La carta de los empresarios almerienses


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

No recuerdo muy bien cuando me enteré de la verdad sobre los Reyes Magos, pero no debía tener más de seis o siete años cuando en casa me dieron la noticia. No me habían podido comprar el regalo que le había pedido en la carta a los Reyes, no recuerdo lo escrito en aquel año, pero ante la situación creada y las lágrimas que no dejaba de soltar aquel crío, alguien debió pensar que lo mejor era decirle al niño, que era yo en esos años, lo del camelo de los Reyes.

Han pasada casi setenta, todavía no, pero se acercan, y voy a tener que volver a creer en los Reyes de Oriente. En estos días algo grises, de colores llenas nuestras calles en la noche, los empresarios almerienses, a través de Asempal, han decidido mandar una carta a los míticos personajes solicitando de ellos unos regalos para esta comunidad almeriense. Recuerdo tantas caras inocentes de críos en días de cabalgata que no puedo por menos que emocionarme ante el detalle de los empresarios.

¿Será verdad que existen los tres Magos, que llegarán en la noche del cinco de enero y que les traerán a los almerienses todo lo que les han pedido en su carta los empresarios de la provincia?

Retornar a la edad de la niñez cuando los setenta ya se han cumplido, dicen que es el camino correcto en la vida, por lo que uno ya puede volver creer todo lo que vemos y lo que no vemos.

Es posible que estemos de nuevo en ese tiempo y que volvamos los ojos hacia los viejos mitos y hermosas leyendas que nos hacían sentirnos felices en aquellos años de nuestra infancia. Lo intento no crean, pero no lo consigo. Debe ser que he perdido la fe de la hermosa edad de la inocencia.

Quisiera ser como esos empresarios, creyentes o crédulos, que han mandado una carta a los Reyes pidiendo que ellos resuelvan el aislamiento de esta tierra, pero me cuesta ser como ellos. La misiva a los de Oriente ha debido ser la única salida que han debido encontrar en Asempal tras comprobar año tras año que los políticos no están en los gobiernos para solucionar los problemas de los ciudadanos, sino para solucionar los suyos, los de sus familiares y los de sus amigos de partido.

Uno dejó de creer en los reyes a los seis o siete años, en los políticos a los pocos años de que llegara la democracia viendo lo que estaban haciendo y cómo se lo estaban llevando. Veo que los empresarios de Almería siguen creyendo en Melchor, Gaspar y Baltasar, lo que los hace niños felices y hombres que no han perdido la ilusión. Mucho me temo que en lo tocante a los políticos han tardado demasiado tiempo en darse cuenta de lo que de verdad son y de lo único que le preocupa a esa panda, y han vuelto sus ojos a los personajes que llenaban de felicidad una noche en la vida de la grey infantil.

Los Reyes marcaron la vida de muchos niños a la temprana edad de aquellos seis o siete años, cuando en casa les dieron la noticia de que existían tales personajes, por lo que es agradable saber que los empresarios almerienses, felices ellos, siguen aguardando con ilusión la noche del cinco de enero. ¿Creen que se cumplirán los deseos pedidos en la misiva? ¡Ojalá se hagan realidad esos sueños expresados en su carta!