños barcos que salen a la búsqueda de alimentos. A esos es a los que hay que hundir, y da la impresión que lo está haciendo con premeditación y alevosía.
Lo siento José María, algunos nos podemos preocupar un día de vuestros problemas, pero tú los estás viviendo los 365 del año, y tiene que ser muy duro verlos jugar a hundir el futuro de tantas familias.
