¡Que se besen, que se besen!


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PASEO ABAJO/ Juan Torrijos

Y es que el amor brilló en El Ejido entre Góngora, PP y Alarcón, PSOE.

En un día como el catorce de febrero, en el que el mundo está celebrando la festividad de San Valentín (aquel cura que fue capaz de casar a amigos y enemigos) es jornada para el amor, la rosa, el corazón (sea este de melón o no) y el sacrificio por lo que se ama, se aprecia, se necesita. El lunes tocaba olvidar agravios, ofensas pasadas y futuros, si estos venían pintados de negro, y a ellos se dispusieron dos hombres en nuestra provincia.

En el ayuntamiento de El Ejido Góngora Pp y Alarcón Psoe han demostrado que con voluntad se puede llegar al amor. Amor que solo busca beneficiar a los ciudadanos del pueblo. Y ante ese amor que se sacrifica (el amor no deja de ser un sacrificio diario), no podemos por menos que sentirnos unidos a ese sentimiento que se ha hecho presente en El Ejido entre dos personas, dos partidos, dos formas de sentir y de pensar.

¡Que se besen, que se besen!

Extraños compañeros hacen las camas, cierto es, pero es hermoso cuando esos extraños son capaces de encamarse por el bien de unos vecinos, obviando por un tiempo lo que les enfrenta y les hace ser enemigos. Góngora y Alarcón han hecho ayuntamiento en todas las excepciones que nos pueda ofrecer la Rae, y lo lamentable es que lo logrado por estos dos hombres no se vea reflejado en otros gobiernos de este país.

A esos gobierno les faltan hombres enamorados de sus ciudadanos, de sus súbditos, de sus pacientes compatriotas.

Y estoy pensando en ese gobierno que solo ha logrado dividir a los españoles, que los viene enfrentando con leyes y tiempos que deberíamos dejar para los historiadores, con asesinos a los que se les trata mejor que a las víctimas, con delincuentes a los que se les amnistía por unos votos, con comunidades a las que se les da un trato preferencial solo porque un señor, como Pedro Sánchez, quiere mantener el poder a costa de lo que sea. A costa de millones de españoles que pierden su trabajo, que pierden su fe en los políticos, que pierden la esperanza de una vida mejor para todos.

¡Que se besen, que se besen!

El ejemplo de Góngora y Alarcón en El Ejido no estaría mal que tuviera reflejo en otros lugares del país. Si la política es el arte de llevarse bien, si la política debe unir y buscar puntos en común para una vida mejor de los ciudadanos, una vela habría que ponerle a San Valentín, buscando que su mensaje pueda llegar a tanto imbécil como pulula por la política española. Pero me parece que le estamos pidiendo peras al algarrobo. Y son demasiados “algarrobos” los que vemos mandando en los partidos políticos que nos rodean. No sé si se abrazaron o se besaron Góngora y Alarcón en el pleno municipal del ayuntamiento ejidense, pero si lo hubieran hecho no habría sido un mal colofón para una jornada en la que primó, según ellos, el amor a los ciudadanos de su pueblo.

¡Qué majos son!

Hoy tocaba hablar del amor, otro día habrá que analizar la implicación de los partidos en el presupuesto.