El arroz


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Es de agradecer el trabajo que lleva a cabo el área de festejos del ayuntamiento por enseñar a cocinar a los ciudadanos. En tiempos de vacas flacas como las que estamos viviendo, aprender a hacer unos fideos sin almejas y que sepan, o unas papas con ajo pollo al que no han visto ni en pintura le viene bien al personal. En el cada vez más vacío corazón de la ciudad, el llamado Paseo de Almería, cocineros y vecinos han demostrado las buenas maneras que tienen a la hora de elaborar los mejores y más típicos platos de nuestra gastronomía.

Por ello extraña aún más lo ocurrido en la fiesta dedicada a la mujer en la “caseta popular” con el arroz servido a las invitadas.

Por cierto, señor edil, ¿para cuándo tiene pensada una fiesta igual o parecida para los hombres? ¿no tenemos derecho a ella? No estamos buscando entre todos un mundo donde prime la igualdad. No me parece de recibo que se lleven a nuestras mujeres, entre ellas a mi amiga Milagros a darles un plato de arroz a la caseta y comerles el coco para que cuando lleguen las elecciones se acuerden de ustedes y a nosotros ni mijita.

Los Juanes, Antonios y Pepes de Milagros y las demás donas dejamos ir a nuestra mujeres, no sé si ellas harían lo mismo con nosotros ¿lo harías, cariño, que nos diéramos una vuelta por la caseta popular, tomar unos aperitivos y un plato de arroz?

Un exalcalde socialista de Ohanes, al que un video hizo famoso hace unos años, montó una empresa para hacer paellas por las fiestas de los pueblos. Le vino mal lo de la pandemia, como al resto de los mortales, pero hay que reconocer que las paellas gigantes no le salían mal del todo. Se podían comer. Hace unos meses tuve la oportunidad de probar una de ellas en una fiesta en Fuente Victoria, y sigo dando fe de que se podían trasegar. No estabas en el Envalira de la barriada de Gracia, pero…

No se entiende que con tantos buenos “cocinicas” como tenemos por estas tierras y tantos asesores como tienen los señores políticos, se permita que la paella, mejor dicho, el arroz que se sirvió en la caseta en la fiesta dedicada a las mujeres estuviera pasado, no tuviera sabor a nada y se quedara en los platos como medalla de feria a colocar en el pecho del ayuntamiento y sus responsables.

En Almería tenemos a Antonio Zapata. Libros, conferencias, columnas y comentarios sobre la gastronomía de dentro y fuera de nuestra tierra. Lo mismo no es del agrado del actual consistorio, pero sería uno de los mejores asesores para cuestiones culinarias, y en lo tocante al arroz de este año en la caseta y dedicado a las mujeres, habría hecho falta su conocida sabiduría.

No es el caso de la fiesta organizada a los mayores en la misma caseta días después, justo es reconocerlo, donde los comentarios son buenos en lo que a la comida se refiere. Escarmentados del arroz, digo yo. Una de cal y otra de arena. Así es la vida del político. No te quejes, concejal, tras dos años sin feria, el vino de los maños, el pincho del moro y el mojito de I.u. geniales como siempre. Por cierto, la caseta del Pp ha ganado mucho con la presencia de la cofradía de La Macarena. Se ha comido bien y no ha sido cara. Los chicos de la cofradías son los mejores, lo demuestran en la del medio día en el Paseo, y por la noche en la caseta pepera.

Diego, si el año que viene sigues en festejos, acuérdate de nosotros, los hombres, para una fiesta en la feria. Un día para que hablemos de fútbol y de mujeres sin tener a las nuestras cerca. Paella no queremos, unas birras para abrir boca; unos entremeses, más birras; ajoblanco, más birras, y después cualquier cosa que se le ocurra a Zapata, más birra. La birra que no falte. Eso es muy importante. Es por el calor a esa hora del mediodía. Se suda mucho y hace falta reponer los líquidos perdidos con más birra.

¡Un hurra por la birra!

¡Hurra!

No he oído bien. Más fuerte.