"La Cultura de El Argar fue hace 4.000 años la primera edad de oro de Europa"

El doctor Rui Parreira, director de Bienes Culturales del Algarve, es uno de los ponenetes en el Simposio Internacional en El Argar. Sus investigaciones están centradas en el tránsito de la Edad del Cobre a la del Bronce en esa región portuguesa



ALMERÍA HOY / 28·04·2022

- Para empezar, dígame, ¿qué hace un portugués en un simposio sobre El Argar?
- En Portugal, la Edad del Bronce comenzó a ser conocida a principios del siglo XX, y los arqueólogos la llamaban entonces Bronce Argárico precisamente porque detectaban relaciones en el ámbito atlántico-mediterráneo de la Península Ibérica. Por eso se les ocurrió a los organizadores y al director científico de este Simposio, el profesor Oswaldo Arteaga, que Portugal debía estar presente en el ámbito de debate sobre la Cultura de El Argar como base de conocimiento, difusión y puesta en valor del yacimiento antense. Por eso estamos aquí algunos portugueses: Por una relación muy antigua del sur de Portugal con Almería.
- ¿Esa conexión se debió a viajes de personas entre el Algarve y El Argar hace 4.000 años?
- Las élites de los estados emergentes en esa época de transición del tercer al segundo milenio a. C. y durante casi la totalidad del segundo milenio, sí tenían relaciones entre ellas. No sabemos aún cuánto se movía la gente, pero sí que circulaban los productos; fundamentalmente los de mayor prestigio. Eso significa que existían contactos políticos en todo el ámbito sureño de la Península. También hubo un intercambio de ideas. Por eso observamos cierta familiaridad entre los objetos. Sobre todo, existió una relación civilizacional en ese ámbito atlántico-mediterráneo, porque estas sociedades se encontraban inmersas en el mismo proceso de transformación histórica.
- Su contribución al Simposio consiste en una ponencia sobre la transición de la Edad del Cobre a la del Bronce, ¿existió una continuidad? ¿se trataba de los mismos pobladores con una organización social diferente?
- A nivel de continuidad de población, sí. Sin embargo, hubo un colapso de sistema político. Entre el Calcolítico [Edad del Cobre] y la emergencia de la Edad del Bronce se produjo un cambio muy profundo. Se pasó de un sistema en el que los intercambios y tributaciones se hacían en grandes territorios gestionados desde macroaldeas, es decir, ciudades con más de 20 Has de extensión, con sus necrópolis, que controlaban políticamente todo el entorno, que pagaba impuestos a esos poblados centrales en que vivía la élite, que promocionaba grandes obras públicas, como las grandes tumbas megalíticas monumentales, a otro periodo de autarquías más pronunciadas, con emergencia de élites guerreras que caracteriza el segundo milenio a. C. Mis investigaciones como prehistoriador han incidido en esta transformación desde una sociedad más o menos estable, a la inestabilidad política que supuso la Cultura del Bronce y el incremento de sociedades estatales característico de El Argar. Tiene por base la cultura material, pero interpretada en términos históricos.
- ¿Existió también en el Algarve esa distribución de la población en asentamientos fortificados en la cima de montañas dependientes de otros mayores edificados en llanos?
- En el Algarve conocemos muy mal los lugares de poblamiento. Tenemos el modelo apuntado por los hermanos Siret en esta zona de Almería, pero no podemos trasladarlo a lo que ocurrió en la vertiente atlántica. Los cambios y la organización del territorio fueron diferentes en uno y otro extremo de la Península Ibérica. Existió un interés muy grande por sistematizar lo que ocurrió en el segundo milenio a. C. en el Sur de Portugal, tanto en el Alentejo como en el Algarve, por parte del doctor Hermanfrid Schubart, que es un referente también en el Sureste peninsular. A partir de ahí, se han desarrollado muchos estudios sobre la Edad del Bronce meridional portugués, sin embargo, el conocimiento no es tan profundo como el que hay, por ejemplo, de Fuente Álamo gracias a las investigaciones llevadas a cabo por el Instituto Arqueológico Alemán. En Portugal conocemos sobre todo las necrópolis, y estamos en proceso de investigación.
- Además de investigador, usted es el director de Bienes Culturales del Algarve, ¿en qué consiste su trabajo?
- Básicamente, en promover el retorno social que genera el trabajo arqueológico. Dedico mucho tiempo a la puesta en valor de los sitios, la transmisión del conocimiento generado por la investigación a la ciudadanía y, también, la promoción de ese conocimiento como un factor de desarrollo y valoración turística de los territorios. La conexión entre cultura y turismo no siempre es fácil Es como una relación amorosa mal resuelta. No pueden pasar la una sin el otro, pero corremos el riesgo de que acaben matándose. Solucionar ese conflicto forma parte de mi tarea. El éxito contribuye al mantenimiento de los yacimientos que ponemos en valor. Tras desenterrar y conservar, no podemos abandonar el esfuerzo realizado a la intemperie y los agentes atmosféricos. Además, hay que evitar que la presión turística acabe destruyendo el lugar. Son muchos los puntos de equilibrio que hay que lograr.
- Para terminar, hemos hablado de la relación entre el Sureste y el Suroeste de la Península en la Edad del Bronce y entre los yacimientos y el desarrollo del territorio, ¿es deseable una conexión entre la Cultura de El Argar y el Algarve en el siglo XXI?
- Sin duda. En las relaciones internacionales es muy importante el trabajo en red, sobre todo a la hora de aplicar fondos comunitarios en el desarrollo de los territorios. Es fundamental continuar trabajando en los diferentes programas europeos, que son herramientas muy potentes. No olvidemos que aquí, hace 4.000 años, vivimos la primera edad de oro de Europa.