Lo de Olona, ¡ay, Macarena! solo fue un susto


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

No dejó de sorprender la abrupta salida de al política de la mejor parlamentaria de Vox en el congreso de los leones. Y los rumores ¡son rumores! tomaron carta de naturaleza. El escaso éxito en tierras de María Santísima, donde se esperaba que fuera necesaria para el gobierno de Moreno, levantó el espanto de la huida hacía tierras más altas de la meseta. Está enferma, nos dijeron. Ha perdido once kilos. Los médicos le han recomendado que deje la política y que descase. Pues nada, a descansar.

¡Puñetas! Tiene que ser grave lo de Macarena. Perder once kilos en un campaña no es para tomárselo a broma. En una campaña se pierde la voz, se pierden votos, no fue este el caso, pero once kilos de golpe. Mi doña me ha dicho que me apunte a una campaña, por si los dejo yo también. Pero aquellos primeros días de congoja y de rumores ¡son rumores! Han quedado disipados en tierras del apóstol Santiago, por donde han transitado los pasos y los andares de Macarena Olona, y ahora con la seguridad de que todo fue un susto, o por lo menos así lo ha comentado ella misma ante los medios.

La tiroides, que la tenía desbocaba, como un caballo a punto de ganar una carrera y se rompió en la recta final de meta.

¿A qué les suena a ustedes lo de la recta final? Quizás a los últimos días de la campaña, que veían los de Vox que las encuestas no recogían el entusiasmo que se vivía en los mítines de Macarena. En esa noche del 19 de junio, cuando los andaluces daban a conocer oficialmente sus votos, el caballo desbocado en que se había convertido la tiroides de Macarena se rompió, como se quedaron en la cuneta las expectativas de Abascal y cía de llegar al gobierno de Andalucía. La carrera había terminado y la imagen no era la de triunfadores, aunque habían logrado dos escaños más en el parlamento.

La apuesta había sido muy fuerte y el beneficio escaso. Y llegó la tiroides de Macarena, y nos dimos en las narices con el rumor de que estaba enferma y que los médicos le obligaban a dejar la política. Nada, chica, que le vamos a hacer. La salud es lo primordial. A cuidarse, le dijimos. Y si algún puedes volver, por aquí andamos.

Dios no hace milagros, aseguraba el montonero hace unas semanas, pero los santos parece que llevan su propio candelario y los hacen cuando es preciso. Lo hace en Mojácar cada año San Agustín por el 28 de agosto, y lo acaba de hacer Santiago y cierra España que logra que Macarena esté en condiciones de poder volver en unos días a la política activa. Lo suyo, ha sido un susto de la tiroides, y eso con medicinas se puede conllevar.

La duda para los que llevamos tantos años escribiendo de esto y de aquello, de estos y de los otros, es saber cuando se nos estaba diciendo la verdad. Ente los rumores de entonces y los caballos desbocaos de ahora tiene que existir algo que aún no hemos conocido. Nos lo podemos colegir, pero asegurar solo lo pueden hacer Macarena y Santiago, no el que cierra España, el otro.

Los caballos más tranquilos vuelven a sus puestos de salida en breve, pero nadie nos va a quitar la sensación de que alguien no nos ha dicho toda la verdad y nada más que la verdad sobre los motivos por los que Macarena ¡ay, Macarena! deja la política de Vox.

¿Los sabremos algún día?