Retrospectiva personal


..

AMANDO DE MIGUEL

Este es una especie de borrador o ensayo de lo que podría ser una parte de la declaración que he de hacer en el Valle de Josafat, por lo que respecta a mi papel venial como sociólogo. Empecé en este menester hace más de 60 años. Me consagré a explicar las vicisitudes de la sociedad española del siglo XX. Solo, para variar, me empeñé, durante un par de cursos, en estudiar la población de México y en trazar el mapa de las revistas intelectuales de los Estados Unidos. Tampoco, es que haya que ser un bárbaro especialista.

La portación más valiosa de mis esfuerzos investigadores fue la aplicación, a los datos de encuesta, del método de “análisis multivariable”, sorbido en la Universidad de Columbia con los maestros Merton, Lazarsfeld y Linz. Este último fue mi mentor cotidiano durante los tres años de mi estadía estadounidense. El método es simplicísimo, pero, cuesta aplicarlo de forma sistemática. Consiste en establecer la relación entre dos mediciones, manteniendo constante una tercera, la de contexto. Es la mejor forma de demostrar la intervención de los datos biográficos en la conformación de las opiniones. Este trabajo se documenta, ampliamente, en la serie “La sociedad española” (cinco gruesos volúmenes), publicado por la Universidad Complutense en los años 90 del pasado siglo. Se visualiza a través de gráficos en tres dimensiones y en color, diseñados por Iñaki de Miguel. Todo esto lo había anticipado, en la anterior generación, con los Informes FOESSA, de 1966 y 1970, realmente, el orto de la sociología empírica en España. Como síntesis del método indicado, inventé una formulita para estandarizar la distancia entre dos porcentajes, A y B: (A+B/A-B) 100. Es un dato sintético que ahorra muchas especulaciones.

El verdadero análisis multivariable de las opiniones exige el tratamiento de otros muchos datos estadísticos, históricos, testimoniales, literarios. Por eso, introduje en el análisis la indagación de otros variados aspectos de la realidad social. Esta es la lista incompleta: población, familia, consumo, sanidad, alimentación, vida cotidiana, valores y creencias, religiosidad, educación y trabajo, medios de comunicación, ideas políticas, ideologías, etc. Esos son los capítulos de mi dilatada obra, acaso desmedida. Todo lo cual llevó a interesarme por dejar constancia en dos publicaciones de literatura intimista: Memorias y desahogos y El final del franquismo. Testimonio personal. Es natural que me aplicara al ensayo y al interés por la lingüística. De ahí, fue fácil que pasara a publicar media docenica de novelas con pretensiones. Parece lógico que tales esmeros se tradujeran en miles de artículos de prensa. Es la única actividad que ha subsistido después de jubilarme.

Muchas de las tareas investigadoras las he realizado con la ayuda de un dedicado equipo, por lo general, de estudiantes; siguiendo el modelo de mi aprendizaje anterior con Juan J. Linz. Debo advertir que una gran parte de esos estudiantes han llegado a ser catedráticos.

Es fácil percatarse de que, para la intensa y variada labor investigadora, me he provisto de una ingente cantidad de fuentes estadísticas y documentales sobre la España del siglo XX. Seguramente, no habrá otra institución en España que haya conseguido tal acúmulo de datos y fuentes como el que registra mi biblioteca particular. En ella vivo.

Doy por sentada la actividad académica regular en las Universidades de Madrid (Autónoma y Complutense), de Barcelona (Autónoma y Central) y Valencia. Se complementa con una frenética actividad como conferenciante. He dado charlas en todas las provincias españolas y en algunas Universidades extranjeras. Añádase mi incesante papel como tertuliano en la radio y en la televisión. A mí mismo me maravilla todo este ajetreo. Definitivamente, el tiempo es elástico y la personalidad, fluida.

No debo ocultar que mis tareas investigadoras, docentes o literarias han tropezado muchas veces con la censura. EL encontronazo fue más fuerte durante el franquismo; mereció confinamiento y cárcel. Pero, ha continuado, sutilmente, en la época democrática. Después de todo, la historia entera de la literatura y de la ciencia se ha hecho, siempre, bajo la férula de distintas formas de censura.

Además, de la balumba de material impreso, guardo dos manuscritos que no han encontrado editor. Reconozco que son dos ensayos con tesis controvertidas: “Dios de tejas abajo. Trazas de Dios en la novela española de la edad de plata de la literatura (1874-1936)” y “España autoritaria. La pasión autoritaria de los españoles contemporáneos”. Este último se puede considerar premonitorio, al degradarse la actual democracia española, hasta el punto de acercarse al tradicional autoritarismo de los regímenes españoles del siglo XX.

La verdad, no pude hacer más.