Al PSOE le preocupa que el PP pacte con Vox


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

¿No tienen ustedes la impresión de que en este país algunos pueden hacer en política lo que les de la real y santa gana, y otros han de pasar por el arco que estos quieren? En política cada uno va a defender sus intereses, que generalmente no suelen ser los de los ciudadanos para desgracia nuestra, y a los demás aquello de “ajos y agua”, que es lo único que de verdad nos queda.

El secretario general del PSOE en Almería, don Juan Antonio Lorenzo, andaba hace unos días muy preocupado, así lo manifestaba el hombre en una entrevista hace unas semanas, ante la perspectiva de que el Partido Popular pactara con la gente de Vox. Es evidente que el pacto, cualquier pacto, será en torno a los votos que cada partido logre en las elecciones, y creo, lo mismo estoy equivocado y algún maestro podía darme una clase, que esos votos provienen de los ciudadanos ¿o no es así?

Nos pueden gustar más o menos los pactos del Psoe con Podemos, pero los españoles, hombres y mujeres, dieron en las elecciones ese poder a los podemitas, y aceptar la democracia es asumir que Díaz, Belarra, Montero y Garzón estén en el Gobierno, aunque algunas de las cosas que hacen nos parezcan aberraciones que van contra la lógica de gobernar. Los demás contubernios que tiene el PSOE de Sánchez con proetarras, delincuentes catalanes y otras gentes de “buen vivir” se pueden ver como pactos o simplemente como apoyos puntuales en determinados momentos. Algo como lo que hace Vox en el parlamento de Andalucía con PP y Cs, o en algunos otros puntos del país. Y hay que aceptarlos como lo que son, derechos de los partidos a los que hemos votado para que hagan con nuestros votos lo que les de la real y santa gana.

Si le ha molestado que se aprovechen de algunos de estos apoyos, y no está usted de acuerdo con esos pactos puntuales, ya sabe, en las próximas elecciones que los vote su santa madre, si es que aún vive la mujer.

Nos puede gustar más o menos, incluso estar en contra de lo que voten unos ciudadanos, pero de ahí a querer demonizar al personal va un abismo. Es posible que se equivoque o nos equivoquemos al votar, yo el primero, pero el voto es mío y se lo doy a quién me sale de las narices. Y si a alguien no le gusta, volvemos a lo de “ajo y agua”.

¿No es esa la democracia?

¿Le tenemos miedo a lo que voten las gentes de esta tierra?

¿O le vamos a prohibir a la gente que vote al partido que quiera, le guste y se le pase por el forro de sus c…aprichos?

Parece que es lo que quieren algunos militantes de partidos políticos. ¿No estarán pensando en lo que pueden perder, empezando por sus sueldos?

Saben a lo que le tenemos miedo los votantes, a que los líderes de los partidos, esos en los que uno confía en un momento dado y les damos el voto, desentonen cantando “La Traviata de Verdi” y echen a perder el hermoso espectáculo. Y eso ha venido ocurriendo con demasiada frecuencia en los últimos años, décadas diría, en estas hermosas tierras de la península ibérica, a las que algunos le siguen llamando España.

Si nos quedamos con los años de Gobierno de Sánchez, no creo que haya habido presidente que haya cambiado más el programa con el que se presentó a las elecciones, que haya mentido más y sin preocuparle quien ocupaba su cama a la hora de conciliar el sueño.

¿Y lo ha conciliado?

Nos decía, se acuerdan, que no lo podría hacer.