¿Se construyó en Antas la primera iglesia española dedicada a María?

El cronista oficial de la localidad sostiene que el Cabezo María puede albergar los restos más antiguos de un santuario dedicado a la Virgen


Don Gabriel muestra al escritor, editor e investigador Alberto Cerezuela los restos de la iglesia protocristiana del Cabezo María.


DON GABRIEL MARTÍNEZ GUERRERO* / ALMERÍA HOY / 29·10·2022

La presencia en esta tierra del cristianismo es incuestionable. La difusión de la nueva religión se produjo en los primeros siglos de nuestra era, principalmente por la llegada de noticias sobre las persecuciones sufridas por sus adeptos, que provocaron el efecto contrario al previsto, gracias a la curiosidad generada.

En la Hispania romana, y principalmente en nuestra tierra, tres acontecimientos contribuyeron a difundir la nueva religión:

- La presencia de San Pablo.
- El paso de los varones apostólicos que predicaron la doctrina de Cristo.
- La noticia del traslado del cuerpo de Santiago a Galicia.

Para empezar, resulta muy dudosa la venida del apóstol, ya que el inicio de la Iglesia se produjo unos diez años después de la muerte de Jesús, y sabemos que Santiago falleció en el 43, por lo que es difícil pensar que a nadie se le ocurriera entonces guardar y custodiar el cuerpo de uno de sus seguidores, por significado que fuese.

Por otro lado, San Pablo, en su ‘Carta a los Romanos’, escrita en el año 58, anunció que vendría a España. El objetivo era predicar por vez primera o animar, confortar y ayudar a los cristianos ya convertidos.

“Como hace años que deseo visitaros, confío que, al fin, de paso para Hispania, se logre mi deseo (…) cumplida esta misión, partiré para Hispania pasando por vuestra ciudad”. (San Pablo. Romanos 15, 24-28)

Después de haber estado preso dos años en Cesarea y otros tantos en Roma, San Pablo vino a España en el 63. Probablemente desembarcó en Cartagena y recorrió las principales poblaciones más próximas. Entre ellas pudo estar Baria, la actual Villaricos.

En cuanto a los varones apostólicos, el profesor Sánchez Albornoz tiene la certeza de que llegaron por las costas de Almería.

El procedimiento empleado para la cristianización consistía en aprovechar los centros de comercio, industria, pesqueros o mineros, donde por lo general existía población judía, en cuyas sinagogas se predicaba la doctrina.

Baria, centro minero, comercial, con una boyante industria de salazones de pescado y habitantes judíos, debió ser un punto ideal para el inicio de la predicación cristiana. Prueba de ello es la presencia de Emérito, el presbítero de Baria, en el Concilio de Elvira (Granada).

Este Concilio se celebró en los primeros años del siglo IV, por lo que cabe afirmar que la cristianización de la zona tuvo que iniciarse al menos dos siglos antes, es decir, sobre el año 200.

En ese sentido, el padre Tapia, en su ‘Historia General de Almería’ escribe:

“Lo que interesa resaltar en este momento es que en Baria debía haber a principios del siglo IV una comunidad cristiana importante como para enviar un representante al citado Concilio, pero no tanto como para transformarse en sede episcopal”.

Aun así, debe recordarse que Baria era por entonces más importante que Abula (Abla) y Urci, que sí contaban con obispado.

En síntesis, nuestra tierra estuvo cristianizada desde los primeros años de la nueva era, y así permaneció hasta la llegada de los visigodos.

Uno de estos reyes, Recaredo, entendió que, para conseguir la unión entre visigodos e hispanorromanos, tenía que acabar con el principal obstáculo: La diferencia religiosa. Con ese fin, en el III Concilio de Toledo, celebrado el 7 de mayo de 589, renunció al arrianismo y obligó al pueblo a abrazar el cristianismo.

La Iglesia española agradeció a la monarquía el reconocimiento de su fe como religión del Estado colaborando en el mantenimiento de la unidad territorial. Esa alianza se ha mantenido, exceptuando pequeños periodos, hasta la Constitución de 1978.

A partir de la conversión de Recaredo, los poderes civiles y eclesiásticos dirigieron sus esfuerzos hacia un mismo fin: Un solo reino y una sola fe.

Aceptada la nueva religión por el rey visigodo, durante el primer tercio del siglo VII, esta zona se convirtió en campo de batalla entre bizantinos y visigodos, quedando los últimos como dueños del sudeste.

Durante todo este extenso periodo y hasta la derrota de Don Rodrigo y la llegada de los árabes, es cuando creemos que tuvo su esplendor el poblado tardorromano o visigótico del Cabezo María.

Luis Siret describe las viviendas correspondientes a ese tiempo que halló en Cabezo Montroy como “ruinas visigodas y bizantinas (…) parcialmente recortadas en el terreno de pizarra floja y completadas con muros toscos de piedra y barro”.

La descripción coincide con las construcciones del Cabezo María, pero en éstas no se observan las piedras unidas con barro o yeso, por lo que deben ser anteriores.

Todo lo explicado nos sirve para llegar a la siguiente hipótesis:

Los romanos, bizantinos y visigodos, con la comunidad judía del entorno de Baria, para defenderse de los soldados romanos que perseguían a los nuevos cristianos y mantenerse aislados de la costa, establecieron un poblado, como comunidad cristiana, en el Cabezo María. Allí construyeron un poblado y una iglesia, horadando la roca por los paramentos de Poniente, Norte, Sur y Este.

La iglesia, de dimensiones muy superiores al resto de las viviendas excavadas, está orientada hacia Levante, con majestuosas vistas al mar y a toda la comarca. En el templo construyeron una hornacina en la que debieron dar culto a una imagen de la Virgen María. De ahí el topónimo de ‘Cabezo María’, conocido con anterioridad a la fundación de Antas como núcleo urbano.

Sobre el paramento Oeste, recortado en la roca, se construyó un muro que pudo servir como protección para no pisar el techo de la iglesia; contener la tierra de un camino de acceso al cerro o, incluso, para desviar las aguas torrenciales a fin de que no afectaran al templo. Es plausible que desempeñara las tres funciones conjuntamente.

Hay que enmarcar la existencia de este poblado en el periodo de dominación visigoda, y podría haber continuado hasta fines del Califato, cuando se produjeron las campañas de Almanzor (finales del siglo XI y principios del XII). Es posible que esta población cristianizada en la época tardorromana permaneciera aislada de la influencia visigótica, ya que, junto a otras poblaciones de la Carthaginensis Espartaria, perteneció a la Hispania bizantina durante gran parte del siglo VI.

Si el estudio de los restos arqueológicos existentes en el Cabezo María respaldase la cronología que aludimos, es probable que el templo que describimos pueda ser la primera iglesia de Baria dedicada a María, y seguramente la única de la que se conservan vestigios. Por tanto, estaríamos ante un hallazgo de gran trascendencia para la Historia.

*Don Gabriel Martínez Guerrero (5-9-1941/27-9-2022), cronista oficial de Antas. Texto extraído de su libro ‘Apuntes para una Historia de Antas: Parte IV, La Iglesia’, Arráez Editores, 2005.