“A las grandes empresas de Pulpí nos une el respeto”

Felipe Gómez dirige una de las grandes compañías de un pueblo con más trabajadores que habitantes. Sostiene que el secreto para el éxito debe consistir en “dormir poco y trabajar mucho”. Cultura del “esfuerzo y del respeto” a las demás empresas y los empleados, “nuestros cómplices”



ALMERÍA HOY / 28·05·2022

- ¿Qué ocurre en Pulpí para que exista una pujanza empresarial inusual?
- No creo que haya ninguna receta. Pero si existe un secreto, tal vez sea dormir poco, trabajar mucho y mirar constantemente el mundo en busca de oportunidades para mejorar. Históricamente, Pulpí ha sido un municipio agrícola, pero ahora hay muchas empresas abiertas a otras actividades que lo están haciendo muy bien.
- ¿Y no hay ninguna característica especial?
- No sé si existe un ADN específico pulpileño, pero es cierto que los jóvenes del pueblo montan un negocio en cuanto terminan sus estudios. Se la juegan todos los días. Crean empresas familiares y salen cada mañana a luchar por la vida. Saben que no hay nada que no puedan hacer. Arriesgan su dinero y creen en las personas de que se rodean.
- ¿No cree que las grandes empresas que hay en el pueblo suponen una fuente de oportunidades.
- Eso es verdad. Las compañías más grandes ofrecen múltiples oportunidades, y no sólo a empresas auxiliares. El equipo de Peregrín es de aquí. Son pulpileños que nos conocemos de toda la vida y Peregrín apuesta por ellos. Los empresarios del pueblo que trabajan para nosotros afrontan el reto de demostrarse a sí mismos lo que valen. Realizan un magnífico trabajo. Son capaces de hacer lo mismo que cualquier gran compañía y competir en buena lid. Una prueba es que los polígonos industriales del municipio están completos. En cuanto a emprendimiento, Pulpí es de Champions League, si se me permite la inmodestia.
- También es verdad que han contado con grandes referentes. Lorenzo y Frasquito Belmonte, Cecilio Peregrín, Antonio Peregrín, Diego González… Todos ellos fueron emprendedores en momentos muy difíciles, cuando ni siquiera había agua.
- ¡Vaya nómina que ha nombrado! Ellos son los fundadores de la riqueza actual. Crearon empresas en las que hoy trabajan sus hijos y nietos. Algunos de sus descendientes dieron a luz sus propios negocios. Ellos nacieron en un secarral y supieron traer el agua con el convencimiento de que es la fuente de la vida. Han hecho mucho por Pulpí. Mi empresa cuenta con 70 años de Historia. Eso no es casualidad. Significa que existen raíces muy profundas y que se ha creado escuela. Quiero recordar a quien fue mi gran referente y amigo: Alonso Baraza. Llegó a ser juez de paz, ingeniero agrónomo… Falleció muy joven, pero en el pueblo le tenemos siempre presente. Era un hombre de bien. Se empleó a fondo para que todas las empresas de Pulpí estuvieran unidas.
- Empresas gigantes creadas en muchos casos por personas modestas, con escaso bagaje académico pero innegablemente audaces e inteligentes.
- Los colegios no ofrecen inteligencia. Los fundadores de estas compañías apenas fueron a la escuela, sin embargo, eran unos visionarios. Tenían el don de ver lo que otros no alcanzaban a vislumbrar. A partir de ahí, han creado auténticos emporios basados, fundamentalmente, sobre el respeto. Construyeron empresas diferentes, con gestión independiente, pero todas unidas. Frasquito Belmonte fue un buen ejemplo. Él era un tratante que se la jugaba a diario con su dinero. Igual podemos decir de Lorenzo y Diego Belmonte, Cecilio Peregrín, Antonio Peregrín y su hermano… La empresa Peregrín comenzó hace 70 años produciendo alcaparras. Después probó con las almendras, hasta que, finalmente, se ha convertido en el referente mundial del ajo. Hace unos días hemos recibido el premio ‘Gran Selección’. Es necesario tener siempre algo en la cabeza que ayude a saber lo que hay que hacer.
- ¿Y la rivalidad, existe?
- En absoluto. Las empresas deben gastar sus energías en su propio desarrollo. En Pulpí nos une el respeto. No competimos entre nosotros. Al contrario. Desarrollamos muchas acciones conjuntas. Ya tenemos a Lorenzo López –de Makito- esforzándose en que permanezcamos unidos. Ése es el éxito de este pueblo.
- ¿Cuál es el origen de Felipe Gómez? ¿cómo empezó para llegar al lugar que hoy ocupa?
- El trabajo. No ha sido casualidad. Hace muchos años que empecé con un amigo en una empresa de seguros… Mi padre decía que el sofá no se calentaba. De estudiar a trabajar. Teníamos grabada la cultura de que todo se consigue gracias al esfuerzo y el respeto. Es algo que tenemos en común los pulpileños. Tal vez por esa razón hay tantos médicos, ingenieros y buenos profesionales en este pueblo.
- Vayamos más al principio, al inicio de todo, ¿cómo eran sus padres?
- Los mejores. Mi padre emigró a Holanda, en 1969, un poco por mi culpa. Nací con parálisis braquial y el hombre se fue a ganar dinero para darnos de comer y afrontar mi tratamiento. Yo era el segundo de cinco hermanos.
- ¿Cómo le conocen en Pulpí?
- Mi padre era Felipe de la Casa Tejá; mi madre, la hija de José el Morico y yo Felipe el de Peregrín o el hijo de Felipe el de la Casa Tejá.
- Lo de Peregrín será por el tiempo que lleva trabajando para la empresa. - Así es. Muchos años. Me presentaron el proyecto, me ofrecieron trabajar con ellos y acepté. Entonces era una empresa pequeñita. Estaban don Juan Peregrín y su hermano Antonio. Aún vivía Juan Peregrín Peregrín. En principio me dedicaba a la contabilidad. Después fui director comercial, que era mi auténtica pasión. Más tarde hubo una salida accionarial y me propusieron la Dirección General.
- ¿Cuánto facturaba Peregrín en esos tiempos?
- ¡Uy! Muy poco. Hoy superamos los cien millones de euros.
- ¿Entre todo el Grupo?
- Sólo Comercial Peregrín. Es una empresa familiar; de personas. Para mí, la mejor.
- ¿Qué se valora en una persona para promocionarla a la alta dirección de una empresa?
- Cada empresa tendrá un conjunto de exigencias que no tienen por qué coincidir con las de otra empresa. Lo que es cierto es que a estos puestos no se llega por casualidad y tampoco es la casualidad la que hace que alguien se mantenga con el paso de los años. En mi caso tuve claro desde el principio que debía rodearme de personas que supieran hacer lo que yo no sabía. Profesionalicé la compañía y creé un comité de dirección por el que pasan todas las decisiones. Estudiamos los asuntos en equipo y decidimos por consenso y sentido común. Aquí no se hace nada –disculpen la expresión- ‘por cojones’. La familia Peregrín me ha permitido moverme con libertad y me ha apoyado en este camino. Mientras tanto, no paro de formarme. Ahora estoy haciendo un máster en la Universidad San Telmo en el que tengo como compañeros a los directores generales de Covap, Carrefour y otras grandes compañías.
- En esos lugares se hacen buenas relaciones.
- Para mí es fácil. Soy muy extrovertido. Llego bien a la gente y me preocupo de no quedar nunca por encima. En esos foros conoces a personas importantes; te relacionas con ellos y son teléfonos que te van a atender cuando lo necesites.
- Ha mencionado usted antes la cercanía con los empleados, ¿cómo se hace cuando la plantilla ronda o supera los 1.000 trabajadores?
- Conozco a la mayoría de los empleados de Peregrín. ¡Y llegamos a los 1.600 en algunas campañas a lo largo del año! Soy consciente de que el éxito de la compañía depende de ellos. Si no se sienten bien nadie gana. Contamos con trabajadores de 45 nacionalidades. Es muy complejo relacionarse en ese contexto, pero lo hacemos. Organizamos actividades para ellos y cumplimos escrupulosamente en cuanto a salarios y derechos. Todos conocen y respetan a don Antonio Peregrín, que frecuenta la empresa. Les ofrecemos respeto y ellos nos lo devuelven. Les tratamos con cercanía. Estamos convencidos que una compañía lejana acaba convirtiéndose en un ente burocrático frío e indiferente. Por el contrario, nosotros buscamos el compromiso y complicidad de quienes trabajan en Peregrín. Saben que, si tienen algún problema, estamos a su disposición para tratar de resolverlo.
- ¿Continúan los hijos implicados en la empresa?
- Está Juan Salva Peregrín. Desde que me hice cargo de la Dirección es mi gran apoyo, además de mi amigo. Uno de los objetivos que nos propusimos consistió en dar visibilidad a la empresa. Nos parece muy importante y quisimos hacerlo por medio de vuestro grupo de medios: ACTUALIDAD ALMANZORA, RADIO ACTUALIDAD y ALMERÍA HOY. Nos parecen magníficas ventanas a la comarca y al mundo. Y no sólo a nosotros. Compartimos la misma percepción con otras grandes compañías familiares, como Cosentino o el Grupo Vera Import de José Antonio Flores, dos grandes referentes, con sus respectivas peculiaridades, de esta tierra.
- No hace mucho se creó AGRINTAL (Asociación de empresas agroalimentarias de agricultura intensiva al aire libre de Almería) de la que Peregrín es socio fundador. ¿Qué finalidad tiene?
- Que la Administración no nos ponga obstáculos. Una mala gestión puede arruinar a cualquiera, pero no es admisible que una empresa tenga que cerrar o despedir trabajadores a causa de problemas generados por la propia Administración. Nosotros estamos vinculados al sector primario. Nuestro fin consiste en proporcionar alimento a muchas familias y, con esa tarea, hoy llegamos a todo el mundo. Incluso a Australia. Hemos demostrado nuestro valor en plena pandemia, asegurando que no faltaran en las tiendas productos para comer. Ahora pedimos menos agradecimientos y más ayudas. Siguiendo el ejemplo de grandes hombres pulpileños, como Lorenzo Belmonte o Javier Serrano, cuando reclamamos ayudas, no estamos pidiendo dinero. Con que no inventen problemas a todas luces inexistentes nos damos por satisfechos.
- Belmonte, Serrano y otros nombre distinguidos de la zona lideraron la lucha por el trasvase del Negratín, que tanta riqueza ha proporcionado a la comarca.
- Ellos unieron a los regantes para construir una conducción con la que traer agua a la comarca. La estamos pagando los agricultores, pero las medallas se las cuelgan los políticos. Eso no nos preocupa. ¡Que se harten de fotos, pero que nos dejen trabajar! Ahora estamos promoviendo el Puerto Seco de Pulpí, que será esencial para la economía comarcal. Se trata de una gran área logística para todo el Levante y Norte de Almería que se construirá con el dinero de grandes empresas como Makito, Cosentino, Primaflor o Peregrín. Sabemos la importancia de ahorrar en huella de carbono y en costes de transporte. También creemos en el futuro. El dinero puede languidecer en la cámara acorazada de un banco o dar vida a toda una comarca poniéndolo a trabajar. Espero que la Administración no nos ponga obstáculos. Sería un mal síntoma para el país. Aquí vivimos la agricultura de otra manera. Hacemos cosas diferentes. Esto no es el mar de plástico del Poniente ni tampoco Murcia.