Serena: Crónica del descubrimiento de un castillo olvidado

Serena fue una población independiente en época nazarí, más grande que el núcleo poblacional actual. Tenía su propia mezquita y… ¿no habría de tener también su propio castillo?


Aspecto que debió presentar el castillo de Serena.

JUAN ANTONIO SOLER JÓDAR* / ALMERÍA HOY / 05·02·2022

Era evidente que debía tenerlo, ya que durante el reinado del rey de Granada Muhammad V (1354-1358 y 1361-1390) se construyeron y repararon la mayor parte de las fortalezas de la frontera. Se estableció que cada población, por pequeña que fuese, debía disponer por lo menos de una torre de refugio para la población. No obstante, hace una década no se conocía la existencia de ninguna. Pero debió existir y era preciso hallarla. La clave para encontrarla fue el Libro de Repartimiento y Apeo. Ese documento indicaba claramente la presencia de una “antigua fortaleza” a un lado del gollizno [estrechamiento] del camino que seguía desde el pago de la Coca hasta el de la Mar. Serena es uno de los pueblos de Almería que mejor ha conservado su pasado musulmán, el sistema de riego y los pagos prácticamente no han cambiado. Fue realmente un juego de niños seguir las indicaciones hasta localizar los restos de la fortaleza.

Para conseguirlo, el primer paso consistía en imaginar cómo era. El castillo debió contar con dos superficies a diferentes alturas, y la entrada tuvo que ubicarse en el vértice sureste, donde una pequeña torre tendría que servir de defensa del punto de acceso. Así, los restos de la fortaleza habrían de estar sobre la cima amesetada de un cerro. No existen caminos para subir al lugar que reunía todos los requisitos para haber erigido el bastión, y los vestigios eran casi invisibles, pero se hallaron algunos restos de cerámica en uno de los lugares candidatos.

Posteriormente, algunos vecinos informaron de la aparición de una serie de monedas y otros restos, al parecer relacionadas con unas excavaciones realizadas en la zona para el soterramiento de una línea eléctrica durante los años 80 y 90, en el cerro de la Cruz. El hallazgo se conoció como el tesorillo de Serena, en el que destaca un felus datado en 1474 o una fracción de un dinar de Muley Hacén.

También se pudo constatar la presencia de los restos de una antigua atalaya en ese mismo cabezo, que aseguraría un control de los accesos a Serena desde Bédar y un punto de comunicación con el castillo vecino, con el que no hay una conexión visual directa.

LA MEZQUITA

Como ya se ha apuntado, Serena, en su calidad de municipio independiente, contaba con su propia mezquita, cuyas ruinas se han conservado milagrosamente gracias a que, tras ser utilizada como iglesia, se destinó a almazara de aceite. Se trataba de una sólida construcción, prácticamente desprovista de decoración, que podía ser usada como fortaleza en caso necesario.

Había quien dudaba de que el viejo edificio hubiera sido realmente una mezquita, evocando su parecido con la ermita mudéjar de Santa Fe de Mondújar. El parecido es evidente, pero queda también la duda de que esta ermita no esté construida sobre una antigua mezquita. Dado que Serena se entregó pacíficamente al rey Don Fernando en 1488, tras la caída de Vera, la mezquita no debió sufrir daños y, de la misma manera que se ha constatado documentalmente que la de Bédar se reconvirtió en iglesia, es lógico pensar que en Serena ocurriera lo mismo, para lo cual debió sufrir una serie de modificaciones.

En cuanto a la mezquita de Serena, el prestigioso historiador José Ángel Tapia Garrido afirma en su obra ‘Historia general de Almería y su provincia, volumen 7’ que “estuvo en uso hasta el 1.570, en que los moriscos abandonaron el lugar y se arruinó”.

Por otro lado, los expertos de la Consejería de Cultura que estudiaron las ruinas para su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), fueron también claros en este aspecto: “La Ermita de Serena, edificio originariamente construido para albergar una mezquita, presenta una inusitada dimensión espacial para su tipología, y fue adaptado al culto cristiano tras la conquista cristiana de Bédar, manteniendo dicho uso religioso hasta la construcción, a fines del siglo XVII, de la iglesia parroquial de la localidad”.

Es por esto que, a pesar de algunos comentarios, podemos afirmar con seguridad que estamos ante una antigua mezquita, eso sí, reconvertida en iglesia mudéjar con posterioridad. Fue el hecho de que Serena acabara como una pedanía de Bédar, lo que permitió que se conservara hasta hoy en día, ya que en el municipio matriz se construyó una iglesia nueva y la vieja acabó desapareciendo.

DEMOLICIÓN DEL CASTILLO

Sin embargo, a diferencia de su mezquita, el castillo de Serena fue demolido. Lo mismo pasó con el de Bédar. Y fue algo lógico, ya que, como no hubo una ocupación inmediata por parte de tropas cristianas de estas fortalezas, se quería evitar que fueran utilizadas por los moriscos en caso de insurrección.

Tipológicamente, los de Serena y Bédar fueron pequeños castillos roqueros que contaron con una torre principal y una o dos más para proteger la entrada. El de Bédar era un poco más grande que el de Serena, y más antiguo, con una herrería y un pequeño arrabal en la loma del cerro, datado al menos de la época del califato, pero sólo un estudio arqueológico podría sacarnos de dudas.

Parece ser que se tomaron más molestias en destruir el castillo de Serena, del que prácticamente no quedó nada en pie, y hasta el aljibe fue completamente arruinado.

*Publicado en El Faro de Bédar.