El actor representó este sábado en el Auditorio municipal 'A vueltas con Lorca'
ALMERÍA HOY / 08·05·2022
El artista recibió al público a la entrada del Auditorio Ciudad de Vera acompañado por el pianista Mikhail Studyonov. Ambos ofrecían a los asistentes sonrisas enmascaradas y gel hidroalcohólico. "¿Vas a tocar algo?", preguntaba el músico mientras repartía dosis de poción desinfectante.
Minutos después, ambos se bastaron para llenar de noche y de Lorca el escenario veratense bajo la dirección de Emi Ekai, ante un público cuya complicidad ya habían ganado antes de que comenzara la función.
Y no defraudaron. Todo lo contrario. El espacio se encontraba repleto de motivos lorquianos, entre los que no podía faltar, por ejemplo, el caballo grande. A partir de ahí, Gómez fue desplegando ráfagas del universo contingente al artista granadino. El actor fue la Poncia, Adela, Magdalena, Yerma, Soledad Montoya y la novia de Bodas de Sangre.
Fue Dalí y también Umbral abriendo puertas a diferentes obras del poeta asesinado más vivo de la Historia. Carmelo Gómez, magistralmente apoyado por el pianista-comediante, fue repasando la obra de Federico, desde las 'Casidas' hasta el 'Poeta en Nueva York', y, también, otras de Machado y de Lope, como 'El caballero de Olmedo', tragedia número 13 en el repertorio de 'La Barraca' que no contó con la participación de García Lorca, quien prefirió volver a Granada al encuentro de Caronte, huyendo, tal vez, de la mala suerte que anunciaba el número de representaciones de su grupo de teatro itinerante.
En fin, Carmelo Gómez llenó de Lorca la noche amable de Vera. O, lo que es lo mismo, de teatro, de amor y de muerte. También de muerte, sí, pero con la alegría que derramó durante su vida el más universal de los poetas que hasta hoy han sido. Una obra para disfrutar con los ojos y el corazón abiertos una y otra vez. Una obra para gritar, como en Vera, ¡Viva el Teatro! Con mayúsculas.
Minutos después, ambos se bastaron para llenar de noche y de Lorca el escenario veratense bajo la dirección de Emi Ekai, ante un público cuya complicidad ya habían ganado antes de que comenzara la función.
Y no defraudaron. Todo lo contrario. El espacio se encontraba repleto de motivos lorquianos, entre los que no podía faltar, por ejemplo, el caballo grande. A partir de ahí, Gómez fue desplegando ráfagas del universo contingente al artista granadino. El actor fue la Poncia, Adela, Magdalena, Yerma, Soledad Montoya y la novia de Bodas de Sangre.
Fue Dalí y también Umbral abriendo puertas a diferentes obras del poeta asesinado más vivo de la Historia. Carmelo Gómez, magistralmente apoyado por el pianista-comediante, fue repasando la obra de Federico, desde las 'Casidas' hasta el 'Poeta en Nueva York', y, también, otras de Machado y de Lope, como 'El caballero de Olmedo', tragedia número 13 en el repertorio de 'La Barraca' que no contó con la participación de García Lorca, quien prefirió volver a Granada al encuentro de Caronte, huyendo, tal vez, de la mala suerte que anunciaba el número de representaciones de su grupo de teatro itinerante.
En fin, Carmelo Gómez llenó de Lorca la noche amable de Vera. O, lo que es lo mismo, de teatro, de amor y de muerte. También de muerte, sí, pero con la alegría que derramó durante su vida el más universal de los poetas que hasta hoy han sido. Una obra para disfrutar con los ojos y el corazón abiertos una y otra vez. Una obra para gritar, como en Vera, ¡Viva el Teatro! Con mayúsculas.
