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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos
Es de imaginar que, como la mayoría de los ciudadanos interesados en la política de nuestro país y de los partidos políticos que se dicen democráticos, y por ende preocupados por la gobernabilidad futura de España, me he pasado el fin de semana pendiente del congreso del Partido Popular en tierras de María Macarena.
Este lo he seguido a través de la pequeña pantalla, otros, en años ya casi olvidados, me los he tragado en vivo y en directo. Ni en aquellos hubo sorpresas, no las ha habido en este. Aplausos, gritos de los buenos que son y palabras, hermosas palabras de lo que han hecho y de lo que van a hacer.
Lágrimas, o casi en el amortizado Casado, intento de salvar la cara Rajoy tras su nefasto gobierno y su peor salida al dejarnos en manos de los actuales gobernantes, Ayuso buscando ajustar cuentas y Feijóo intentando vender una política moderada, la misma que hizo presidente a otro gallego de triste recuerdo, y que fue el nacimiento de Vox y de los chicos de Abascal.
El tono de Feijóo gusta, es mesurado, pero contundente cuando le parece oportuno, bastante distinto al de su secretaria general, Cuca Gamarra, que parecía una cotorra con la lección aprendida y con prisas para acabar la clase y no la llamara a otras tareas el profesor. Con Feijóo nos quedamos los oyentes sin saber, como es habitual en un gallego, si sube o si baja. Habló bien, no lo vamos a negar, pero no dijo nada que nos diera una pista de por dónde irá su política, si algún día llega a la presidencia del gobierno.
“Aquí no hay más patriotas, ni más españoles que nadie”. Bien dicho, Feijóo, pero ahora hace falta que lo ponga usted en marcha, que lo haga realidad, vamos. Y el Pp, recuerde, ha sido tan culpable de lo que viene sucediendo en Cataluña o en el País Vasco, en Baleares o Valencia, sin olvidarnos en Galicia, con temas tan evidentes como es la educación de los chavales y el deseo y libertad de los padres a la hora de las enseñanzas de sus hijos.
Nos dejó con las ganas de saber lo que piensa de la Memoria Histórica, de las leyes de género, de la economía, de los impuestos, del aborto, de la España vaciada, de los miles y miles de ustedes, políticos sin oficio ni beneficio que vienen saqueando las arcas públicas.
El Pp defiende la constitución, dijo el señor Feijóo con voz engolada. Bien, pero eso no se está produciendo ni siquiera en su comunidad en lo que a la lengua oficial de todos los españoles y su enseñanza se refiere.
Se me acaba el espacio, pero se me queda en el tintero para otra ocasión la presencia de Almería en este nuevo Pp de Feijóo. No he visto el nombre de Javier Aureliano en los cargos de dirección.
¿Qué pasa Javier, tus apoyos a Casado en otros tiempos te han pasado factura en las listas del gallego? ¿Moreno bonilla no te tiene entre sus hombres de confianza?
Solo el de Ramón Fernández-Pacheco Monterreal entre los dirigentes del Pp. Le ha costado, pero al final Ramón está reivindicando el apellido de su abuelo, es la primera vez que lo veo escrito oficialmente. Vaya, por fin el nieto lo reconoce.
Este lo he seguido a través de la pequeña pantalla, otros, en años ya casi olvidados, me los he tragado en vivo y en directo. Ni en aquellos hubo sorpresas, no las ha habido en este. Aplausos, gritos de los buenos que son y palabras, hermosas palabras de lo que han hecho y de lo que van a hacer.
Lágrimas, o casi en el amortizado Casado, intento de salvar la cara Rajoy tras su nefasto gobierno y su peor salida al dejarnos en manos de los actuales gobernantes, Ayuso buscando ajustar cuentas y Feijóo intentando vender una política moderada, la misma que hizo presidente a otro gallego de triste recuerdo, y que fue el nacimiento de Vox y de los chicos de Abascal.
El tono de Feijóo gusta, es mesurado, pero contundente cuando le parece oportuno, bastante distinto al de su secretaria general, Cuca Gamarra, que parecía una cotorra con la lección aprendida y con prisas para acabar la clase y no la llamara a otras tareas el profesor. Con Feijóo nos quedamos los oyentes sin saber, como es habitual en un gallego, si sube o si baja. Habló bien, no lo vamos a negar, pero no dijo nada que nos diera una pista de por dónde irá su política, si algún día llega a la presidencia del gobierno.
“Aquí no hay más patriotas, ni más españoles que nadie”. Bien dicho, Feijóo, pero ahora hace falta que lo ponga usted en marcha, que lo haga realidad, vamos. Y el Pp, recuerde, ha sido tan culpable de lo que viene sucediendo en Cataluña o en el País Vasco, en Baleares o Valencia, sin olvidarnos en Galicia, con temas tan evidentes como es la educación de los chavales y el deseo y libertad de los padres a la hora de las enseñanzas de sus hijos.
Nos dejó con las ganas de saber lo que piensa de la Memoria Histórica, de las leyes de género, de la economía, de los impuestos, del aborto, de la España vaciada, de los miles y miles de ustedes, políticos sin oficio ni beneficio que vienen saqueando las arcas públicas.
El Pp defiende la constitución, dijo el señor Feijóo con voz engolada. Bien, pero eso no se está produciendo ni siquiera en su comunidad en lo que a la lengua oficial de todos los españoles y su enseñanza se refiere.
Se me acaba el espacio, pero se me queda en el tintero para otra ocasión la presencia de Almería en este nuevo Pp de Feijóo. No he visto el nombre de Javier Aureliano en los cargos de dirección.
¿Qué pasa Javier, tus apoyos a Casado en otros tiempos te han pasado factura en las listas del gallego? ¿Moreno bonilla no te tiene entre sus hombres de confianza?
Solo el de Ramón Fernández-Pacheco Monterreal entre los dirigentes del Pp. Le ha costado, pero al final Ramón está reivindicando el apellido de su abuelo, es la primera vez que lo veo escrito oficialmente. Vaya, por fin el nieto lo reconoce.
