¿A dónde lleva a España Pedro Sánchez?


..

ALMERÍA HOY / 15·01·2023

DUELE ESCRIBIR Y reescribir sobre lo mismo. Amigos lectores, resulta desolador para este columnista argumentar sobre las excelencias de la convivencia y la necesaria paz social con las garantías de Estado de Derecho. A la vista de lo ocurrido en los últimos días, hay serias dudas de que Pedro Sánchez pueda o quiera salir de la vorágine en que ha sumido la política española. Sin cautela alguna ha propiciado una espiral legislativa con la premura que suele acompañar las intenciones menos confesables. En un solo paquete legislativo y en una sola sesión parlamentaria ha desbaratado la fina hilatura que los dirigentes políticos de la Transición tejieron con habilidad y generosidad para tranquilidad de los españoles. El pasado jueves 15 de diciembre quedará ya asentado como una fecha nefasta cuyas consecuencias son imprevisibles.

En medio de esta tormenta cabe la pregunta fundamental: ¿Qué quiere hacer Pedro Sánchez con España? Sus declaraciones avisan de un propósito cuando menos inquietante. Muy ufano se jacta de su capacidad para aprobar iniciativas de ley con el apoyo explícito de los votos de una mayoría parlamentaria. No le falta razón cuando actúa como si la sociedad española en su conjunto estuviera bajo la bota de esa mayoría. Algunos juristas afirman la legalidad de lo que esa mayoría decida con sus votos en el Congreso de los Diputados. La cuestión se retrae a lo esencial, algunas reflexiones al respecto: ¿incluso si esa mayoría actuara contra la propia Constitución y los fundamentos del Estado español? ¿Si eludiendo alevosamente las reformas previstas en la propia Constitución por los procedimientos establecidos, se fuera dando paso a una nueva configuración territorial y política de España abriendo de facto un periodo constituyente? Y finalmente: ¿Está legitimado el gobierno de España y los parlamentarios electos para socavar y derribar la arquitectura que políticamente y constitucionalmente fue aprobada mediante referéndum y dio forma a esta reciente democracia española?

Todos los ciudadanos españoles habrán de plantearse estas cuestiones en un plazo relativamente breve, porque en esto reside el presente y futuro de España. De manera cierta son muchas las voces que ya alertan sobre los peligros que se evidencian con la aprobación de las leyes y enmiendas que se han tramitado y aprobado con urgencia sospechosa en el Congreso de los Diputados. Las asociaciones mayoritarias de jueces, la Fiscalía Anti Corrupción, el Tribunal Supremo, el Consejo General del Poder Judicial, juristas de reconocido prestigio, catedráticos, abogados, y políticos de diverso signo ideológico, intelectuales, periodistas y escritores avisan de la peligrosa vía que estas leyes y reformas abren a quienes desde cualquier autonomía pudieran atentar contra el Estado español, proclamando unilateralmente la autodeterminación y la independencia de regiones españolas que por ello mismo son parte del común de los españoles. Una plataforma donde se integran exministros y exaltos cargos del PSOE se ha pronunciado de forma rotunda contra esta deriva sanchista señalando los peligros que conlleva. Quien fuera director del diario El País, y durante años paladín de la causa socialista, Juan Luis Cebrián, ha publicado un artículo en ese periódico con durísimas descalificaciones a Sánchez e incluso apuntando sobre posibles responsabilidades penales a los promotores de estas reformas. Lo titula “Democracia totalitaria”. Y lo más importante, han sido los propios letrados del Congreso de los Diputados quienes se han pronunciado en un informe avisando que es ilegal reformar el Tribunal Constitucional por vía de enmienda a otras leyes ajenas a TC y al CGPJ. Es decir, que se comete un fraude de ley.

Ante esta avalancha de protestas y avisos contra las proposiciones y enmiendas de ley ya aprobadas, Sánchez y su bien cebada corte de beneficiados vociferan contra los jueces y contra los partidos de centro derecha. El más destacado, el portavoz del PSOE en el Congreso, un tal Sicilia, desde la Tribuna calificó a los jueces como “guardias civiles con toga”. Al PP y Vox, “otra vez la derecha, como el 23 F dando otro golpe de Estado” o “golpistas como Tejero”. Elude este Cicerón del PSOE que el golpe del 23 F se lo dieron a Adolfo Suarez, presidente de un gobierno purísimamente de derechas disfrazada en unas siglas, UCD. Que otro presidente de derechas, Leopoldo Calvo Sotelo, fue quien interpuso recurso para aumentar las condenas a los autores de aquel golpe. Todos los españoles conocen aquello, excepto el tal Sicilia, manantial de peligrosa necedad. Y como colofón a su diarrea dialéctica cuajada de mentiras añadió: “Nosotros legislamos para mejorar la vida de la gente”. En ningún lugar de España se ha escuchado el clamor de “la gente” para que Sánchez llevara con urgencia la reforma o derogación de unas leyes como el delito de sedición, el delito de malversación o la invasión en los órganos del TC y del CGPJ. “La gente” clama por otras cosas que le están jodiendo la vida. No ha clamado “la gente” por la urgente tramitación de estas reformas. Solo claman quienes directamente se han beneficiado de ellas: en primer lugar Pedro Sánchez, socialistas y comunistas de su gobierno, y singularmente sus socios parlamentarios sediciosos golpistas, ahora amnistiados tras ser indultados. También claman “gentes” como los malversadores políticos que llevaron a cabo el procés. Y destacados dirigentes socialistas, con José Antonio Griñán a la cabeza de miles y miles de delincuentes corruptos condenados por apropiarse de dinero público por medio de diversas artimañas delictivas . Todos perdonados y dispuestos a comenzar de nuevo por las leyes ahora aprobadas.

La descalificación de los Tribunales de Justicia de España se ha consumado en beneficio de los sediciosos y malversadores políticos por la voluntad expresa del presidente del Gobierno, y todos y cada uno de los diputados que le han acompañado en esta triste jornada. A nadie, absolutamente nadie, han convencido los torpes argumentos sobre la “necesidad de homologarse a Europa”. Falso de toda falsedad. Pedro Sánchez, llevado de su enfermizo apego al poder, no ha dudado en erigirse el protector de los sediciosos y el padrino de los malversadores. Unos levantando orgullosos la cabeza y afirmado que van a volver a hacerlo. Y otros, miles de corruptos de todos los partidos políticos. como José Antonio Griñán y su banda, gozosos de proclamar a Sánchez el salvador del trullo a quienes metieron mano en la caja de los dineros públicos. Ahora resulta que no es escandaloso ni punitivo robar a manos llenas.

Hasta aquí ha llegado, por el momento, la psicopatía de un ambicioso, narcisista sin límites. Queda responder una pregunta: ¿Qué quiere hacer Pedro Sánchez con España? La respuesta la han dado si titubear Oriol Junqueras y Gabriel Rufián: la exigencia de un referéndum de autodeterminación y la independencia como Estado de Cataluña en una República Confederal Española… y por supuesto socialista.

A esa tarea se ha entregado Pedro Sánchez.