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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos
La cara de María del Mar Agüero era todo un poema. La emoción se reflejaba en sus ojos, y no era para menos. Su niña, la que ha seguido sus pasos en la política recibía el aplauso unánime de un auditorio puesto en pie. La felicidad como madre de esos momentos debía colmarle de tantos sinsabores como la política va dejando en el alma de la gente. Ha valido la pena ¿verdad María? al final has logrado que una Agüero haga historia en la ciudad. Ya puedes volver a casa con la tranquilidad del deber cumplido.
Con los catorce votos previstos María Vázquez ya es alcaldesa de la ciudad de Almería. Estos actos, vistos desde el lado de los vencedores, no dejan de ser un cúmulo de sentimientos que se agolpan en las manos a la hora de aplaudir. Y las palabras pronunciadas hay que medirlas con esos parámetros. Sentimientos y emoción. Lágrimas en las familias, ilusión en los amigos. Y una parte de envidia en los compañeros que no se deja traslucir en ese acto.
El señor Rojas, portavoz de Vox, comenzó su intervención sin fuerza, andaba nervioso el hombre. ¡Agua, que se ahoga! Mejoró algo, y dedicó parte de su intervención al desierto comercial en que ha quedado el centro de Almería, y un mensaje a María, dejar de trabajar de cara a las fotos de la prensa y pensar más en el ciudadano.
A este mensaje me apunto.
Cada vez que habla Miguel Cazorla no sé si lo hace un miembro de Cs o del PP. Ramón, eres un tío estupendo, dijo. Bien empezamos. Digo yo.
Lo del Paseo y su zona de salud es una tontería, manifestó. En esta cuestión estoy de acuerdo con el señor Cazorla. Ese cacho-trozo de paseo que no sirve para nada. Pero Miguel volvió a su tarea: Ramón eres bueno y me pongo a vuestra disposición para lo que necesitéis. Lo harás bien como consejero, llegó a decirle.
Le faltó cantarle aquello de: ¡Ramón, eres cojonudo, como tú, no hay ninguno!
Pero así es Miguel, y no lo vamos a cambiar a estas alturas.
Doña Adriana Valverde nos cantó las excelencias conocidas del socialismo. El problema es que ya las conocemos. No se debe acordar de los casi cuarenta años que han mandado en Andalucía y los resultados que han tenido para Almería, los años de Zp y el agua del Ebro o los que lleva Pedro Sánchez en brazos de Eta y delincuentes catalanes. Eso sí, está dispuesta a hacer una Almería más sostenible. ¿Y cómo? ¿Y quién la sostiene? ¿Ustedes, los políticos? ¿Nosotros, los ciudadanos? Todo tiene que ser sostenible (como el precio de la luz o el de los carburantes) pero no dicen cómo y quién lo va a pagar. Me temo que están pensando en nosotros, no en ellos.
En un comentario de Adriana si estoy de acuerdo. El acto que hoy celebramos, dijo, es por un compromiso incumplido del anterior alcalde, Ramón Fernández-Pacheco. Y en esto la portavoz del PSOE tiene toda la razón. Dijo Ramón que su vida era Almería, y cambió de idea en cuanto lo llamó Moreno Bonilla.
María Vázquez, antes y después de la votación, llenó sus palabras de ilusión, de emoción y de cierto “peloteo” hacia su amigo Ramón. María, te faltó auparlo a los altares como el santo más santo de todos los alcaldes almerienses. Hay quien piensa que te pasaste un pelín. ¿Solo?
Vale, era lo que tocaba, lo entiendo, pero…
Almería ya tiene la primera alcaldesa de su Historia. Y eso si es hacer Historia, Mar Agüero. Me imagino lo feliz que eras en esos momentos.
Con los catorce votos previstos María Vázquez ya es alcaldesa de la ciudad de Almería. Estos actos, vistos desde el lado de los vencedores, no dejan de ser un cúmulo de sentimientos que se agolpan en las manos a la hora de aplaudir. Y las palabras pronunciadas hay que medirlas con esos parámetros. Sentimientos y emoción. Lágrimas en las familias, ilusión en los amigos. Y una parte de envidia en los compañeros que no se deja traslucir en ese acto.
El señor Rojas, portavoz de Vox, comenzó su intervención sin fuerza, andaba nervioso el hombre. ¡Agua, que se ahoga! Mejoró algo, y dedicó parte de su intervención al desierto comercial en que ha quedado el centro de Almería, y un mensaje a María, dejar de trabajar de cara a las fotos de la prensa y pensar más en el ciudadano.
A este mensaje me apunto.
Cada vez que habla Miguel Cazorla no sé si lo hace un miembro de Cs o del PP. Ramón, eres un tío estupendo, dijo. Bien empezamos. Digo yo.
Lo del Paseo y su zona de salud es una tontería, manifestó. En esta cuestión estoy de acuerdo con el señor Cazorla. Ese cacho-trozo de paseo que no sirve para nada. Pero Miguel volvió a su tarea: Ramón eres bueno y me pongo a vuestra disposición para lo que necesitéis. Lo harás bien como consejero, llegó a decirle.
Le faltó cantarle aquello de: ¡Ramón, eres cojonudo, como tú, no hay ninguno!
Pero así es Miguel, y no lo vamos a cambiar a estas alturas.
Doña Adriana Valverde nos cantó las excelencias conocidas del socialismo. El problema es que ya las conocemos. No se debe acordar de los casi cuarenta años que han mandado en Andalucía y los resultados que han tenido para Almería, los años de Zp y el agua del Ebro o los que lleva Pedro Sánchez en brazos de Eta y delincuentes catalanes. Eso sí, está dispuesta a hacer una Almería más sostenible. ¿Y cómo? ¿Y quién la sostiene? ¿Ustedes, los políticos? ¿Nosotros, los ciudadanos? Todo tiene que ser sostenible (como el precio de la luz o el de los carburantes) pero no dicen cómo y quién lo va a pagar. Me temo que están pensando en nosotros, no en ellos.
En un comentario de Adriana si estoy de acuerdo. El acto que hoy celebramos, dijo, es por un compromiso incumplido del anterior alcalde, Ramón Fernández-Pacheco. Y en esto la portavoz del PSOE tiene toda la razón. Dijo Ramón que su vida era Almería, y cambió de idea en cuanto lo llamó Moreno Bonilla.
María Vázquez, antes y después de la votación, llenó sus palabras de ilusión, de emoción y de cierto “peloteo” hacia su amigo Ramón. María, te faltó auparlo a los altares como el santo más santo de todos los alcaldes almerienses. Hay quien piensa que te pasaste un pelín. ¿Solo?
Vale, era lo que tocaba, lo entiendo, pero…
Almería ya tiene la primera alcaldesa de su Historia. Y eso si es hacer Historia, Mar Agüero. Me imagino lo feliz que eras en esos momentos.
