…Y Mar Segura prendió una “Luz en el desierto”


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PASEO ABAJO/ JuanTorrijos

Los lugares, los paisajes, los enclaves, por muy hermosos que sean, por muy profundos que nos parezcan, necesitan del calor humano para que se sientan vivos. Lucainena de las Torres, ese pueblo que viene dirigiendo Juan Herrera desde tiempo inmemorial, que ha hecho de sus calles y paredes refugio de geranios, de colores y de aromas, es gracias a sus mujeres el latido de sus flores en las fachadas, donde nuestras miradas se pierden entre sus estrechas callejuelas.

En medio de este pueblo que se siente protegido por su gran peñón y que mira a ese desierto de Tabernas, paisaje lunar donde los haya, una mujer valiente como Mar Segura, que lleva prendidos en sus retinas los viejos paisajes de la tierra de sus antepasados, decidió avivar una Luz que se había ido extinguiendo en el tiempo.

Desde hace unos meses Montesión, “Luz del desierto”, vuelve a iluminar las noches de Lucainena, ve amanecer sus días y como a la caída de las tardes de invierno contempla como los viejos lobos de siempre siguen subiendo a lo más alto de su peñón a aullarle a la luna. Al hermoso paisaje que rodea Montesión, al encanto de sus salones, al calor de sus chimeneas, a los sabores de sus buenos potajes solo le faltaba ese toque que solo le puede dar el ser humano. Y Mar Segura, con su hermano Juan y Leonor, han conseguido que degustemos los aromas, los colores, los sabores y los encantos que desprende un lugar que vuelve a ser el Faro que desde Lucainena ilumina el hermoso desierto de Tabernas.

A veces la magia que desprende una mujer, no se puede imaginar de otra manera, es capaz de hacernos sentir y creer que el mundo anda por donde ella camina, que comienza y vive donde ella se asienta, y que es a través de sus ojos como vemos el lugar que nos va mostrando.

Han sido otros rostros los que estuvieron al frente de este lugar, pero ha sido ella, Mar Segura, la que ha conseguido que Montesión se haya convertido en esa “Luz del desierto” que atrae al viajero, al que se ha perdido entre las dunas, al que busca un refugio donde la paz y el descanso le renueven las fuerzas, al que quiere seguir escuchando a los viejos lobos aullar en las noches del invierno a la inalcanzable luna.

Es hermoso recuperar lugares que se habían perdido. Y es de agradecer que Mar se haya enfrentado con Juan y Leonor, sus hermanos, a un nuevo reto en su carrera: Dar vida y luz en Lucainena de las Torres a Montesión. Y que esta “Luz del desierto” no se vuelva a extinguir nunca más.

…Y Mar Segura seguirá iluminando el desierto de Tabernas desde el faro de Montesión. Gracias, Mar.