¡Taxi!


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Son las diez y media de la noche del jueves 25 de agosto, estamos en la parada que hay en la avenida del Mediterráneo, a la altura del centro comercial Alcampo. Tres o cuatro familias estamos con la misma y sana intención de ir en taxi a la cada vez más lejana feria de Almería capital. Los móviles se ponen en movimiento. Hay que bajarse una aplicación, te anuncian después de comprobar que la centralita está saturada, hablas hasta con Madrid (ni que yo quisiera ir a hacer una visita al amigo Ignacio a estas horas de la noche) y de nada te sierve. El silencio es la nota que recibes de la centralita de los taxis.

Antes había dos centrales, dos servicios, dos jefes y sus correspondientes jefecillos. Ni qué decir tiene que hubo recuerdos para ellos, sus familias, que no tienen la culpa y les pido disculpas, y oraciones para que el transporte público se abra un poco más con nuevos reguladores.

Cansados, con alguna increpación contra el servicio de taxis, decidimos que en esa parada no hacíamos nada. Al centro, vamos al Paseo, si no hay taxis, por lo menos cogeremos un autobús y…

¡A la feria!

Unas amigas que habían llegado al lejano recinto le piden al taxista si puede ir a recoger a unos amigos que están en la puerta de Purchena, Puchena o Pechina (como ustedes quieran) les harían un gran favor.

Y el hombre amablemente accedió a recogernos.

Era evidente que la charla durante el trayecto iba a versar sobre las dificultades de encontrar taxi en días de feria y a estas horas de la noche.

–Salir de la zona de la feria se convierte para los taxis en un conflicto, nos comenta. No han solucionado los señores del ayuntamiento este apartado. Sobre el papel todo aparece perfecto, pero a la hora de la verdad es un cuello de botella en el que nos vemos atrapados los taxis sin posible solución. No es que los conductores particulares no se lo tomen en serio, que a veces no lo hacen, es que no hay una clara organización por parte de tráfico del ayuntamiento, con órdenes específicas. En la ciudad no es fácil encontrar un taxi y salir de la feria a los taxistas en horas de máxima afluencia se convierte en un infierno.

De la parte ferial y el trabajo de estos hombres pasamos a otros derroteros. Y aquí es donde vimos el gran enfado del sector.

–Los problemas del sector no vienen solo del ayuntamiento, que tiene su culpa sin duda, es de que nuestros actuales representantes no se quejan, se callan ante cualquier cambio de la corporación, con lo que cada vez tenemos menos voz y se van perdiendo derechos.

El hombre pasó a contarme la situación en la que han quedado las paradas del Paseo.

–Antes había paradas para unos cuarenta vehículos. Llegaron los cambios del alcalde con la tontería que hizo en el paseo de la salud, menuda chorrada se inventó, y en estos momentos hay tres paradas, una en la Puerta de Purchena, Puchena o Pechina, frente al Kiosco Amalia para dos taxi, aunque caben tres, la de la plaza Circular para otros dos y la de la antigua Calle Lachambre en el Paseo para cinco taxis. En total nos han dejado nueve (9) plazas en el Paseo de Almería, cuando antes había para cuarenta (40). Creen ustedes que los jefes de la Asociación han levantado la voz.

Pregunta mía con cierta mala Puleva.

¿No habrá subvencionado el ayuntamiento a los presidentes? Estos tíos son capaces de cualquier cosa. Destrozaron el Paseo porque les salió de sus entrepiernas, no sería extraño que se dediquen a comprar, perdón, a subvencionar a los jefes de los taxis.

–No sé qué decirle, pero lo cierto es que antes con dos asociaciones en el sector esto funcionaba mejor, cuando no era una era la otra la que se quejaba. Ahora con la actual no se queja nadie y a los taxista nos han tomado los políticos del ayuntamiento por el pito del sereno.

Aquellos inolvidables serenos de nuestra añorada juventud.

Hay más sobre el sector del taxi, no crean, fue un largo y farragoso viaje hasta llegar al lejano recinto, pero no quiero ser muy pesado, para eso ya tenemos a los políticos y a algunos de los jefes de los taxistas. Otro día seguimos.

Y gracias al taxista que amablemente volvió de la feria a recogernos.